Arzobispo de Yangon a los líderes religiosos: construir juntos un Myanmar de paz y justicia
de Francis Khoo Thwe
Mons. Charles Bo intervino en la Conferencia de paz que se realizó en la capital birmana el 2 de octubre. Estaban presentes líderes budistas, indúes, cristianos, musulmanes y hebreos. El prelado elogió "la unidad en la diversidad" e invitó a construir un futuro de prosperidad. En el estado de Rakhine aún persisten violencias confesionales, cinco víctimas entre los musulmanes.

Yangon (AsiaNews)- "Debemos enviar una señal fuerte a cuantos quieran plantar el semen de la discordia" en el País y construir juntos un Myanmar "del futuro que esté fundado sobre la justicia, sobre la paz y la colaboración fraterna". Es cuanto ha afirmado el arzobispo de Yangon Mons. Charles Bo, en su intervención en la conferencia de paz en presencia de los más importantes representantes religiosos e intelectuales birmanos. El prelado recordó las enseñanzas de buda, basados en la "compasión no sólo de los seres humanos, sino también de todos los seres vivientes"; y el testimonio de Gandhi, indú y promotor de la lucha no violenta. En los últimos 60 años, agregó Mons. Bo, el pueblo de Myanmar tuvo que enfrentar "un viaje al abismo del sufrimiento". Gracias a los mojes y líderes políticos como Aung San Suu Kyi, se abre "una nueva era" y "permitir episodios de odio y violencia sería como traicionar el sacrificio de miles de personas que han derramado su sangre y sus lágrimas para traernos adonde estamos hoy".

El 1 y 2 de octubre se tuvo en Yangon una conferencia intereligiosa dedicada a la paz, a la armonía y a la coexistencia pacífica, organizada por el Institute for Global Engagement y por el Sitagu International Buddhist Academy (Siba). En el evento han participado los líderes de las cinco principales religiones en Myanmar: budistas, indúes, cristianos, musulmanes y hebreos. Teniendo como objetivo común un mayor compromiso en la paz del país. Particular atención se ha dedicado a las áreas más críticas, entre las cuales el estado occidental de Rakhine, teatro desde junio de 2012 de violencias interconfesionales entre budistas y y musulmanes Rohinya. El presidente Thein, que en estos días ha visitado por primera vez el Estado de Rakhine, envió un mensaje a los participantes a la conferencia de paz: el jefe de Estado aseguró el compromiso del gobierno para "colaborar con las cinco principales religiones" con el fin "de prevenir conflictos, étnicos o religiosos.

Frente a estos buenos propósitos, la situación en el área oeste permanece crítica y se continua a registrar nuevas víctimas. El saldo es de 5 muertos- aparentemente pertenecientes a la minoría musulmana Kaman que, a diferencia de los Rohingya, goza de plena ciudadanía- el balance de los enfrentamientos acaecidos el 1 de octubre en la ciudadela de Thandwe. Desencadenó la violencia un altercado verbal, acontecido el 28 de septiembre, entre un taxista budista y un musulmán. La pelea degeneró hasta llegar a un ataque de un grupo de budistas, contra la comunidad musulmana local. Ayer el presidente birmano se reunió con los líderes religiosos de las dos comunidades, pero la tensión quedó en el aire y se temen nuevos enfrentamientos.

En un cuadro todavía caracterizado por ataques y sospechas, se hace apremiante y urgente invitar a los líderes religiosos a la paz y a la convivencia humana recíproca. En su intervención Mons. Bo afirmó que Myanmar es una "nación bendecida" y rica de "recursos" y debe volver a ser aquel "lugar envidiado en los años 50 y 60 por pequeñas realidades como Singapur", hoy a la avanguardia. Por esto es necesario "abstenerse del fomentar el odio ya sea con gestos que con palabras". Después de 60 años de dura dictadura militar, el arzobis´po ve espirales "de oportunidad" para un País con un "destino condividido" entre todos sus habitantes. "Unidos podemos vencer- agregó el prelado- mientras que solos nos derrumbamos".

Mons Bo invita a mirar a las naciones que viven en una "perenne guerra" y que "no escuchan la voz de la razón, sino que se dejan atraer por el odio". Es necesario aprender de los errores de los otros y valorizar los puntos válidos, como "la unidad en la diversidad". "Nuestras tradiciones espirituales-concluye el prelado- corren como nuestro gra río Irrawaddy, majestuoso y perenne. Tenemos que mandar una señal fuerte a los predicadores del odio", una señal de paz y armonía, según las palabras del papa Pablo VI en las Naciones Unidas: "Si queréis la paz, trabajad para la justicia".