Misionero de la Misericordia en Hong Kong, con la mirada hacia China
de Bernardo Cervellera

El Año Santo de la Misericordia es una ocasión para construir relaciones y ligámenes con los más lejanos. Que se pueda reconciliar a los obispos ilícitos es difícil. Papa Francisco: “¡Cómo quisiera ir a China!”. Protestantes se vuelven católicos porque desean recibir el perdón en el sacramento de la reconciliación. La sociedad dividida de Hong Kong necesita de la misericordia.


Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Entre los Misioneros de la Misericordia que el Papa Francisco quiere enviar al mundo para ofrecer el perdón y la reconciliación, está también el p. Luigi Bonalumi, misionero del Pime en Hong Kong. Hoy junto a centenares de misioneros, recibirá el mandato del pontífice. Le hemos preguntado al p. Bonalumi, cómo vive personalmente este mandato y el valor que esto tiene para la población de Hong Kong y para China, donde muchos esperan que los misioneros de la Misericordia puedan ser instrumento de reconciliación con los obispos ilícitos y  excolmugados porque fueron ordenados sin mandato papal. Entre otras cosas, el misionero del Pime (Pontificio Instituto Misiones Extranjeras) saludó al Papa Francisco que habiendo sabido de su proveniencia le confió: “¡Cómo quisiera ir a China!” A continuación, la entrevista que el p. Bonalumi nos ha concedido.

Padre, ¿qué le hizo decidir ser misionero de la Misericordia?

El pasado octubre volví de las vacaciones trienales y en el primer encuentro con el obispo auxiliar, él me preguntó si quería ser misionero de la Misericordia. Al principio no entendía los qué esto significase. ¡Pensaba que me pedían de dar algún testimonio para la Jornada misionera mundial en octubre! Luego entendí. Luego me invitaron a un encuentro con todos los obispos de Hong Kong, con el canciller y algún otro de la curia. Yo les expliqué mis dificultades. La primera es que yo no sé el mandarín, (el p. Bonalumi habla el cantonés que es la lengua china de Hong Kong- ndr). Si viniese alguien que habla mandarín no sabría cómo ayudarlo. La segunda dificultad era que yo soy párroco. Si el misionero de la Misericordia debe ser enviado a diversos lugares o países, yo no podría dejar por mucho tiempo la comunidad parroquial.

Los obispos me han respondido que por la lengua mandarina no había ningún problema. Yo haría los primeros acercamientos y luego sub-entrarían ellos. Para la parroquia, lo mismo: en el caso de haber necesidad, alguno podría substituirme por un breve tiempo. Entonces el cardenal escribió una carta al Vaticano y ahora estoy aquí.

¿Cuántos misioneros de la Misericordia hay en Hong Kong?

Sólo uno, yo.

¿Cómo ve este hecho de promover la reconciliación a través de la Misericordia?

El Año santo de la Misericordia es ante todo una oportunidad- como quiere el Papa Francisco- para encontrar a todos de tal modo que se puedan reanudar ligámenes también con las personas más lejanas. Existe la urgencia de encontrar una base común para la convivencia. Él pidió y expresó estas ideas también en el mensaje que envió a los chinos para el Fin de Año.

También la sociedad de Hong Kong está viviendo una situación difícil y de división, de la política a la sociedad, a la familia. A nivel político hay tensiones entre los pro-China, pro-establishment y los anti-China, los pan-demócratas; a nivel económico existe una fuerte preocupación por el trabajo y por las ganancias: a nivel de pueblo la gente está tensa y preocupada y muchos emigran.

Celebrar la reconciliación significa llevar la esperanza entre las personas, poniendo una base que nos permita acogerlos. Esta base se encuentra en el Evangelio: si haz experimentado la Misericordia de Dios, entonces puedes ser instrumento de Misericordia. Y es esto lo que el Papa está subrayando.

¿Qué hará como misionero de la Misericordia?

Yo continuaré siendo párroco. Y tuve varias experiencias de la fecundidad de la misericordia. Por ejemplo, en las familias: relaciones entre personas que se rompen, uniones muy débiles y que gracias a la fe se reconcilian. Tengo también amigos protestantes que entraron en la Iglesia católica justamente porque deseaban recibir la experiencia del perdón en el sacramento de la reconciliación. Puede parecer un mal ejemplo de ecumenismo, pero esto nos demuestra cuánta necesidad de perdón tenemos.

Además, debo señalar que muchos jóvenes están descubriendo este sacramento y que desean vivir una vida cristiana auténtica. Ahora que tantos mitos de la carrera y del suceso se derrumbaron, estos jóvenes redescubren las ganas de profundizar en la verdad de su propia fe y en el testimonio, en los afectos…

Estos misioneros de la Misericordia, ¿podrán ir a China y perdonar los pecados reservados a la Sede apostólica, también a nivel de obispos ilícitos?

Yo he aceptado la invitación del obispo y no me puse este problema justamente porque - como dije- no sé hablar la lengua mandarín. En cambio, pensaba que alguno de China pudiese venir a Roma y recibir este mandato. Pero quizás ´puedan surgir problemas’. De todos modos, pienso que el obispo, el card. John Tong, entienda este servicio más para la diócesis de Hong Kong que para toda China. Quizás para China haya algún otro. Habrá sin duda sacerdotes chinos, quizás también de Taiwán.