Asesinados 27 soldados en 4 ataques del Estado islámico en Egipto
Destruido un hotel de los militares y la sede del periódico al. Arham ad Al-Arish, un auto bomba en Rafh; un tentativo de hacer saltar una central eléctrica en el Puerto de Said. Por ahora el canal de Suez está seguro. Los ataques revelan un alto nivel de coordinación.

El Cairo (AsiaNews/Agencias)- La rama egipcia del Estado islámico reivindicó hoy una serie de atentados realizados en horas avanzadas de la jornada de ayer, que han provocado la muerte de 27 soldados y policías.

Los ataques revelan un alto nivel de coordinación y de rapidez. El primer ataque fue en Al-Arish con un bombardeo a un hotel de los militares en la zona norte de Sinaí, que mató a 25 personas y herido a 58, entre ellos 9 civiles. La sede local del diario Al-Ahram, frente al hotel, fue "completamente destruida".

Más tarde, algunos militantes han matado a un mayor y herido a 6 soldados en un puesto de gurrdia en Rafah, cerca de Gaza. A continuación explotó un coche bomba en el sur de Al-Arish, que hirió a 4 soldados. Después, hubo un tentativo de hacer explotar la central eléctrica de Puerto Said, pero el militante fue abatido.

Con el envío de frases y fotos vía twitter, los ataques fueron reivindicados por el grupo Ansar Bayt al-Maqdis, un grupo cercano a al-Qaeda. El año pasado se alió con el Estado islámico, cambiando su nombre por "Walivat Sinai", Provincia de Sinaí.

Ataques en Al-Arish y Rafah son normalmente comunes después de la caída de Mohamed Morsi y la exclusión del poder de los hermanos musulmanes. El ataque a Puerto Said preocupa más al gobierno porque la zona está cerca del canal de Suez, la vía marítima que sostiene la economía egipcia.

La primavera árabe de 2011 y el desorden en tiempos de Morsi han reducido las inversiones extranjeras y el turismo. Hasta ahora las entradas del canal de Suez están invariadas o ha sufrido pequeñas reducciones.

El presidente Abdelfattah al-Sisi prometió poner en pie la economía egipcia, garantizando la seguridad, también si muchos críticos los acusan de usar la mano dura también hacia los suyos.