Papa: declaración común con Welby, la fe compartida es más amplia que las divergencias

En el documento firmado hoy se afirma que católicos y anglicanos quieren continuar en la búsqueda de la unidad, aunque queden “desacuerdos” sobre las ordenaciones de las mujeres y sobre la moral sexual, además de la “perenne cuestión que se refiere al ejercicio de la autoridad en la comunidad cristiana”.


Roma (AsiaNews)- Católicos y anglicanos juntos “dos a dos” para una misión ecuménica hacia aquellos que se encuentran en los márgenes de la sociedad” para atestiguar que “más amplias y profundas” de sus divergencias son la fe que comparten y la “alegría común en el Evangelio”. Es una de las afirmaciones contenidas en la declaración común firmada hoy por la tarde por el Papa Francisco y el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en ocasión del 50° aniversario del encuentro entre Pablo VI y el entonces arzobispo de Canterbury, Michael Ramsey, primado de la Comunión anglicana y de la institución del Centro anglicano de Roma.

Un aniversario para el cual Francisco y Welby, fueron a la iglesia de los santos Andrés y Gregorio en el monte Celio en Roma para la celebración de las vísperas y la firma del documento con el cual se relanza el trabajo de la Comisión internacional anglicana-católica para la unidad y la misión (IARCCUM), alargándolo, de alguna manera, al concreto apoyo hacia aquellos que fueron “descartados””. “Es- dijo el Papa en la homilía- compartiendo concretamente las dificultades y las alegrías del ministerio que nos acercan unos a los otros. Que Dios nos conceda der promotores de un ecumenismo audaz y real, siempre en camino en la búsqueda de abrir nuevos senderos”.

“Es- dijo aún-  una gran llamada esa de funcionar como instrumentos de comunión siempre  y en cualquier lugar. Esto significa promover al mismo tiempo la unidad de la familia cristiana y la unidad de la familia humana. Las dos áreas no sólo no se oponen sino que se enriquecen mutuamente. Cuando, como discípulos de Jesús, ofrecemos nuestros servicios de forma conjunta, los unos al lado de los otros, cuando promovemos la apertura y el encuentro, superando la tentación de los cierres y el aislamiento, las dos al mismo tiempo trabajamos junto a los otros, funcionamos al mismo tiempo a favor de la unidad de los cristianos, así como la de la familia humana.

Nos reconocemos como hermanos que pertenecen a diferentes tradiciones, pero impulsados por el mismo Evangelio para llevar a cabo la misma misión en el mundo. Entonces sería siempre bueno, antes de emprender cualquier actividad, puede os hicierais estas preguntas: ¿Por qué no hacemos esto junto a nuestros hermanos anglicanos? ; ¿Podemos dar testimonio de Jesús, actuando junto con nuestros hermanos católicos?

“La declaración, recordada, el gesto de Pablo VI y Ramsey, afirma que cincuenta años atrás nuestros predecesores reconocieron los "serios obstáculos" que obstaculizaban el camino del restablecimiento de un compartir completo de la fe y la vida sacramental entre nosotros. Sin embargo, en la fidelidad a la oración del Señor de que sus discípulos sean uno, no se desanimaron al iniciar el camino, aún sin saber qué medidas se podrían haber llevado a cabo a lo largo del mismo. Se realizaron grandes progresos en muchos ámbitos que nos habían mantenido a la distancia. Sin embargo, nuevas circunstancias trajeron nuevos desacuerdos entre nosotros, sobre todo con relación a la ordenación de las mujeres y las más recientes cuestiones relacionadas con la sexualidad humana. Detrás de estas diferencias sigue siendo una cuestión perenne el modo del ejercicio de la autoridad en la comunidad cristiana. Estos son hoy algunos aspectos problemáticos que constituyen serios obstáculos para nuestra unidad plena. Mientras que, aunque al igual que nuestros predecesores, tampoco nosotros vemos soluciones a los obstáculos que se nos presentan, no nos desanimamos. Con fe y alegría en el Espíritu Santo, confiamos en que el diálogo y el compromiso mutuo harán más profunda nuestra comprensión y nos ayudará a discernir la voluntad de Cristo para su Iglesia. Tenemos confianza en la gracia de Dios y en la Providencia, sabiendo que el Espíritu Santo abrirá nuevas puertas y nos guiará a toda la verdad (Juan 16:13)”.

L

 

Las diferencias mencionadas no pueden impedirnos de reconocernos recíprocamente hermanos y hermanas en Cristo a causa de nuestro bautismo común. Tampoco debemos impedirnos descubrir y regocijarnos en la profunda fe cristiana y en la santidad que encontramos en las tradiciones de otras personas. Estas diferencias no deben llevarnos a disminuir nuestros esfuerzos ecuménicos. La oración de Cristo durante la última cena de que todos sean uno (Juan 17.20 a 23) es una citación para sus discípulos hoy en día como lo era entonces, en el momento inminente a su pasión, muerte y resurrección y dando como resultado el nacimiento de su Iglesia.

“Ni siquiera nuestras diferencias deberían impedir nuestra oración común: no sólo podemos rezar juntos, sino que tenemos que rezar juntos, dando voz a la fe y la alegría que compartimos en el Evangelio de Cristo, en las antiguas profesiones de fe y en el poder del amor de Dios, que hace presente del Espíritu Santo, para vencer todo pecado y la división. Así, con nuestros predecesores, instamos a nuestro clero y los fieles a no pasar por alto ni subestimar esta comunión cierta, aunque imperfecta, que ya compartimos”.