Mujer asesinada para vender sus óvulos. Médico católico: Es solamente negocio, y no una ayuda a la vida
de Nirmala Carvalho

En el Maharasthra la policía descubrió una mafia de los óvulos. Las mujeres pobres eran convencidas para que donaran los propios con la promesa de obtener grandes ganancias. Pero una de ellas se rebeló y fue asesinada. El doctor Pascoal Carvalho: “El niño jamás es visto como un don, sino como un artículo que hay que procurarse”.


Mumbai (AsiaNews)- “La subrogación de la maternidad jamás estuvo a favor de la vida. Es solamente un negocio”. Lo dice a AsiaNews el doctor Pascoal Carvalho, médico católico y miembro de la Academia Pontificia para la Vida, comentando el homicidio de una joven madre india, raptada y asesinada para poder vender al hijo y comerciar los óvulos. A propósito de la industria del útero en alquiler, de la cual India es líder mundial, el médico afirma: “Es un mercado que factura millones de dólares, en gran parte no reglamentado y privo de toda ética, rico en avidez y lleno de potenciales peligros”.

La cuestión de Madhumati Thakur, de veintidós años, salió a la luz esta semana y encendió los reflectores sobre el tráfico de óvulos en Maharashtra. La policía de Hadapsar (cerca de la ciudad de Pune) arrestó a cuatro mujeres y a otra persona, por hallarlos culpables del homicidio de la joven madre y del tentativo de la venta de su hijo.

El cerebro de la mafia era Nikita Sanjay Kangne, que se acercaba a las mujeres pobres de las favelas de Wanowrie y de Hadapsar y las convencía de donar los óvulos suyos con la promesa de obtener grandes ganancias. Lo mismo sucedió con Madhumati que parece haberse rebelado, y a raíz de esto fue asesinada.

Kangne confesó que ella había donado sus propios óvulos para la fecundación artificial y que fue una madre subrogada. La homicida había encontrado trabajo en un centro de fertilidad de Vimanngar, especializado en fecundación en vitro, al cual “ofrecía” donantes de óvulos a cambio de una comisión. La clínica desembolsaba quince mil rupías por cada mujer (198 euros); de éstas, diez mil eran ara la donante y cinco mil eran para la comisión mencionada.

La policía está intentando entender si la mafia hubo de involucrar a otras mujeres. Las probabilidades son muy elevadas, puesto que el grupo funcionaba desde hace siete meses. El doctor Carvalho, que es también miembro del Comité diocesano para la vida humana, refiere: “La vida jamás es tomada en consideración en la práctica alquiler de úteros. Estrategias de marketing engañosas caracterizan este negocio, convirtiéndole en algo muy distinto de aquello que es: la mercantilización de la vida. El niño jamás es visto como un don, sino como una artículo que hay que procurarse”.

Según el médico, “las decenas de miles de embriones destruidos, los peligros que reviste para las mujeres a quienes se les paga y ahora, incluso el homicidio de una de ellas en Pune, revela la amarga verdad de la subrogación: la derrota del valor intrínseco de la vida humana”.

Además, él subraya la “falta de una legislación adecuada y de la transparencia en todo el sistema. La maternidad sustituta aparece como una alternativa atractiva para las madres pobres, que así ganan algo de dinero, así como para las parejas infértiles, que pueden satisfacer su deseo de ser padres, por tanto tiempo esperado. Pero la inadecuación de las leyes lleva tan sólo a la explotación de ambos, madres subrogadas y padres, que quedan en manos de la lógica del beneficio de estos intermediarios y de las agencias comerciales”.  

En la India, el sector de la fecundación asistida factura, cada año, unos cinco millardos de dólares (4,4 millardos euros) y en el país hay más de quinientas clínicas. El sector del útero en alquiler “produce” seis mil niños por año, con una ganancia de casi un millardo de dólares. Las parejas, sobre todo extranjeras, prefieren a los niños indios, porque el costo de un embarazo subrogado es mucho menor: entre dieciocho mil y treinta mil dólares (un tercio del precio que rige en los EEUU). De hecho, unas  ocho mil parejas aguardan a la mujer que lleva en su vientre los embriones donados.