Papa: No convertirse en "cristianos tibios" no perder la capacidad de ver las grandes y bellas cosas de Dios

"El Señor trata de despertarnos, de ayudarnos a convertirnos. Pero el Señor está también "de otra manera: nos va a invitar: ‘he aquí, yo estoy a la puerta y llamo’. La importancia de ser capaz de "oír cuando el Señor llama a nuestra puerta", "porque Él quiere darnos algo bueno, quiere entrar en nosotros".


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Cuídense de convertirse en "cristianos tibios", ya que "pierden la capacidad de contemplar, la capacidad de ver los grandes y bellas cosas de Dios" y el riesgo de poder reconocer cuando Él llama a su puerta. Lo dijo el papa Francisco hoy durante la misa celebrada esta mañana en Casa Santa Marta, comentando un pasaje del Apocalipsis de Juan (3,1-6.14-22) en la que el Señor reprende a los cristianos "tibios" de la Iglesia de Laodicea, para hablar del riesgo en la Iglesia, así como existe hoy, para la primera comunidad cristiana.

El Papa subrayó que el Señor usa un lenguaje fuerte, de reprensión para los tibios, "los cristianos que son ni fríos ni calientes". A ellos les dice: "estoy por vomitarte de mi boca". Dios reprocha la tranquilidad "sin sustancia" de los tibios. Una "tranquilidad que engaña". "¿Pero qué piensa una tibio? Aquí lo dice el Señor: piensa en ser rico. ‘Yo me he enriquecido y no tengo necesidad de nada. Estoy tranquilo'. La tranquilidad que engaña. Cuando en el alma de una iglesia, una familia, una comunidad, una persona siempre todo es tranquilo, no hay Dios".

El Señor, dijo también Francisco, los define - que se creen ricos - infelices y miserables. "Lo hace por amor" para que puedan descubrir otra riqueza, que sólo Él puede dar. "No es la riqueza del alma que crees tienes porque eres bueno, haces todas las cosas bien, todo tranquilo: otra riqueza, la que proviene de Dios, que siempre lleva una cruz, siempre trae la tormenta, siempre trae cierta preocupación en el alma. Y te aconsejo comprar ropa blanca, para vestir, para que no aparezca tu vergonzosa desnudez: los tibios no se dan cuenta de estar desnudos, como el cuento del rey desnudo a quien un niño le dice: '¡Pero el emperador está desnudo!’... Los tibios están desnudos".

La tibios "pierden la capacidad de contemplar, la capacidad de ver las grandes y bellas cosas de Dios". Por ello, el Señor trata de despertarlos, ayudarles a convertirse. Pero el Señor está también "de otra manera: nos va a invitar: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo’". Aquí el Papa subraya la importancia de ser capaz de "oír cuando el Señor llama a nuestra puerta", "porque él quiere darnos algo bueno, quiere unirse a nosotros". Hay cristianos que "no se dan cuenta cuando llama el Señor", "cada ruido es el mismo para ellos". Se necesita “escuchar bien” cuando llama el Señor, cuando Él quiere llevar su consuelo. El Señor está ante nosotros también "para ser invitado". Es lo que ocurre con Zaqueo, como se relata en el Evangelio de hoy: "Esa curiosidad de Zaqueo, el pequeño, ha sido plantada por el Espíritu Santo". "La iniciativa viene del Espíritu hacía el Señor: el Señor está. Él mira hacia arriba y dice: 'Pero, vamos, invítame a tu casa'. El Señor está... está siempre con amor: o para corregirnos o invitarnos a cenar o hacerse invitar. Está para decirnos: "despertad". Está para decirnos: 'Abrid'. Él está para decirnos: 'Desciende'. Pero siempre está Él. ¿En mi corazón distingo cuando el Señor me dice 'despertad'? ¿Cuándo dice "abrid"? ¿Y cuándo me dice bajad?”. El Espíritu Santo nos de la gracia para poder discernir estas llamadas".