Sacerdote iraquí: El Estado islámico destruyó la confianza de los cristianos en los musulmanes
de Dario Salvi
El p. Youhanna Issa, trabaja con centenares de prófugos de Mosul y acogidos en Aqra. El invierno aumenta la emergencia, entre las casas provisorias y la falta de comida. La incertidumbre sobre el futuro alimenta el deseo de expatriar. La obra "fundamental" de la Iglesia, para una crisis "destinada a durar".

Erbil (Asianews)- Después de haber sufrido en primera persona las violencias de las milicias del estado islámico, los refugiados cristianos han "perdido la confianza" y se preguntan, "¿cómo es posible convivir con los musulmanes?", también con aquellos que eran nuestro "vecinos de casa, que después de los días sucesivos a la fuga, han saqueado nuestras casas y se apropiaron de nuestros bienes". Es  lo que cuenta a Asianews el p. Dinkha Issa, sacerdote de 50 años, originario de Mosul, perteneciente a la Orden antoniana de S. Ormisda de los caldeos. Él es el administrador apostólico de la diócesis vacante de Aqra, entre Erbil y Duhoc, y se ocupa de los prófugos que han abandonado Mosul y los pueblos cristianos de Mella Baruan- Tilkief, Karemles, Qarakosh- a continuación de la avanzada de los jihaidistas. El pueblo de Mella Baruan, donde vive, estaba formado por 70 familias; en estos meses la población aumento del doble: al menos 80 nuevos núcleos familiares, más de 400 personas que han cambiado la cotidianidad de la zona. Más de 50 familias han encontrado hospitalidad en un pueblo cercano: "Llegaron entre el 6 y el 7 de agosto- cuenta el p. Issa- con la segunda ola de prófugos, cuando Mosul cayó en manos de los terroristas".

Todavía hoy, a distancia de tiempo, la situación permanece difícil; la Iglesia está en primera fila en la distribución de comida, ayudas, artículos de primera necesidad, cobijas para repararse del frío que comienza a ser crudo, por el frío y la lluvia. Las temperaturas están cerca de 0°, muchos viven en viviendas muy precarias, hay tantos problemas cotidianos. "Los cristianos sufren mucho", explica. "Viven en casas abandonadas, en mal estado, la comida cada tanto escasea, falta dinero para proveer a las necesidades cotidianas de base. La crisis está destinada a durar, no se resolverá en pocas semanas".

Las familias transcurren las jornadas en un clima de perenne espera, inciertas sobre el futuro, deseosas- por un lado- de volver a sus propias casas, pero por otro lado más orientadas a huir al extranjero, al gran salto hacia Europa, Canadá, Australia, a los de los amigos o parientes que ya de hace tiempo han dejado Irak. "Con la llegad del Isis- cuenta el p. Issa- no creen más en un posible convivencia con los musulmanes". La relaciones, los equilibrios- por un lado cambiaron y es evidente que "la confianza despareció".

En el pasado, bajo el régimen de Saddam Hussein, un gobierno fuerte y un ejército firme, garantizaban bajo algunos aspectos el respeto a la ley y al derecho; no había divisiones de naturaleza confesional, el régimen apagaba apenas nacían las tensiones o conflictos. Las dos guerras promovidas por los EEUU han roto los equilibrios y ha hecho estallar en toda su dimensión las tensiones étnicos -religiosas latentes entre suníes, chiíes, curdos, entre musulmanes y cristianos. "Cuando no existe la ley, cuando no existe el derecho- subraya el sacerdote- cuando los cristianos se convierten en víctimas, aquí nacen los problemas". A diferencia del Kurdistán iraquí. Donde (hoy) la convivencia es posible, los prófugos "no logran ver una prospectiva análoga en Mosul o en los pueblos de la región. Los musulmanes les han robado, destruyeron todos sus objetos...el Estado islámico, ya activo en la zona desde el 2013 y capaz de aprovechar el resentimiento hacia América y el malestar por la situación económica, cambió todo".

Para ayudar a las decenas de familias evacuadas, como en las otras zonas de Kurdistán iraquí en las cuales han encontrado refugio, está la Iglesia local, que desarrolló un "trabajo enorme" si bien en medio de las dificultades. "Sin la Iglesia- subraya el p. Issa- estos cristianos se habrían perdido, en cambio ha recibido una ayuda fundamental". Sin embargo, la falta de prospectivas, de un trabajo, de la posibilidad de educar a los hijos, alimentan el resentimiento y la desconfianza. "Algunos prófugos están enojados, otros esperan la gracia del Señor, o sea huir, otros demuestran paciencia y quieren creer en el cambio". "Para Irak- concluye el sacerdote. Se prospecta un futuro de conflictos y divisiones siempre más claras, que llevarán al país al desmembramiento, si no surgirá un gobierno fuerte y una presencia militar sólida y en grado de controlar el territorio".