Obispo de Shanghái: Madre Teresa, amor que derrota la mentalidad localista religiosa

Desde el seminario cercano al santuario mariano de Sheshan, donde aún sigue confinado Mons. Taddeo Ma Daqin, festeja la canonización de la Santa de Calcuta: “Ha mirado al mundo por aquello que era y derrotó la osificación de la fe. La realidad es que hemos encerrado nuestra Iglesia con una barrera. Cuando hay barreras ya no tienen importancia el amor recíproco, el perdón, la acogida, la confianza, la esperanza. En ese caso, lo único importante es la ley. Ella derrotó este modo de pensar”. El recuerdo de la misa en Sheshan.


Shanghái (Asianews)- La Madre Teresa de Calcuta “eliminó todas las barrera con el amor. Su canonización es un gran don rico de significado para el mundo contemporáneo, un don que el Señor concedió a nosotros cristianos en el Año Jubilar y a todos sobre la tierra. La cosa por la cual prefiero recordarla es por haber derrotado la mentalidad localista religiosa con el amor universal”. Lo escribe en su blog el obispo auxiliar de Shanghai, Mons. Taddeo Ma Daqin.

El prelado se encuentra ahora confinado en el seminario mariano de Sheshan, después de haberse dimitido de los cargos en la Asociación Patriótica en julio de 2012. En los meses pasados han hecho mucha sensación algunos artículos suyos en su blog que parecían una retractación de su posición. Pero hasta ahora no es para nada claro quien haya escrito esos artículos o se lo hayan impuesto. Por el resto, su condición no cambió y él permanece confinado y aislado en Sheshan, Justamente aquí, tuvo la posibilidad de encontrarse con la Madre: “Tuve la fortuna de conocer a la santa personalmente. El 23 de octubre de 1993 ella vino al seminario de Sheshan en Shanghai. En aquel tiempo era seminarista y estaba en el tercer año de teología. Todos nosotros, junto a la Madre-150 seminaristas- y decenas de hermanas asistimos a la Santa Misa celebrada por Mons. Lin Luxian en la basílica de Sheshan, en la cima del monte”.

El obispo tiene tantos recuerdos: “También fotografié el precioso momento en el cual la santa tomó la comunión de parte de Mons. Jin y fui testigo de una bellísima historia: en el corazón de Madre Teresa de Calcuta no había ninguna barrera. Sí no tenía ninguna barrera en el corazón. En sus ojos existía sólo la persona, que Dios creó con sus manos misericordiosas. Y ella era una de ellas”.

Este fue el “secreto” de la nueva santa: “Gracias a esto pudo ser amiga o hermana de cualquiera, prescindiendo de la nacionalidad, cultura, clase social, religión, con un gran amor y sin fronteras. Ella reflejó la imagen original de Dios… Por esto por su excepcionalidad, por su corazón sin barreras, hoy la Iglesia la proclamó santa”.

No obstante todos los recuerdos, elogios y exaltaciones del mundo católico, Mons. Ma prefiere otro aspecto: “La madre ha “eliminado) toda barrera con el amor, también la barrera representada por la mentalidad localista religiosa. Lo opuesto a ese localismo religioso es el amor universal. La realidad es que hemos encerrado nuestra Iglesia con una barrera. Al interior de la barrera no tienen más importancia el amor recíproco, el perdón, la acogida, la confianza, la esperanza. Lo que es importante es sólo la ley”.

Por el contrario, “la santa de Calcuta rompió con las obras de caridad esta rigidez, esta “osificación” del espíritu evangélico de Jesucristo que sofocó el viento del Espíritu Santo y convirtió la misericordia de Dios Padre en una palabra fría. Algunos han criticado a Madre Teresa porque ha hablado demasiado de caridad, dejando de lado la justicia… Pero para ella, la justicia de este mundo es amar a la persona. Ella misma dijo que “no tenemos el derecho de criticar, juzgar o hablar mal de los otros hasta herirlos en base a nuestra fe”.