Educadores católicos: Familia y escuela, únicas esperanzas de la sociedad tailandesa
de Weena Kowitwanij

La Comisión católica para la educación (CCE) brinda directrices a seguir en los próximos años. Mons. Charatsri: “La cooperación entre la escuela y la familia es fundamental, pero lamentablemente esta última está cambiando radicalmente”. El secretario general de la CCE dice: “Las escuelas católicas no deben solamente comunicar un conocimiento, sino educar en la belleza y en la convivencia pacífica”.  


Bangkok (AsiaNews) – La condición de a familia actual “es un tema de máxima importancia, y que tiene muchas consecuencias. El cuidado pastoral de la familia y de la educación católica son, de hecho, dos ámbitos inseparables, en vista de que la familia es la primera escuela que educa a los niños”. Es la reflexión que hace Mons. Silvio Siripong Charatsri, presidente de la Comisión católica para la familia, durante el seminario de la Comisión católica para la educación (CCE) que se llevó a cabo en los últimos días en Pattaya (sureste de Bangkok) centrado en el tema: “Educar hoy y mañana: una pasión que se renueva”.  

En el evento participaron 531 personas que incluyeron docentes, educadores y personal de CCE provenientes de toda Tailandia. Al concluirse el evento, algunas personalidades que trabajan en el campo de la educación católica retomaron los temas discutidos, reiterando que para resolver los problemas que afligen a la sociedad tailandesa, es necesario concentrarse en la formación de la juventud católica.

La identidad del católico, afirman, debe estar centrada en Jesucristo, el único que puede hacer descubrir al hombre la misericordia de Dios. Poniendo en práctica este principio, las instituciones católicas deben educar a los chicos según los preceptos del Evangelio de acuerdo con el nuevo Plan de Educación Nacional (NEP), que se extenderá del 2017 al 2031 En un sistema educativo que está entre los peores del mundo (con costos altísimos, pero resultados escasos), la Iglesia debe dar su contribución en la formación de jóvenes inteligentes y virtuosos.  

Para hacer esto, afirma Mons. Charatsri, “la cooperación entre la escuela y la familia es significativa y necesaria. Lamentablemente, la institución de la familia tailandesa está cambiando de manera dramática, tanto en su estructura como en las relaciones. Las familias numerosas del pasado han dejado el lugar a pequeños grupos de tres personas o, peor aún, con un solo progenitor […]  Es una tragedia el hecho de que el 50% de las uniones termina con un divorcio, y que el rol educativo de los jóvenes termine recayendo sobre las espaldas del personal del ámbito escolar o académico”.

El Pbro. Francis Xavier Deja Arphonrat, secretario general de la CCE, hace eco de las declaraciones anteriores, al afirmar: “Las escuelas católicas deben tener, como primer objetivo, la evangelización de la Buena Noticia. De hecho, el rol no consiste sólo en transferir conocimiento, sino en hablar también sobre la bondad, la belleza y la compasión. Debemos enseñar a vivir en paz con las personas de credos y lenguajes diferentes, superando las barreras culturales”.