Obispos vietnamitas: En ayuda a la población de las provincias centrales, sumergidas por las inundaciones

Desde hace una semana fuertes lluvias caen sin parar en las regiones de Ha Tinh y Quang Binh. Los habitantes, ya puestos de rodillas por la emergencia contaminación, arriesgan el colapso. La Conferencia episcopal: “Al menos 29 desaparecidos y miles de casas destruidas. Nos apelamos a todos los hombres de buena voluntad para que traigan ayudas”.


Hanói (AsiaNews(Eda)- Pedimos a “todos los hombres de buena voluntad, a todos los sacerdotes, religiosos y religiosas, a todos los componentes del pueblo de Dios en nuestro país y en el extranjero, para que contribuyan juntos en la asistencia a nuestros compatriotas en dificultad”. Es el pedido de ayuda lanzada por los obispos vietnamitas después de las lluvias torrenciales que desde el 14 de octubre se abaten sobre las provincias centrales del país.

La población de aquellas zonas, ya puestas de rodillas por el desastre ambiental causado por la industria taiwanesa de acero Formosa Plastic Group, arriesga ahora el colapso. En la última semana fuertes lluvias se abatieron sin parar en particular en las provincias de Ha Tinh y Quang Binh, haciendo aún más difícil la situación de los pescadores agotados. Los habitantes locales afirman que se trata de una de las peores inundaciones de muchos años a esta parte.

Agrava la situación un error realizado por las autoridades en la colocación del complejo hidroeléctrico de Ho Ho, que hace más difícil la evacuación de las aguas. El gobierno prometió algunos millones de dólares como fondo de emergencia, pero los habitantes locales saben que no será suficiente. La gente escapa de sus casas a las colonas para salvarse de las inundaciones, cortaron la corriente eléctrica y los socorros del parte del gobierno escasean.

El balance provisorio, escriben los obispos es de “29 desaparecidos, 121 mil casas sumergidas o arrastradas por las aguas”. “Numerosas clínicas, hospitales, escuelas, asilos de ancianos, puentes y diques fueron destruidos. En un cierto momento la vida se convirtió en una pesadilla dolorosa: las cosechas perdidas, la comida escasea, como también la ripa y los remedios. Los niños no pueden ir a la escuela”.

Se trata, concluye el documento, “de una preciosa oportunidad para nosotros descubrir el rostro del Señor Jesús en nuestro prójimo (Mt. 25,21-48) según los deseos del Papa Francisco para el Año Santo de la Misericordia. Más que nunca, el grito de Jesús habita en nuestros hermanos y hermanas pobres, que esperan cada día nuestra ayuda en esta emergencia”.