Papa: Como el ciego curado, "salir a la luz", renacer a una nueva vida
En el Ángelus el Papa Francisco contrapone al ciego que llega hasta creer en Jesús y "los presuntos videntes que continúan permaneciendo ciegos en el alma". Nuestra vida alguna vez, es "similar a la del ciego" y otra a "la de los doctores de la ley: desde lo alto de nuestro orgullo, juzgamos a los otros, y ¡hasta al Señor! Invita a leer el Evangelio de Juan por "el camino de la luz y el camino de la ceguera". El saludo a los militares italianos que "trabajan por la paz".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- "A la Virgen confiamos nuestro camino cuaresmal, porque también nosotros, como el ciego curado, con la gracia de Cristo podemos "salir a la luz", "renacer a una vida nueva". Es la invocación que el Papa Francisco sugirió a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, antes de la plegaria del Ángelus. Gracias también a la hermosa jornada, llegaron uno 30-40 mil peregrinos.

Comentando el Evangelio del domingo (IV de Cuaresma, JN. 9,1-41, el pontífice puso a la luz el contraste entre "el hombre ciego de nacimiento, al cual Jesús dona la vista" y  "los presuntos videntes que continúan permaneciendo ciegos en el alma". Es más, aconsejó dos veces a todos los presentes, que volviendo a casa "tomen el Evangelio de Juan en el capítulo 9 y leer esta historia del ciego que se convirtió en vidente y de los presuntos videntes que precipitaron aún más en su propia ceguera"

El pontífice hizo notar ante todo, que el "milagro lo narra Juan en apenas dos versículos, porque el evangelista quiere llevar la atención no tanto al milagro en sí, sino a lo que sucede después, a las discusiones que suscita". Y hablando libremente agregó: "También sobre las charlatanerías. Tantas veces una obra buena suscita tantas charlatanerías de parte de las personas que no quieren conocer la verdad. Y esto sucede también hoy".

"Mientras el ciego se acerca lentamente a la luz- continuó- los doctores de la ley por el contrario se precipitan siempre más en la ceguera interior. Cerrados en su propia presunción, creen que ya tienen la luz; por esto no se abren a la verdad de Jesús. Ellos hacen de todo para negar esa evidencia. Ponen en duda la identidad del hombre curado; luego niegan la acción de dios en la curación, tomando como excusa que Dios no obra en el día sábado; llegan hasta dudar que ese hombre haya nacido ciego. Su cerrazón a la luz se convierte en agresiva y llega hasta la expulsión del templo del hombre curado.  

"El camino del ciego es un recorrido a etapas- agregó- que parte del conocimiento del nombre de Jesús. No conoce a otro que a Él, de hecho dice: "El hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo espalmó en los ojos" (v.11). A continuación de las insistentes preguntas de los fariseos, lo considera primero un profeta (v.17) y luego un hombre cercano a Dios (v. 31). Después que fue alejado del templo, Jesús lo encuentra de nuevo y la "abre los ojos" por segunda vez, revelándole su propia identidad: "Yo soy el Mesías", le dice. A este punto aquel que fue ciego exclama: "¡Creo, Señor!" (v.38), y se postra delante de Jesús".  

  "Queridos hermanos- dijo después- nuestra vida muchas veces es similar a la del ciego que se abrió a la luz, a Dios y a su gracia. A veces, lamentablemente es un poco como la de los doctores de la ley: desde lo alto de nuestro orgullo juzgamos a los otros, y ¡hasta al Señor! Hoy, se nos invita a abrirnos a la luz de cristo para llevar el fruto de nuestra vida, para eliminar los comportamientos que no son cristianos, para caminar decididamente por el camino de la santidad. Esa es el origen del Bautismo. También nosotros fuimos "iluminados" por Cristo en el Bautismo, para que, como nos recuerda San Pablo, podamos comportarnos como "hijos de la luz" (Ef 5,8), con humildad, paciencia, misericordia".

Y de nuevo hablando libremente, agregó: "Estos doctores de la ley no tenían ni humildad, ni paciencia, ni misericordia. Les sugiero que cuando vuelvan a casa lean este capítulo 9, así verán el camino de la luz y el camino de la ceguera que se hace siempre más grande. Y así podremos ver como es nuestro corazón: ¿abierto o cerrado hacia Dios y hacia el prójimo?

Siempre tenemos cerraduras. No tengamos miedo, mirémonos hacia adentro: Él nos espera siempre, para perdonarnos"

Y concluyó: "En estos días que nos preparan para la Pascua, reavivemos en nosotros el don del Bautismo, alimentemos aquella llama con la oración y la caridad hacia el prójimo".

Después de la plegaria mariana, entre los saludos, él nombró también "a los militares italianos que han realizado una peregrinación a pie de Loreto a Roma, rezando por la pacífica y justa resoluciones de las contiendas" Y comentó: "Y esto es muy bello. En las Bienaventuranzas, Jesús dice que son beatos aquellos que trabajan por la paz".