Manila subdivide las áreas afectadas por el tifón Haiyan para coordinar mejor las intervenciones
El objetivo es el de optimizar las intervenciones, asignando a cada País una porción de territorio. Casi 4 mil las víctimas, pero el balance es todavía parcial. Continúa la obra de los católicos por las víctimas del tifón: distribuidos 68 mil paquetes de primera necesidad. Se juntaron casi 300 mil dólares para las intervenciones más urgentes.

Manila (AsiaNews) - El gobierno filipino trata de subdividir y asignar a diversas naciones las zonas afectadas por el tifón Haiyan, en particular las Visayas centrales, en modo de optimizar las intervenciones de emergencia y la distribución de ayudas. El País está todavía comprometido en una lucha contra el tiempo para buscar el llevar ayuda  a las víctimas de Yolanda, sin embargo la extensión del territorio, su fragmentación y la dificultad en la dificultad para acceder a algunas regiones representan todavía- a unos once días del paso del tifón- serio obstáculo para las ayudas. Son casi 11 millones (datos Nassa, conferencia episcopal filipina) los habitantes que han sufrido daños o pérdidas de distintos modos, esparcidos en 574 entre municipios y ciudades diversas, el desastre natural peligra que frene una de las economías más interesantes y dinámicas entre las emergentes en el panorama asiático. Mientras tanto continúan los esfuerzos de la Iglesia y de las asociaciones católicas presentes en el territorio en llevar comida, agua potable y bienes de primera necesidad a las poblaciones más marcadas por la tragedia.

Según los expertos las intervenciones humanitarias y de reposición podrán durar meses, si no años. La situación es todavía complicada y difícil, por esto las autoridades de manila decidieron dividir la región en bloques y asignar a varias unidades, bajo la coordinación del ejército. La marina británica está ayudando en la región de las Visayas occidentales, los EEUU en samar y Leyte, médicos israelíes se concentraron en Cebu, entre las ciudades más grandes del interior del archipiélago filipino.

El balance actualizado habla de 3900 muertos, si bien los datos son discordantes entre ellos, en la sola isla de Leyte, entre las áreas más afectadas, según el gobernador habría más de 4 mil muertos. La organización internacional del trabajo (OIT) agrega que son más de 5 millones los trabajadores que sufren las consecuencias de vario tipo por el tifón, que  se batió contra el archipiélago y puso de rodillas a la economía y a la producción en muchas zonas.

Fuentes de las naciones Unidas hablan de islas que, a distancia de días, no pudieron ser alcanzadas por las escuadras de socorro; Manila desmiente con fuerza la denuncia de funcionarios Onu, subrayando que "todos han recibido ayudas de base". Expertos de economía agregan que el desastre no debería causar daños por un largo período en el crecimiento del País, aunque será necesario optimizar las operaciones de reconstrucción y retomar los problemas de desarrollo.

En primera fila en la emergencia, la Iglesia católica filipina, los activistas de caritas y los fieles, cada uno ocupado- en cuanto posible- en ayudar, contribuir, asistir y dar solidaridad y oraciones. Por datos actualizados difundidos por el secretariado nacional de Justicia y Paz de la conferencia episcopal (Cbcp-Nassa) surge que hay todavía 1598 dispersos y 18.175 heridos que necesitan curaciones varias. Más de 4 millones de evacuados y más de 571 mil casas destruidas. Nassa se ocupó de la distribución de más de 68 mil paquetes con alimentos y artículos de primera necesidad en 13 diócesis distintas, la suma de dinero hasta ahora recolectado por los voluntarios católicos es de 13 millones de pesos (unos 300 mil dólares), que serán utilizados para comprar comida y otros géneros de artículos de primera necesidad, que serán destinados a unas 345 mil personas. Se están terminando las operaciones para la creación de una oficina permanente en Cebu, para coordinar en el mejor modo posible los trabajos actuales de emergencia y los futuros para la reconstrucción.