El petróleo cae por debajo de los 30 dólares el barril, haciendo temblar a las oligarquías del mundo
El crudo Brent se mantiene a flote, luego de unas pocas transacciones, en 30,22 dólares, pero el precio continúa en descenso, y esto, por 15 meses seguidos. Pesan la caída de la demanda energética en China y las tensiones geopolíticas internacionales, pero el punto central sigue siendo la sobreabundancia de petróleo frente a una demanda que está en continua caída. . Moscú anuncia una revisión del Budget para el 2016; Washington se confía a las perforaciones offshore. Arabia Saudita es, de todos, quien corre los mayores riesgos, e interviene para controlar el sector hídrico y los combustibles. El único sobreviviente es Irán.

Roma (AsiaNews) – Por primera vez desde abril de 2004, esta mañana el precio del petróleo cayó por debajo de los 30 dólares estadounidenses por barril. La rebaja duró muy poco: el “Bent crude” –título utilizado como indicador para el petróleo crudo en los mercados internacionales- reflotó de 29,96 a 30,22 dólares en cuestión de pocas transacciones. Sin embargo, el récord de la rebaja se enmarca en una tendencia que continúa desde hace ya 15 meses: en este último período, el precio del petróleo ha caído un 70%.  

Los expertos concuerdan en considerar que se trata de una caída que ya es permanente. Peter Pulikkan, analista del sector energético para Bloomberg Intelligence, considera el umbral de los 30 dólares como un “nivel psicológico clave para los inversores. Se trata de un precio que impone a los protagonistas de este mercado que repiensen totalmente la cuestión. En el 2015 el mantra vinculado al crudo era ‘menos, por más tiempo’. Actualmente estamos en la fase ‘siempre menos, por todavía más tiempo’”.

Tras esta reducción en un período breve se encuentra, por cierto, la fragilidad de la economía china. La “fábrica del mundo” continúa produciendo cada vez menos, y su demanda de energía está en caída. Pesan, por otro lado, la polémica surgida en torno al calentamiento global y los enfrentamientos entre los países productores. Pero el verdadero motivo sigue siendo la gran disponibilidad de petróleo que existe en el mercado y el declive general de la demanda.  A esto se agrega una inestabilidad socio-política general en todas las naciones que viven del petróleo.

Daniel Yergin, experto en políticas energéticas y vicepresidente del IHS, no tiene dudas al respecto: “El punto de partida es la sobreproducción de crudo y la batalla por la participación de mercado entre los países productores. Si a esto añadimos la caída china, la rivalidad geopolítica entre Arabia Saudita e Irán, y el inminente retorno del petróleo de Irán al listado de competidores, obtenemos este resultado. Ocho años atrás, este resultado habría sido inconcebible”.

Los petro-dólares, escribe hoy el  Wall Street Journal, “se están convirtiendo en petro-centavos. Ahora es necesario entender si las naciones implicadas en el sector podrán soportar el cambio”. La referencia es a Rusia, Arabia Saudita, Irán y Venezuela: todos ellos hoy piden un encuentro urgente de la OPEC (Organización de las naciones que exportan petróleo) en el cual tratar de encontrar al menos una línea común. Permanecen fuera de la lista, al menos por ahora, los Estados Unidos: las perforaciones offshore han demostrado ser útiles a fin de generar una suerte de autarquía energética que pueda garantizar la estabilidad del mercado de los EEUU.

Si el precio permanece en estos niveles, el recorte a los diferentes Budget nacionales es inevitable. Pero el punto final es la posible inestabilidad social provocada por el empobrecimiento, que podría conducir a cambios de régimen en países que son, cuanto menos, represivos. Un ejemplo, escribe la Jamestown Foundation, es dado por Kazajistán: el padre y patrón de la nación, Nursultan Nazarbayev, anunció una serie de liberalizaciones –un plan de 100 puntos “rumbo al sueño kasajo” –  con el cual espera capitalizar las industrias estatales y volver a llenar las arcas vaciadas por la caída del barril. Reformas “que advienen en un período demasiado crítico para ser consideradas sinceras”.

También Moscú intenta buscar rápidamente un reparo en la situación. El primer ministro ruso,  Dimitri Medvedev, anunció que tiene la intención de revisar el Budget nacional para el año 2016, y ha pedido al país que se prepare “para el peor escenario económico posible, uno en el cual el precio del petróleo continuará descendiendo”. Las tasas generadas por el mercado del crudo y del gas continúan alrededor del 50% del total en las entradas nacionales: el Budget para el año que acaba de comenzar se basaba en un precio estimado de 50 dólares por barril. Para Anton Siluanov, ministro de Finanzas, el cálculo total “sería equivalente a un precio de 82 dólares por barril. Sin esa cifra, tendremos que hacer un recorte”.

La crisis ataca duramente también a las monarquías del Golfo, las cuales, no obstante, tienen una vía fácil de salida: Qatar, Kuwait y los Emiratos Árabes son de hecho considerados como garantías por las agencias de rating internacional (todos estos países están calificados con una doble “A”, lo cual es considerado correcto por los analistas). En caso de precisar de mayor liquidez, podrían pedir préstamos a la comunidad internacional, a tasas de interés óptimas. Rusia (calificada con una triple “B” negativa) y Venezuela (triple “C”) no cuentan con la misma posibilidad.

Un discurso aparte amerita Irán, que no está evaluado por el rating internacional, porque aún está sujeto a las sanciones por parte de la comunidad internacional. El cuarto productor de petróleo en el mundo –luego de Riad, Moscú y Washington- es testigo de una constante mejoría en su economía interna, a medida que se alienta la tensión diplomática en su contra. Y luego de 40 años de privaciones derivadas de la oposición norteamericana, incluso el barril a 30 dólares llevaría a un boom para la población entera.

La nación que parece correr los mayores riesgos es Arabia Saudita. El año pasado, su déficit en la balanza alcanzó el 15% del PBI, aLpunto que el gobierno debió tomar medidas especiales –y sin precedentes- para controlar el sector de los combustibles y del agua, y ayudar así a distender la presión fiscal. No se trata de generosidad, subraya el Financial Times: “Con una minoría chií al pie de la guerra y la continua amenaza del Estado Islámico, la monarquía wahabita corre un enorme riesgo de desafiar el resentimiento público”.