Obispo de Mannar: Joseph Vaz ha llevado a Juan Pablo II y a Francisco a Sri Lanka
Interviniendo en el Simposio internacional 2014 de AsiaNews, mons. Rayappu Joseph, cuenta sobre los desafíos y el compromiso de la Iglesia católica en el país. Francisco será el primer Papa en visitar el norte donde la mayoría es tamil, martirizado desde hace 30 años por la guerra civil. La necesidad de superar las tensiones y las polarizaciones entre las diversas comunidades".

Ciudad del vaticano (Asianews)- La visita de Juan Pablo II en 1995 y la fijada para enero 2015 por Francisco están ligadas por una "coincidencia bendita", que toma cuerpo en la figura del p. Joseph Vaz, "aquel que ha llevado la fe católica a Sri Lanka y que ha proclamado la Palabra de Dios desafiando persecuciones bajo el dominio holandés". Está convencido de esto, mons. Rayappu Joseph, obispo de la diócesis de Mannar, que está entre los relatores prevsitos para el Simposio internacional 2014 de AsiaNews, sobre el tema: "La misión en Asia. De Juan Pablo II y Papa Francisco". El obispo tuvo que renunciar a último momento a su participación física al encuentro por un problema de salud: igualmente envió a un sacerdote a leer el texto que había preparado para el Simposio.

No obstante se estuviese todavía reponiendo de un infortunio, recordó el prelado, "fue justamente Juan Pablo II quien proclamó beato al Apóstol de Sri Lanka. Y ahora, en enero próximo, el Papa Francisco llegará a nuestra isla para celebrar su canonización". Un bendición para los católicos del país, que "ya consideran al p. Vaz como un santo". Para mons. Joseph, por otro lado, el viaje del papa Francisco tiene un doble significado porque él será el primer Papa que pondrá pie en el norte de Sri Lanka, que fue teatro de una guerra de hace 30 años hasta el año 2009, y a encontrar a la población tamil".

Si bien en el país, el budismo es la religión practicada por la mayoría de la población (69,3%)- y los cristianos (en su mayoría católicos) representan el 7,4%- en la diócesis de Mannar "los tamil son mayoría y el distrito es también el único en el cual los católicos son mayoría, con el 32%. Sin embargo, recordó mons. Joseph, "la zona y la población fueron totalmente golpeadas durante la guerra y en los 5 años sucesivos"

En el año 2009 se concluyó la guerra civil de Sri Lanka, después de 30 años, con la victoria de las fuerzas armadas sobre los rebeldes de los Tigres Tamil. Estos habían iniciado la lucha armada para crear un Estado independiente en el nordeste de la isla. Si bien ya pasaron 5 años del final del conflicto. El obispo de Mannar recuerda que todavía hoy "los tamil está sujetos de hecho a la ley marcial, con la presencia de militares en cada aspecto de la vida". Las fuerzas armadas no sólo "controlan las ceremonias religiosas, eventos sociales y educativos, actividades de desarrollo, actividades económicas y turísticas", sino que también están involucrados en abusos sexuales, desaparecidos, detenciones arbitrarias y torturas".

Delante de una situación tan compleja, la Iglesia católica está en primera línea para apoyar a la población. "Durante la guerra", recordó mons. Joseph, "los sacerdotes de Mannar y de Jaffna permanecieron en las zonas más peligrosas del conflicto, si bien tenían la posibilidad del ir a otros lugares". Hoy el clero, sobre todo el del nordeste, está comprometido en "defender los derechos de nuestro pueblo, junto a la verdad y a la justicia" y a hacer de trámite con las autoridades locales en las necesidades de la gente.

Diversos sacerdotes de la diócesis de Jaffna y Mannar fueron asesinados o "desaparecieron" durante la guerra civil. Entre éstos, se recuerdan al p. Mary Bastian, asesinado en la iglesia (1985, Mannar), el p. Jim Brown, desaparecido en la nada en el 2006 en Jaffna, el p. Nicholaspilai Packiyaranjith, destrozado por una mina (2007 en Mannar), el p. Karunaratnam asesinado mientras volvía a su parroquia (2008, Mannar).

Además, cuenta el obispo de Mannar, la Iglesia se esfuerza en "trabajar con todos los grupos étnicos y religiosos de Sri Lanka. Para superar las tensiones y las polarizaciones entre las diversas comunidades. Algunos entre nuestros aliados en la esfera de la justicia, de los derechos humanos, del trabajo humanitario son singaleses y no son cristianos".