Papa: toda la Iglesia reza por los cristianos y por las otras minorías perseguidas en el mundo, particularmente en Irak
El viaje a Corea "se puede condensar en 3 palabras: memoria, esperanza, testimonio". "En un país donde se encuentran antiguas culturas asiáticas y la perenne novedad del Evangelio" hay "una Iglesia joven y dinámica", "fundada en la fe, sobre el compromiso misionero y sobre el martirio de los fieles laicos". El encuentro con dirigentes y jugadores de fútbol de su equipo de su corazón, San Lorenzo, ganador en estos días pasados de la Copa Libertadores de América. El agradecimiento "por las oraciones y pésames por lo que le sucedió en mi familia".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Rezar juntos con "toda la Iglesia" por "todos los cristianos perseguidos en el mundo, particularmente en Irak. También por aquellas minorías religiosas, no cristianas, pero igualmente perseguidas". Es la invitación dirigido por el Papa Francisco en el saludo a los franceses presentes en la audiencia general de hoy, dedicada a una reflexión sobre el viaje apenas realizado a Corea.

A las casi 10 mil personas presentes en el aula Pablo VI-donde en agosto, para evitar el calor, se realizan los encuentro semanales- Francisco ha hablado de la visita a "una Iglesia joven y dinámica, fundada sobre el testimonio de los mártires y animada por el espíritu misionero, en un país donde se encuentran culturas antiguas asiáticas y la perenne novedad del Evangelio".

"El significado de este viaje apostólico- prosiguió- se puede condensar en tres palabras: memoria, esperanza y testimonio. La República de Corea es un país que tuvo un notable y rápido desarrollo económico. Sus habitantes son grandes trabajadores, disciplinados, ordenados, y deben mantener la fuerza heredada de sus antepasados. En esta situación, la Iglesia es custodia de la memoria y de la esperanza: es una familia espiritual en la cual los adultos transmites a los jóvenes la antorcha de la fe recibida de los ancianos; la memoria de los testigos del pasado se convierte en un nuevo testimonio en el presente y esperanza para el futuro. En esta prospectiva se pueden leer dos eventos principales de este viaje: la beatificación de los 124 mártires coreanos, que se agregan a aquellos ya canonizados hace 30 años por el Papa Juan Pablo II; y el encuentro con los jóvenes en ocasión de la Jornada asiática de la Juventud. El joven está siempre en la búsqueda de algo por lo cual valga la pena vivir. Esta realidad es el Amor, es Dios, que se hizo carne en Jesús, el Testigo del padre. En dos momentos del viaje dedicados a los jóvenes el espíritu del señor Resucitado nos llenó de alegría y esperanza, ¡que los jóvenes llevarán a sus países y que harán tanto bien!

"La Iglesia en Corea custodia también la memoria del rol primario que tuvieron los laicos ya sea en los albores de la fe, ya sea en la obra de la evangelización. En aquella tierra, de hecho, la comunidad cristiana no fue fundada por misioneros, sino por un grupo de jóvenes coreanos de la segunda mitad del siglo XVIII, los cuales quedaron fascinados por algunos textos cristianos, los estudiaron a fondo y los eligieron como regla de vida. Uno de ellos fue enviado a Beijing para recibir el bautismo y luego bautizó a todos sus compañeros. De aquel momento el primer núcleo se desarrolló en una gran comunidad, que desde su inicio y por casi un siglo sufrió violentas persecuciones, con miles de mártires.  Por lo tanto, la Iglesia en Corea fue fundada por la fe, sobre el compromiso misionero y sobre el martirio de los fieles laicos. Los primeros cristianos coreanos se propusieron como modelo a la comunidad apostólica de Jerusalén, practicando el amor fraterno que supera toda diferencia social. Por lo tanto he dado coraje a los cristianos de hoy a que sean generosos en el compartir con los más pobres y excluidos, según el Evangelio de Mateo en el cap. 25. "Todo aquello que habéis dado a uno de estos mis hermanos más peqeuños, llo habéis hecho por mí".

"Queridos hermanos, en la historia de la fe en Corea se ve como Cristo no anula las culturas, no suprime el camino de los pueblos que atraviesan los siglos y los milenios buscando la v redad y practicando el Amor hacia Dios y al prójimo. Cristo no anula lo que es bueno, sino... lo lleva a cumplimiento. Lo que Cristo combate y vence es al maligno, que siembra cizaña entre hombre y hombre, entre pueblo y pueblo; que genera exclusión a causa de la idolatría del dinero; que siembra el veneno de la nada en el corazón de los jóvenes. Esto sí, Jesucristo lo ha combatido y lo venció con su Sacrificio de amor. Y si permanecemos en Él, en su amor, también nosotros, como los Mártires, podemos vivir y testimoniar su victoria. Con esta fe hemos rezado, y también hoy rezamos para que todos los hijos de la tierra coreana, que sufren las consecuencias de las guerras y las divisiones, puedan cumplir el camino de fraternidad y reconciliación".

Y confiados, recemos a Dios para que el pueblo de Corea, que sufre las consecuencias de guerras y divisiones, pueda completar el camino hacia la plena reconciliación".

Dos momentos de la audiencia, uno alegre y otro triste, han en cierto modo llevado a Francisco a su tierra natal. El momento alegre fue por la presencia de los dirigentes y jugadores de su equipo del corazón San Lorenzo de Almagro, ganador en estos días de la Copa Libertadores de América, el más importante trofeo continental, llavado para la ocasión al Pap. Fue un saludo con besos y abrazos. De la victoria de San Lorenzo, el Papa Francisco había hablado en el avión que lo llevaba a Roma desde Seúl, definiéndola "más que buena noticia, después el segundo puesto en Brasil", pero ciertamente "no es un milagro" procurado por las oraciones. Había recordado que "san Lorenzo es el equipo del cual toda mi familia es fanática". "Mi papá- recordó- era jugador de básquet en la misma sociedad y con mamá íbamos siempre a la sede del club San Lorenzo". "Así-concluyó- la victoria de la Copa la vivo con alegría. Pero milagros, no..."

Triste en cambio, el recuerdo del accidente en el cual perdieron la vida la esposa y los dos hijitos de su sobrino. "Agradezco- dijo el Papa- por las oraciones y pésames por lo que le sucedió a mi familia- también el Papa -agregó- tiene una familia: 5 hermanos y 16 sobrinos. Un sobrino tuvo un accidente vial: murió la esposa con los dos hijitos. Él está en estado crítico. Les agradezco los pésames y las oraciones".