Papa: la misión, para la iglesia es el “compromiso esencial”, “máximo desafío” y “fuente de renovación”
Recibiendo a la Pontificias obras misioneras, Francisco recuerda las dificultades y las persecuciones” que sufren los cristianos. El las “periferias humanas la Iglesia está llamada a salir a las calles e ir al encuentro de tantos hermanos y hermanas nuestros que viven sin la fuerza, la luz y el consuelo de Jesucristo”. “Una Iglesia que se reduzca al eficientismo de los aparatos de partido está ya muerta, aunque las estructuras y los programas en favor de los clérigos y los laicos “auto-ocupados” debiesen durar aún por siglos”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “El anuncio del Evangelio es la primera y constante preocupación de la Iglesia, es su compromiso esencial, su “máximo desafío”, y la fuente de su renovación”, pero quien se compromete en llevar la Buena noticia en el mundo, con una especial atención a los más pobres, se cuide del “funcionalismo”, porque “una Iglesia que se reduzca al eficientismo de los aparatos de partido ya está muerta, aunque si las estructuras y los programas en favor de los clérigos y de los laicos “auto-ocupados” debiesen durar por siglos”. El “mandato misionero de evangelizar a las gentes hasta los extremos confines de la tierra”, “aún hoy el máximo desafío para la Iglesia”, fue evocado por el Papa esta mañana en el encuentro con los participantes en la asamblea general de las Pontificias obras misioneras, con los cuales recordó una vez más “las dificultades y las persecuciones” que sufren los cristianos.

“La humanidad-dijo el Papa Francisco- necesita tanto del Evangelio, fuente de alegría, de esperanza y de paz. Tiene prioridad la misión evangelizadora, porque la actividad misionera es todavía hoy el máximo desafío para la Iglesia. Y “cómo quisiera encontrar-también para vosotros- las palabras para alentar a una estación evangelizadora ¡más fervorosa, alegre, generosa, audaz, llena de amor hasta el fondo y de vida contagiosa!” (Exhortación Ap. “Evangelii gaudium, 261). El anuncio del Evangelio es la primera y constante preocupación de la Iglesia y su compromiso esencial, su desafío mayor y la fuente de su renovación. De hecho, de la misión evangelizadora, de su intensidad y eficacia deriva también la verdadera renovación de la Iglesia, de sus estructuras y de su actividad pastoral. Sin la inquietud y el ansia de la evangelización no es posible desarrollar una pastoral creíble y eficaz, que un anuncio y promoción humana. “La actividad misionera es el paradigma de toda la obra de la Iglesia” (“Evan. Gau., 15)

“A vosotros Miembros de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y Directores nacionales de las Pontificias Obras Misioneras, por vocación y ministerio, les toca una tarea comprometida y privilegiada: vuestra mirada y vuestro interés se ensanchan hacia los amplios y universales horizontes de la humanidad, hacia sus fronteras geográficas y sobre todo humanas. Con estima y afecto vosotros acompañáis la vida de las iglesias jóvenes esparcidas en el mundo y animan al Pueblo de Dios para que viva plenamente la misión universal. Conocen las maravillas que el Espíritu Santo, a través de estas Iglesias, a menudo pobres de recursos, está obrando en la humanidad, también a través de las dificultades y las persecuciones que ellas sufren por su fidelidad y testimonio a la Palabra de Dios y en la defensa del hombre. En aquellas periferias humanas la Iglesia está llamada a salir a las calles y a ir al encuentro de tantos hermanos y hermanas nuestros que viven sin la fuerza, la luz y el consuelo de Jesucristo, sin una comunidad de fe que los acoja, sin un horizonte de sentido y de vida (Cfr. E.G., 49)

“La Congregación para la Evangelización y las Pontificias Obras Misioneras son por lo tanto protagonistas de una renovada evangelización, dirigida a todos y en particular a los pobres, los últimos y marginados (Cfr, n° 198) Las POM, por el carisma que las caracteriza, están atentas y sensibles a las necesidades de los territorios de misión y en particular hacia los grupos humanos más pobres. Son instrumentos de comunión entre las Iglesias, favoreciendo y realizando un compartir de personas y recursos económicos. Están comprometidas en apoyar a los seminaristas, presbíteros y religiosos de las jóvenes Iglesias de los territorios de misión en los Colegios Pontificios. Delante de una tarea tan bella e importante que nos está delante, la fe y el amor de Cristo tienen una capacidad de empujarlo a todos lados para anunciar el Evangelio del amor, de la fraternidad y de la justicia. Y esto se hace con la oración,  con el coraje evangélico y con el testimonio de las bienaventuranzas. Por favor, estén atentos en no caer en la tentación de convertirse en una Ong, una oficina de distribución de subsidios ordinarios y extraordinarios. El dinero es una ayuda, pero también puede ser causa de la ruina de la Misión. El funcionalismo, cuando se pone en el centro u ocupa un espacio grande, casi como si fuese la cosa más importante, los llevará a la ruina; porque le primer modo de morir es el de dar por descontado las "fuentes", o sea a Quien mueve la Misión. Por favor, con tantos planos y programas no quiten ni dejen afuera a Jesús de la Obra Misionera, que es obra Suya. Una Iglesia que se reduzca al eficientismo de los aparatos de partido ya está muerta, aunque las estructuras y los programas a favor de los clérigos y de los laicos “auto-ocupados” debiesen durar aún siglos”.

No es posible una verdadera evangelización si no en la energía santificadora del Espíritu Santo, el solo capaz de renovar, sacudir, dar impulso a la Iglesia en una audaz salida fuera de sí para evangelizar a todos los pueblos (cfr. Ibid., n. 261). La Virgen María, estrella de la Evangelización, nos obtenga siempre la pasión por el Reino de Dios, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia esté privada de su luz”.