West Java: la escuela fundada por los refugiados para educar a sus propios hijos

En Cisarua, zona montañosa al sur de Yakarta, miles de personas viven encerradas en campos prófugos, a la espera de ser destinadas a algún país. Los adultos no pueden trabajar, ni los menores ir a la escuela. Algunos voluntarios, por lo tanto, han construido cuatro aulas, en las cuales dan lecciones de matemáticas, inglés e informática a los niños de la comunidad.


Yakarta (AsiaNews/Agencias)-  Para dar una educación y un futuro a sus hijos, los refugiados llegados a Indonesia que aguardan ser destinados a un tercer país, han fundado una escuela en la cual ellos mismos enseñan. El “Learning Nest” (Nido de Aprendizaje, ndt) nació hace poco más de un año en Cisarua, localidad montañosa cerca de Bogor (West Java), donde miles de hombres y mujeres provenientes de diversos países del mundo aguardan conocer cuál será su destino.

Escapados de Afganistán, Irán, Pakistán, Irak y Sri Lanka, los refugiados no se rindieron a la inactividad a la cual están obligados en los campos de prófugos, sino que han fundado una realidad educativa única. Por el momento, las cuatro aulas de la estructura hospedan a cincuenta y ocho estudiantes (que van de los seis a los dieciocho años de edad) que asisten a las lecciones, leyendo libros que les presta la biblioteca común y juegan al fútbol durante la pausa para almorzar, en un pequeño campo construido por sus padres.

Una veintena de voluntarios, también ellos refugiados, enseñan matemáticas, lengua inglesa e informática. Luego de almorzar, los niños vuelven a casa y son sustituidos por los padres que quieren aprender inglés (una prioridad en vista del traslado a países como Canadá, Nueva Zelandia o EEUU).

En Indonesia hay casi catorce mil personas registradas por la Oficina de las Naciones Unidas para los refugiados (UNHCR), de las cuales dos mil setecientas están en edad escolar. La mayor parte de ellas viven en Cisarua, al sur de Yakarta, donde se encuentran en una suerte de limbo, sin poder hacer otra cosa que esperar. Si bien en teoría los hijos de los refugiados podrían frecuentar las escuelas indonesias, casi ninguno de ellos lo hace por la dificultad que presenta la lengua,por falta de espacio, además de los problemas que implican su matriculación y el costo del transporte. Algunos de los jóvenes tendrían necesidad de educación elemental, pero se encuentran por encima de edad promedio prevista por haber estado escapando de guerras y persecuciones durante toda su vida.

Otras comunidades de migrantes alrededor de Cisarua también han creado realidades educativas, pero el porcentaje de niños que permanece en casa sin ir a la escuela es todavía muy alto. Paul Dillon, Project manager de la Organización internacional para los migrantes (IOM), ha elogiado la iniciativa de los refugiados, augurando que realidades de tales características puedan ayudar a los otros miles de menores en dificultades.

Ayer, en ocasión de la Jornada mundial de los refugiados, la UNHCR hizo conocer que el número de fugitivos en busca de asilo y de evacuados internos en el mundo alcanzó la cifra de 65,3 millones, la más alta jamás registrada.