Vigilia de oración por los muertos de Lahore y críticas al gobierno de Nawaz Sharif
de Shafique Khokhar

Para los cristianos y musulmanes de la sociedad civil, el gobierno tan sólo predica contra el terrorismo, pero en realidad teme perder los votos de los extremistas musulmanes. Solidaridad de grupos en la donación de sangre para los heridos en los hospitales de la ciudad.  Sentada de extremistas islámicos en Islamabad para criticar el ahorcamiento de Mumtaz Qadri, el asesino de Salman Taseer. Temores por el posible asesinato de Asia Bibi. Se hace necesario un compromiso para eliminar el fundamentalismo de los libros de texto, de las cortes, de las discusiones.


Lahore (AsiaNews) -  Desafiando el miedo, cientos de personas, cristianas y musulmanas, se reunieron ayer por la tarde en la entrada del Gulshan-i- Iqbal Park, a pocos pasos de donde ocurrió el atentado dos días atrás, para recordar , con una vigilia a la luz de las velas, a los más de 70 muertos y 300 heridos.  Muchos de ellos son mujeres y niños que jugaban en el parque. Si bien los talibanes de la Tehreek-e-Taliban Pakistan, Jamaat ul Ahrar, reivindicaron el ataque diciendo que el mismo estaba dirigido a los cristianos, la policía confirmó la muerte y las heridas provocadas a muchos musulmanes.

Los participantes en eI encuentro de ayer por la tarde recordaron a todos los que perdieron la vida y pronunciaron eslóganes contra quienes asesinan, contra sus sostenedores y contra sus financiadores. Pidieron con fuerza al gobierno que en lugar de limitarse a predicar contra el terrorismo, haga algo concreto para salvar la vida de la gente.

Interviniendo en el encuentro, Abdullah Malik, presidente de las Asociaciones de la Sociedad civil, dijo estar “profundamente golpeado por la pérdida de vidas preciosas” ,a la vez que expresó su “solidaridad hacia las víctimas y sus familias”, y subrayó “el fracaso del gobierno y de quienes son responsables de la seguridad” en “frenar las actividades terroristas” y su incapacidad para “detener a aquellos que están involucrados de modo directo o indirecto”. “Es tiempo –agregó- de que el gobierno muestre seriedad y tome medidas contra la red terrorista de manera inmediata, sin discriminación alguna”.

Samson Salamat, presidente de la organización multi-religiosa Rwadari Tehreek, que promueve la paz y la tolerancia, denunció la situación del país, donde “nuestros niños son privados del derecho al juego y a la educación, porque carecen de seguridad y viven amenazados y en terror”.Inmediatamente después del atentado en el parque de Lahore, la Rwadari Tehreek hizo un llamamiento, dirigido tanto a sus miembros como a la sociedad civil, para alentar a cristianos y a musulmanes a donar sangre para los heridos en los hospitales de la ciudad.

“Esto ya ha superado todos límites psobles  –dijo Salamat – y nosotros solicitamos la atención del gobierno, del aparato estatal y de los partidos políticos para que emprendan una doble estrategia a corto y a largo plazo, orientada a hacer frente a la cultura del odio, del extremismo y de la violencia en nombre de una religión o secta.  Reclamamos hechos en la práctica, y no sólo palabras”.

Peter Jacob, director del Centro para la Justicia social, hablando con AsiaNews, destaca que los talibanes, al reivindicar el atentado de Lahore, quieren desafiar al gobierno en su pretensión de luchar contra el terrorismo. “La comunidad cristiana –dice- es sólo una víctima de este banal conflicto de poder. El ataque suicida al parque  Gulshan-i- Iqbal coincide con las manifestaciones a favor de la blasfemia en Islamabad, que el gobierno no ha querido afrontar”.

Hace dos días que cientos de extremistas islámicos están instalados frente al parlamento de Islamabad, pidiendo la aplicación de la sharia y la horca para Asia Bibi, la madre cristiana condenada a muerte por blasfemia, quien hace cinco años espera un proceso de apelación.  La sentada se inició al cumplirse un mes de la muerte de Mumtaz Qadri, quien es considerado un héroe. Qadri fue ahorcado por haber asesinado al gobernador del Punjab, Salman Taseer, por querer cambiar las leyes sobre blasfemia y ayudar a Asia Bibi. El ejército aumentó la seguridad en la prisión de Multan, donde se encuentra la mujer, por temor a que intenten asesinarla.

Sunil Malik, director de la Fundación por la paz y el desarrollo humano, pide una mayor intervención de los militares en la lucha contra el terrorismo, pero también un compromiso para erradicar el sectarismo en todas sus formas: “en los textos escolares, en las prédicas en la mezquita, en las conversaciones de salón”.

Para Joel Amir Sahotra, un político cristiano, existe una lisa y llana “negligencia del gobierno” en lo que hace a la protección de los grupos minoritarios, puesto que éste busca “mantener el poder sosteniendo los elementos religiosos extremistas…Por su parte, los jueves fallan en la condena de la gente implicada en los ataques terroristas. Gobierno y jueces están bajo el control de grupos religiosos: ellos jamás llevan a cabo acciones contra estos elementos, a pesar de que es sabido que los mismos conspiran para atacar a las minorías religiosas y difundir el sectarismo”.