Teherán, cuarta cumbre cristiano-musulmana: el diálogo, contra el fanatismo y la violencia

En la capital iraní, líderes cristianos y musulmanes debatieron acerca del diálogo, el extremismo, la violencia y la seguridad. El Card. Onaiyekan resalta la importancia de acciones prácticas y opciones políticas desde una perspectiva de paz. Líder sunita iraquí: unidos, para contrastar la ideología radical. Ayatolá Mohaghegh Damad: Irán, tierra de diálogo, relanza la amistad entre el cristianismo y el islam. 


Teherán (AsiaNews) – Fortalecer el diálogo inter-religioso, combatir la ideología fundamentalista en la cual se basan la guerra y la violencia, relanzar proyectos de paz, involucrando para ellos a personalidades de todos los credos, en un itinerario común de encuentro y confrontación. Son algunos de los objetivos delineados en la cuarta Cumbre cristiano-musulmana, que se desarrolló en Teherán (Irán) del 6 al 9 de noviembre pasado. El encuentro, que tuvo amplia repercusión en los medios iraníes, fue celebrado en los salones del Centro internacional para el diálogo inter-religioso, que depende de la Organización islámica para las culturas y las religiones.

La edición 2016 de la Cumbre estuvo centrada en el tema “Respetar y preservar la dignidad humana, preparando el terreno para la paz y la seguridad global”. Al evento –cuyas ediciones anteriores fueron en Washington (2010), Beirut (2011) y el Vaticano (2014) – han adherido personalidades de primera línea del mundo cristiano (católicos, anglicanos, protestantes) y musulmán (sunita y chiita) provenientes de Irán, del Líbano, Nigeria, Estados Unidos, del Vaticano y de Hong Kong.  

Representando a la Iglesia católica, estuvo presente el cardenal John Onaiyekan, arzobispo metropolita de Abuya. En su intervención, el purpurado, en representación de una nación con casi 170 millones de habitantes subdivididos en cristianos y musulmanes por partes iguales, resaltó la “coexistencia” entre credos en Nigeria, no obstante “a veces se registren enfrentamientos”. Sin embargo, el encuentro y el diálogo son “a los ojos de Dios, las mejores soluciones para resolver problemas”.

Las personas “desean la paz”, subraya el card. Onaiyekan, y los “eventos como esta cumbre son un paso en la dirección justa para conducir a la humanidad hacia la paz”. Y aunque hay “quien piensa que estos esfuerzos son inútiles”, en realidad, es importante “confiar y creer que, difundiendo estos mensajes, algún día pueda llegarse a la paz global”. Comprometiéndose, concluye el purpurado, “no sólo de palabra” sino “con acciones prácticas y opciones políticas”.

 

Ebrahimi Torkaman, que encabeza la Organización islámica para las culturas y las religiones, anfitrión del evento, abordó el tema de la violencia en las religiones, subrayando que la misma “no está arraigada” en ellas, sino que “es generada por una ignorancia” en relación a los preceptos de la fe y por una “irracionalidad”- Crear redes, profundizar los temas, reunirse y discutir son elementos imprescindibles para estos encuentros; y para realizar los objetivos prefijados es esencial “crear vínculos, contactos” entre las personalidades que participan. No basta con “sentarse, hablar e irse”, subraya, retomando las palabras de  Ferdowsi (un gran poeta persa del año mil). Por último, para combatir el extremismo, él recordó que resulta esencial la instrucción y el proceso educativo dentro de las escuelas.

El ayatolá Taskhiri, uno de los más estrechos colaboradores de Khamenei en las cuestiones referidas al mundo musulmán, exhortó a comprometerse en la vía del diálogo a un nivel paritario entre los miembros de las distintas religiones. No debemos olvidar, advirtió el líder chií, el valor que tiene el diálogo inter-religioso en una perspectiva de paz y seguridad “tal como está escrito en el Corán”. ´

El jeque sunita Mahdi Sumaidaie, muftí general de Irak, puso el acento en el problema vinculado al extremismo y la ideología del takfirismo, que ha causado un gran derramamiento de sangre no sólo en su país, sino en muchas áreas del mundo. Auspició un esfuerzo común de los cristianos, musulmanes y judíos para llevar adelante una existencia común y pacífica, como ha sucedido y aún sigue sucediendo no sólo en Irak, sino también en otras partes del mundo árabe y en Occidente.  “Es esencial contrastar el  takfirismo - dijo -, el fundamentalismo, y a cuantos afirman que matar es algo lícito”. “Hay quienes critican a los líderes sunitas por permanecer en silencio ante la violencia extremista –concluye el muftí- pero, de hecho, esto no es verdad, porque hacemos sentir nuestra voz […] e invitamos a todos a obrar por la paz”.

Finalmente, el ayatolá Mohaghegh Damad, responsable del Departamento de estudios islámicos de la Academia de ciencias de Irán, recordó que el país desde siempre ha sido “tierra de diálogo”, y que esto ha favorecido el trabajo de “revisión” de los preceptos de la fe en el marco de la cumbre. Una tarea desarrollada “sin prejuicios”, y basándose en el valor de la “dignidad” humana contenido en las escrituras. Dirigiéndose a los medios, él solicitó difundir “el mensaje de paz” que es fundamento de la reunión cumbre; el mismo se funda en los valores de “amistad, reconciliación y amor” que unen al cristianismo y al islam “a lo largo de los siglos y en los años por venir”.