Chiang Mai, el primer monasterio benedictino en Tailandia
de Claudio Corti
Es la primera vez que en la "Tierra de la Sonrisa", se abre un monasterio masculino. Los monjes son todos vietnamitas, dado que el gobierno de Hanói impide a ellos- no obstante el enorme florecimiento de vocaciones- abrir otro instituto más de los 3 ya existentes en el País.

Chiang Mai (AsiaNews). El obispo de la diócesis de Chiang Mai, mons. Francis Xavier Vira Arpodratana, está lleno de entusiasmo porque la Iglesia católica tailandesa tiene su primer monasterio en el País. La noticia puede ser considerada "histórica", dado que, si bien hay ya 7 monasterios de clausura femenina (carmelitas y clarisas), es la primera vez que inicia su vida un monasterio masculino en la "Tierra de la Sonrisa".

En la ceremonia de inauguración, celebrada el 18 de enero pasado, estaba presente también el arzobispo de Padua mons. Antonio Mattiazzo, que había suderido y apoyado la realización después de haber recibido respuesta positiva del abad Stephan Huynh, responsable del monasterio benedictino de Thien An (Hue) en Vietnam.

En Vietnam hay de hecho 3 monasterios benedictinos que literalmente "explotan" de vocaciones, pero parece que el gobierno prohíbe la posibilidad de abrir un cuarto. Por esta razón fue acogida la propuesta de fundar un nuevo monasterio en la cercana Tailandia.

El monasterio se encuentra en la zona periférica de la ciudad de Chiang Mai, en el norte de Tailandia. Dispone de 10 celdas para los monjes, 8 habitaciones para la hospedería y una capilla en  la planta baja. La vida de los 5 monjes, todos originarios de Vietnam (incluido el abad Stephan, que se retiró por la edad y decidió ir a vivir a la nueva fundación tailandesa) sigue la antigua regla de San Benito, alternando  momentos de oración con el trabajo de la cultivación del maíz, arroz y árboles de fruta.

La importancia de la fundación benedictina, además de expresar un florecimiento y vivacidad de la Iglesia vietnamita, representa un primer concreto gesto de "nueva evangelización", en el sentido que se pone en primer lugar, no tanto una obra educativa o de sostén social, cuánto que representa el fundamento también de la religión budista, o sea la vida monástica y contemplativa. A los ojos de los tailandeses el monje, de hecho es visto como "hombre de Dios", que se dedica a la oración y a la meditación.