Siria, en el monasterio de Mar Elián "el Estado Islámico ha causado una destrucción total”

El Padre Iyad Ghanem, coordinador de Caritas, narra la devastación en la iglesia, en el monasterio y en el centro. Los yihadistas colocaron una bomba en la tumba del santo, haciendo “estallar todo por los aires”. Al Qaryatayn es hoy una ciudad fantasma, y allí hay minas y bombas sin detonar. El lugar precisa ser despejado de ellas. Pero la “mayor herida” sigue siendo la huida de los cristianos, se requieren “oración y misericordia”.


Homs (AsiaNews) – La destrucción del área en la cual surge el monasterio de Mar Elián ”es total”. Al principio se pensaba que los milicianos “habrían atacado solamente la tumba del santo”, pero en realidad hay daños por doquier, “en la iglesia, en el monasterio, en el centro de acogimiento” para huéspedes y peregrinos. Quien narra la situación a AsiaNews es  el padre Iyad Ghanem, coordinador de proyectos de Caritas Siria en Homs, en cuya diócesis está comprendida la pequeña ciudad que hace poco fue liberada de los yihadistas. El sacerdote contactó en las últimas horas a Mons. Philippe Barakat, procurador del patriarca sirio-católico, que ha visitado personalmente la ciudad y el monasterio. Y, de sus palabras, surge una realidad que es de “absoluta devastación”.

“Colocaron una bomba en la tumba del santo –explica el padre Iyad – e hicieron estallar todo por los aires. A partir de un primer análisis parece ser que la tumba y todo lo que ella contenía ha sido destruido.  La  destrucción es total, queremos decirlo con fuerza, porque se trata de uno de los sitios más importantes y más antiguos de la presencia cristiana en Siria”.

El monasterio de Mar Elián se erige en la ciudad de  al-Qaryatayn (“las dos aldeas”, en árabe), en la gobernación de Homs, en el centro de Siria, país atormentado por cinco años de guerra civil que ha causado más de 260.000 muertos y millones de prófugos. En agosto, las milicias del Estado islámico conquistaron el área, causando gravísimos daños al monasterio, que hospeda las reliquias del homónimo santo que fue martirizado por los romanos por no haber renunciado a su fe. Se trata de un edificio del siglo V d.C., que los yihadistas han abatido con palas mecánicas y excavadoras, difundiendo a través de la web un video del desastre.  Los terroristas no ahorraron estragos ni siquiera al cementerio de la iglesia, y devastaron también lápidas y cruces.

El monasterio estuvo largo tiempo bajo la guía del padre Jacques Mourad, sacerdote de la Iglesia sirio-católica, secuestrado y detenido durante meses por las milicias del EI. Una experiencia durísima, que el religioso narró en una larga entrevista en la cual recorrió las etapas más dramáticas del secuestro, donde llegó a padecer, incluso, una ejecución fingida. Al comentar muy perturbado, las destrucciones, el Padre Mourad dijo tener “sentimientos de pena y dolor” agregando que “el silencio es la mejor respuesta” ante estos dramáticos acontecimientos.

Al Qariatayn, con 30.000 habitantes de los cuales un millar son cristianos, fue por largo tiempo un símbolo de convivencia inter-religiosa. Según cuenta la leyenda, con la llegada de los árabes a la región en el siglo VI d.C., una de las dos más importantes familias de la ciudad se convirtió al islam, en tanto la otra siguió siendo cristiana. Con el objetivo de protegerse mutuamente de amenazas y ataques externos.  Actualmente, el área es considerada un núcleo estratégico de la provincia de Homs, y es rica debido a los yacimientos del subsuelo. Recientemente ésta fue reconquistada por el ejército regular sirio, con la ayuda de los ataques aéreo rusos.   

 

Hoy en día, al-Qaryatayn es una ciudad fantasma, las vidrieras de los negocios han sido destruidas, los edificios dañados o derrumbados a causa de los intensos combates. En su retirada, los yihadistas se han llevado consigo prisioneros, algunos de ellos cristianos. “El gobierno impide a la gente que entre –explica el padre Iyad- porque las calles están plagadas de minas y bombas sin detonar. En la zona no hay electricidad ni agua potable. Y a poca distancia hay una pequeña ciudad que ha sido teatro de pesados enfrentamientos entre las milicias de Daesh [acrónimo árabe para el EI] y el ejército regular. No hay seguridad, y se requerirá de tiempo para limpiar el área”.

A pesar de las devastaciones sufridas en el monasterio y en las zonas circundantes, el sacerdote subraya que “no hemos perdido muchas almas, la mayoría de las personas, de nuestros feligreses, está viva y a salvo”. En cuanto al resto, “es bien sabido que por donde pasa Daesh” luego quedan tan sólo “destrucción y ruinas. Estamos doloridos por haber perdido la tumba, el monasterio, pero lo que nos entristece verdaderamente es el éxodo de los cristianos, en particular de los jóvenes, (que huyen) del país”. La destrucción “hace mal”, prosigue, pero la huida de los fieles “es mucho peor aún…esta es nuestra mayor herida”.

“La iglesia puede ser reconstruida, el monasterio, reedificado –concluye el sacerdote. Pero no hay nada peor que la pérdida de los jóvenes. En este Año jubilar, Siria tiene cada vez mayor necesidad de misericordia y oración: pidamos a todos que recen por nosotros, para que se frene la guerra, para que podamos salir de esta tumba en la cual hemos caído, para que podamos mirar al futuro y a estos hechos con misericordia y consolación. Cristo ha resucitado… y es fuente de consolación para nosotros”.