La masacre de los discapacitados “abra el corazón de Japón al valor de la vida”
de Tarcisio Isao Kikuchi*

El obispo de Niigata y presidente de Caritas Asia comenta el homicidio “misericordioso” de 19 personas afectadas por discapacidades, ocurrido de Sagamihara: “Todos nosotros somos o podemos volvernos débiles en la sociedad. Es por eso que es necesario ver en cada ser humano el reflejo de Dios y trabajar para que se genere una verdadera y auténtica familia humana”.


Niigata (AsiaNews) – Regresé de Papúa Nueva Guinea en la noche del 26 de julio, y recién entonces  supe del homicidio de 19 discapacitados ocurrido esa misma mañana en Sagamihara . Más de 26 personas resultaron heridas en el ataque. La noticia me consternó profundamente: es más, me impresionó muchísimo saber que el sospechoso justificó sus acciones contra los minusválidos con la voluntad de “salvarlos” a través de “homicidios misericordiosos”.

Como primera cosa y al mismo tiempo la más importante, ofrezco mis sinceras condolencias a las familias de las víctimas: ruego por el descanso eterno de 19 personas que se vieron arrancadas de la vida con violencia. Y ruego a Dios misericordioso  que pueda extender su mano a los heridos y hacia quienes están aterrorizados, para darles consuelo y una rápida recuperación.

Es probable que no haya necesidad de repetir una vez más las mismas cosas, pero permítanme decirlo igualmente. Basándose en nuestra fe cristiana, no está en nosotros medir el valor de la vida humana. Solamente Dios, Dios que ha creado la vida y que nos la ha donado, tiene el derecho a hacerlo. Quién tiene derecho a vivir, quién es digno de sobrevivir son juicios que no podemos pronunciar. Si lo hiciéramos, ¿no seríamos demasiado arrogantes delante del Señor, que nos ha creado?

Además, Dios nos ha creado a su imagen y semejanza: por ende, cada vida humana tiene su importancia y su valor, en tanto imagen divina. Esto es lo que nosotros llamamos dignidad humana.

Muchas personas se han expresado para condenar el juicio negativo y las acciones violentas llevadas a cabo por el sospechoso contra los “más débiles de la sociedad”. Pero cuando hablamos de persona que tienen una posición débil, debemos ampliar el concepto para abarcar todas las formas de debilidad, y no limitarlo a la discapacidad física. Entre los débiles han de ser incluidos aquellos que son discriminados por ser diversos o por ser extranjeros, quienes afrontan los obstáculos del sistema social, de las barreras culturales y de otro tipo.

En cierto sentido, todos nosotros afrontamos o estamos encastrados en las dificultades de la sociedad, y esto significa que todos nosotros somos potencialmente “personas débiles”, en un sentido u otro.  Es por eso que estamos llamados a ayudarnos unos a otros, es por eso que debemos sostenernos mutuamente. Si no lo hacemos, no estaremos en grado de sobrevivir como raza humana.

Yo espero que a través de este triste y horrible hecho ocurrido en Sagamihara, todos en Japón podamos tener otra posibilidad de repensar el significado de nuestras vidas y el valor de la vida humana. Espero y ruego que en nuestro corazón se mantenga firme el valor del apoyo recíproco, a fin de crear una verdadera y auténtica familia humana.

*Obispo de Niigata y presidente de Caritas Asia