​Lahore, fueron quemados una fábrica y lugares de culto ahmadíes por "blasfemia"
de Jibran Khan
La comunidad musulmana de confesión ahmadí suma casi cuatro millones de fieles. Ellos son a menudo atacados “en nombre de la religión”. Una fábrica de placas de terciado fue destruida porque el propietario habría “ordenado” quemar el Corán. Se reveló que las acusaciones eran falsas. Sacerdote católico: “Tenemos que rezar más para dar un mensaje de paz, en tiempos tan tristes”.

Lahore (AsiaNews) – En la provincia pakistaní de Punjab se prendió en llamas un establecimiento que es propiedad de un musulmán de confesión ahmadí, además de tres lugares de culto ahmadíes. Según las primeras reconstrucciones efectuadas por la policía, cientos de personas habrían rodeado y encendido fuego en la fábrica, para luego dirigirse a los lugares sagrados, empujados por la acusación -que se reveló infundada - de que en la papelera habían sido quemadas paginas del Corán. El Padre Arif John, de la diócesis de Rawalpindi, comenta: “Vivimos en tiempos duros, en términos de intolerancia. Debemos unirnos para combatir la plaga del racismo, de la discriminación y del terrorismo”.

La Iglesia católica y otras denominaciones cristianas han decidido organizar una oración especial en Rawalpindi y en la ciudad de Jhelum, donde se desarrollaron los hechos, para manifestar su solidaridad hacia las personas que fueron atacadas “en nombre de la religión”.

El primer asalto ocurrió el 19 de noviembre. Las investigaciones refieren que una multitud indignada de cientos de musulmanes destruyeron una fábrica de placas de terciado, propiedad de Qamar Ahmed Tahir. El hombre, perteneciente a la comunidad ahmadí y responsable de la seguridad de su empresa, fue arrestado por la policía en virtud de una acusación de blasfemia. La dinámica del incidente no es del todo clara: según algunos, habría ordenado a un empleado que quemara el Corán. 

Al día siguiente, 20 de noviembre, la multitud se habría abalanzado contra los lugares de culto de la minoría ahmadí, poniendo en llamas a tres de ellos. En la ciudad de Jhelum se desencadenó un caos, y la policía logró restablecer el orden con fatiga. Seguidamente, las investigaciones confirmaron la falsedad de las acusaciones, y fue verificado que Tahir tan sólo estaba comprobando el correcto funcionamiento del icinerador.  Entre las ruinas de su fábrica no pudieron hallarse ningún rastro del Corán, de opúsculos ni de ningún otro material religioso. 

El Padre John refiere: “Quemar y poner en llamas sitios en represalia por informaciones falsas, lleva sólo a una pérdida de las propiedades. Una acusación falsa como ésta lleva al caos completo en la ciudad. Hacemos un llamado para que todos unamos nuestras manos y recemos por la situación. Debemos rezar más, para dar un mensaje de paz, en tiempos tan tristes”.

En Pakistán, la comunidad musulmana ahmadí cuenta con casi cuatro millones de fieles. Fundada a fines del siglo XIX en la India, la doctrina ahmadí es considerada "herética" por buena parte del mundo musulmás chiíta y sunnita. Ella rinde honores a su fundador, Mirza Ghulam Ahmad, y presenta creencias ligadas a otras religiones. El país asiático prohibe a los fieles de esta confesión el uso de saludos y oraciones islámicas, y tampoco permite referirse a sus lugares de culto como "mezquitas".  Los ahmadíes son una de las comunidades -junto a los cristianos- que con frecuencia son víctimas de las leyes sobre la blasfemia, que son utilizadas para perseguir a las minorías.