Ramadán y Jubileo Misericordia, cristianos y musulmanes en ayuno y oración por la paz

El Patriarcado caldeo en Irak invita a la comunidad cristiana a observar el ayuno musulmán el próximo 17 de junio. En Pakistán las comunidades cristianas organizan comidas del Iftar y fieles de todas las religiones. En Alepo iniciativas de solidaridad para familias musulmanas pobres. Para el emérito de Davao (Filipinas) el ayuno se convierte en “modalidad de diálogo”.


Bagdad (AsiaNews)- El Ramadán como ocasión de encuentro, confrontación, oración y ayuno común por la paz en el mundo, para el diálogo interreligioso, para contrastar todo fundamentalismo y la lógica de la violencia y terror de quien comete crímenes bajo el manto de la religión. En este Año Jubilar de la Misericordia convocado por el Papa Francisco, el mes sagrado del islam dedicado al ayuno y a la oración se convierte aún más en ocasión de puente y de diálogo entre cristianos y musulmanes, en Oriente Medio y en muchas otras partes del mundo. De Irak a Pakistán, de Filipinas a Siria se multiplican lugares y momentos-como escribe la Iglesia iraquí-para promover “paz y fraternidad”.

El patriarcado caldeo invita a la comunidad cristiana a ayunar el próximo 17 de junio, en “solidaridad” con los musulmanes y para enviar un mensaje de paz a Irak, nación martirizada por conflictos y violencia. En un mensaje enviado a Asianews, Mar Louis Raphael Sako I invita a ayunar y rezar “por la paz y la estabilidad” en Irak y en la región; su beatitud pide también un mayor compromiso en favor de los evacuados “con la finalidad de promover una cultura de amor, fraternidad y coexistencia armoniosa”.

La Iglesia iraquí está comprometida en primera persona en la obra de asistencia y ayuda, distribuir comida y artículos de primera necesidad, presta curaciones médicas y organiza, en este mes sagrado para el islam, comidas del Iftar (consumidos después del crepúsculo del sol) para los musulmanes. Para sensibilizar a toda la comunidad, concluye la nota “el Patriarca caldeo, los obispos auxiliares y los colaboradores han decidido ayunar en este particular día”.

El Ramadán en Pakistán se convierte en cambio ocasión para organizar las comidas del Iftar “abiertos” a toda la comunidad, cristianos y musulmanes. Activistas y líderes cristianos invitan a escuelas y parroquias para que promuevan comidas comunes a la caída del sol, cuando se concluye el tiempo del día de ayuno. Estos momentos ayudarían a “promover una verdadera amistad”.

Según algunas personalidades de la Iglesia local, en la cenas en los restaurantes a los cuales son invitadas personalidades islámicas van privilegiadas comidas en las habitaciones privadas, que permiten reunir a miembros de ambos credos. “El Ramadán-explica a AsiaNews, el sacerdote iraquí el p. Aftab James Paul-es una buena ocasión  para reconstruir las relaciones […] y hacer entender a nuestros hermanos musulmanes que compartimos los mismos valores”.

Desde el inicio del Ramadán la arquidiócesis siro-ortodoxa de Alepo, en Siria, organiza comidas matutinas y para la noche, después de la acída del sol, para las familias pobres de la ciudad. Las familias cristianas del suburbio de Sulaimaniyah cada día preparan las comidas para los musulmanes, que son distribuidas en la catedral de S. Efrén.

En un comunicado difundido en los medios de la arquidiócesis los vértices de la Iglesia siro-ortodoxa local explican que se trata de una “simple gesto” para expresar “solidaridad” entre ciudadanos de religión diversa, con el objetivo de relanzar la convivencia y la fraternidad en una realidad de guerra. Por otro lado la comunidad cristiana promueve de hace tiempo iniciativas de solidaridad en el país abiertas a todos los credos, como los niños huérfanos musulmanes que sos acogidos en estructuras de la Iglesia.

En Filipinas el arzobispo emérito de Davao, exhortó también a los no musulmanes a observar el ayuno diario durante el Ramadán. “Deberíamos promover este tipo de actividad-subraya mons. Fernando Robles Capalla-como modalidad de diálogo con las otras religiones”. El prelado agregó que el ayuno es común en todas las religiones y es un gesto positivo de solidaridad. Este no es sólo una abstinencia del consumir comida y bebidas, concluye el prelado, sino también un momento de reforzar la devoción personal.