Beijing se descubre teóloga (del budismo): Sólo nosotros podemos reconocer a un Dalai Lama
El actual líder tibetano ha hecho una hipótesis del fin del propio linaje, que podría verificarse con su muerte. El gobierno chino, ateo y comunista, responde indignado. "Son siglos que el Dalai Lama es reconocido por la autoridad de Beijing, también el próximo será elegido por nosotros".

Beijing (AsiaNews)- El título y el cargo de Dalai Lama "son conferidos por el gobierno central chino, y este cargo tiene siglos de historia". "El actual XIV Dalai Lama tiene motivaciones distorsionadas y trata de negar la historia, dañando el normal orden religioso". Quien habla no es un teólogo budista o un estudioso, sino la portavoz del gobierno chino-atea y comunista- Hua Chunying. La cual respondió con esta perentoria afirmación a la hipótesis, sugerida por el actual líder budista tibetano, de interrumpir su propio linaje con su muerte.

Tenzin Gyatso, XIV reencarnación de Avalokitésvara (el santo budista de la compasión), aclaró hablando con un periódico alemán, que la propia figura "no tiene ya mucho sentido". "Hemos tenido un Dalai Lama por casi 5 siglos, quizás es el momento de terminar. También porque no tiene más un rol político, sino sólo una guía espiritual". Si bien algunos funcionarios tibetanos han querido aclarar que la frase fue sacada del contexto, la cuestión del próximo Dalai Lama permanece como un asunto candente para Beijing.

El budismo tibetano es aún muy sentido y practicado en Tibet y en el resto del país, y la figura del actual guía espiritual es muy amada, no obstante esté obligado a vivir en el exilio en India desde 1959. El gobierno chino trata ya desde entonces de demoler la estatura moral, pero sin lograrlo. Para tratar de tener la situación bajo control, en 1995 cortó la contigüidad entre la figura del Dalai y la del Panchen Lama ("número 2" del linaje tibetano) raptando al joven individuado como el legítimo XI Panchen, justo del actual Dalai. En su lugar puso a un monje fantoche, y espera hacer lo mismo con el próximo vértice de la "secta de los birretes amarillos".

En base a la tradición del budismo tibetano, para reconocer  a la encarnación de un "Buda viviente" los monjes encargados deben identificar a un niño que presente signo, mediante los cuales pueda ser identificado como la reencarnación del último guía espiritual. Los religiosos parten siguiendo la dirección de la última mirada del difunto y buscan signos sobrenaturales en relación con los neonatos en la zona indicada. Una vez identificado un posible heredero, lo someten a una serie de pruebas como el reconocer los objetos pertenecientes en la vida del predecesor. El actual Dalai Lama reconocería inmediatamente, en una habitación con miles de pantuflas, aquellas que pertenecieron a su predecesor.

Otra tradición, más reciente, pero igualmente válida, agrega a la búsqueda un ritual religioso complicado que puede ser efectuado sólo al interior del Templo de los Lamas de Beijing. Aquí se encuentra la urna de oro de la cual son extraídos los nombres de las reencarnaciones de algunos de los más importantes Budas vivientes de los últimos 3 siglos, regalo de un emperador manchú al Regidor tibetano. Basándose en esta estructura, en teoría decaída con la Revolución maoísta y el nacimiento de la República popular, ahora China pretende controlar las próximas reencarnaciones.

Sin embrago, el XIV Dalai Lama hizo la hipótesis en el pasado, de una ruptura con tal tradición, avanzando la hipótesis que elegiría, él mismo un sucesor antes de su  muerte o entre los tibetanos que están en el exilio, o mediante una elección. En esa época la reacción del gobierno chino fue confiada al vocero del Ministerio chino de Exteriores, Hong Lei, que dijo: "El XIV Dalai Lama fue aprobado por el gobierno. Y ningún líder budista jamás identificó la propia reencarnación o elegido a su sucesor".