Vientos de 250 kilómetros por hora se abaten desde ayer sobre las costas septentrionales, poniendo en riesgo a 10 millones de personas. No hay víctimas confirmadas. Las escuadras de socorro no logran intervenir. Haima es el 12mo tifón que azota Filipinas en lo que va del año, y podría llegar a ser tan destructivo como Yolanda, que en el 2013 produjo más de 7.000 muertos.
Manila (AsiaNews) – Son decenas de miles de personas las que huyen de sus casas para evitar así el súper tifón Haima, que ayer se abatió sobre las costas de Filipinas. Vientos de aproximadamente 250 kilómetros por hora embistieron la provincia de Cagayán y se están desplazando en dirección al sudoeste. Hasta el momento no hay víctimas confirmadas, pero se teme que el saldo aumente pronto, debido a la potencia de la tempestad. Cerca de 10 millones de personas están en peligro.
Durante la noche, cientos de viviendas fueron destrozadas y las línea de corriente interrumpidas. Villamor Visaya, un profesor universitario de Ilagan, afirma: “Vi a un edificio académico quedar aplastado bajo un gran árbol… casi como si el edificio hubiera sido arrancado desde sus cimientos”. Los campos de arroz y maíz, continúa “fueron destruidos, hasta donde puede verse”.
Haima es el segundo tifón que azota Filipinas en una semana, y el 12mo desde que comenzó el año. Se prevé que en los próximos días éste atravesará el mar de China meridional hasta llegar a Hong Kong y al sur de China.
A causa de las inundaciones, muchas personas se han refugiado sobre los techos de las viviendas, pero las escuadras de socorro no han podido intervenir a causa de las pésimas condiciones meteorológicas. El presidente Rodrigo Duterte, que se encuentra de visita en Beijing, afirma que las autoridades han hecho todo lo posible para prepararse para la emergencia: “Rogamos que nos salvemos de la destrucción que tuvimos otras veces, y que trajo agonía y sufrimiento”.
Algunos expertos afirman que Haima podría revelarse tan destructivo como el tifón Haiyan (al que los filipinos llaman Yolanda), que en el año 2013 azotó las provincias centrales del país, provocando más de 7300 víctimas si se suman muertos y desaparecidos, además de producir daños gravísimos a las viviendas y a la agricultura. .