Premio Madre Teresa al p. Cedric Prakash, jesuita que lucha por los musulmanes de Gujarat
de Nirmala Carvalho
Para el sacerdote, el reconocimiento dedicado a la beata de Calcuta es "un desafío a trascender nuestro pequeño mundo y alcanzar en modo más tangible a quien tenga hambre y sed de amor, dignidad y justicia". Él es el director del centro para los derechos humanos en Prashant y sostuvo las víctimas de las masacres de 2002.

Mumbai (AsiaNews)- Un premio que muestra a todos "la herencia de Madre Teresa" y que "se presenta como un desafío a trascender nuestro pequeño mundo y alcanzar en modo más tangible a quien tenga hambre y sed de amor, dignidad y justicia2. Es con estas palabras que el p. Cedric Prakash, director en Ahmedabad (Gujarat) del centro jesuita Prashant para los derechos humanos, la justicia y la paz, recibió el Premio internacional Madre teresa por la justicia social. Un reconocimiento, explica a AsiaNews el sacerdote que "evidencia cuánto el mundo hoy tenga siempre más necesidad de la beata y de la obra de las Misioneras de la caridad".

De hace años el p. Prakash se bate para afirmar los derechos humanos en India. En particular, junto a Prashant se comprometió en ayudar a las víctimas de enfrentamientos entre hindúes y musulmanes ocurridos en Gujarat en 2002. Amigo de AsiaNews, el jesuita es apreciado por su búsqueda incondicionada de la justicia, sin temor de criticar el obrar de jefe ministro Narendra Modi, considerado responsable de las masacres.

El premio es conferido por la Harmony Foundation, asociación nacida en 2005 para garantizar que la herencia de la beata de Calcuta sea honrada. Cada año la organización asigna un premio principal y una serie de reconocimientos menores. Para 2013 el ganador fue Sam Childers, activista motociclista que trabaja con los niños-soldados.

Para el p. Cedric, la Madre Teresa es un "símbolo universal de caridad y compasión en el sentido más alto del término. Nos ha mostrado como cuidar a los moribundos, a los enfermos, a las viudas, a los huérfanos y a los "desechos" de la sociedad. Después de su muerte, sus hermanas las Hermanas  Misioneras de la caridad, han llevado adelante su obra en silencio, cuidando de los más pobres entre los pobres, dejados en las periferias de la sociedad".

Este premio, explica el jesuita, "es un reconocimiento a la realidad actual, en la cual la diferencia entre ricos y pobres se está agrandando siempre más. Y con eso, crece la injusticia social".

Este año el premio da nuevas motivaciones a compasión total e incondicionada hacia los más pobres entre los pobres, moribundos y no amados de este mundo.