Activista indio: la prohibiciĆ³n de las rupias atenta contra el pueblo
de Ram Puniyani

El gobierno de Narendra Modi buscaba poner un freno a la corrupción. Pero la iniciativa de eliminar los billetes sujetos a la falsificación aparece cada vez más como un intento de obtener tajadas de un gran negocio. Quienquiera que critique la situación es tildado de “anti-nacionalista”. Mientras tanto, la población común sufre. La opinión Ram Puniyani, presidente del Center for Study of Society and Secularism de Bombay.


Bombay (AsiaNews) – La prohibición de las rupias es un ataque dirigido contra el pueblo. Es lo que sostiene  Ram Puniyani, presidente del Center for Study of Society and Secularism de Bombay. El activista social interviene en la cuestión que viene perturbando a la población desde hace más de un mes: la eliminación sorpresiva de los billetes de 500 y 1000 rupias, en un intento por combatir la falsificación de moneda. El problema, explica Puniyani, es que la devaluación se relaciona con un 86% de moneda circulante en forma de billetes retirados de circulación, pero sólo el 5% del dinero falsificado se vale de las rupias incriminadas. Cuando en el año 2014 fue electo el premier Narendra Modi, él se comprometió a eliminar el mercado negro del dinero falso. Quizás, sostiene el activista, en su origen, su intento de transformar la India en una “cashless economy” era bien intencionado.  Pero no tomó en cuenta el hecho de que es una economía que no estaba preparada para semejante shock. Y sobre todo, ha causado “enormes sufrimientos” a millones de personas. A continuación, su opinión (traducción a cargo de AsiaNews).

 

La acometida del mes pasado de Modi (noviembre de 2016) ha precipitado al país entero en un caos sin precedentes. La desmonetización [literalmente, “pérdida de valor”, término con el cual en la India se ha llamado a la eliminación de los billetes de 500 y 1000 rupias, ndr] del 86,4% del dinero circulante bajo la forma de billetes de 500 y 1000 rupias ha puesto en peligro la vida de muchos sectores de la sociedad. Casi 70 personas han muerto en las colas para retirar el dinero de los bancos o en los cajeros automáticos. Los trabajadores jornaleros han perdido sus ganancias por retirar dinero en efectivo, muchos de ellos han tenido que regresar a sus pueblos por falta de trabajo; los pequeños comercios han sido seriamente perjudicados; los agricultores están con la soga al cuello, en tanto lo más probable es que aquellos que detentan el “dinero negro” no estén sufriendo semejantes desventuras. El 80% del dinero negro [proveniente del comercio ilícito, ndr] está escondido en paraísos fiscales en ultramar, cerca del 15% de dicha riqueza está bajo la forma de bienes inmuebles, en el cambio del oro y este tipo de cosas.  Sólo el 5% del dinero asume la forma de billetes. Y es por este 5% que el 86% del dinero circulante ha perdido su valor, y que millones de personas a duras penas logran conseguir dos platos de comida al día y atraviesan enormes sufrimientos.

El impacto de todo esto ha sido que, de golpe, el dinero ganado con el esfuerzo de campesinos y de personas comunes ha sido congelado en bancos cooperativos, sociedades de crédito agrícola y en el sector inmobiliario. La economía agrícola y rural está al borde de la parálisis. Las enormes deudas de las grandes corporaciones inmobiliarias han sido etiquetadas como “deudas malas” y han sido canceladas. Todo esto muestra que la verdadera intención de este asalto no es la erradicación del dinero en negro, sino desencadenar un proceso de ingeniería social para hacerse de las míseras ganancias de las personas comunes en las cajas multimillonarias de las corporaciones a través del sistema bancario.  Esta iniciativa goza de un apoyo total de parte de aquellos que han hecho negocios con el mercado negro, o de los gigantes societarios que han sido beneficiados por el hecho de que sus deudas han sido canceladas.  

La respuesta a todo esto es muy diversa. La mayor parte de aquellos que esperan en las largas colas ha expresado su opinión con la vida y el sudor de su frente.  Mientras pocos de ellos han elogiado el esfuerzo realizado, sosteniendo que habrá un mejoramiento no obstante las largas filas, la mayor parte de los partidos de oposición –si bien se encuentran divididos, como ya es habitual en ellos- ha criticado con vehemencia la jugada del gobierno. Las críticas a la política de Modi, de nuevo y como es habitual, han sido rotuladas como anti-nacionalistas. Para referirse a estas críticas, Baba Ramdev, compañero errante de las políticas de Modi, ha usado la palabra “Deshdrohi” (anti nacional) y el lacayo del RSS [Rashtriya Swayamsevak Sangh, ultranacionalistas hindúes, ndr] Devendra Fadanvis, jefe de ministros de Maharashtra, ha utilizado la palabra Deshvirodhi (contra la nación). Gran parte de los secuaces de la Modi-manía, no obstante los sufrimientos, considera que ésta ha sido una buena medida. Su ilusión deriva del hecho de que, a largo plazo, el sistema será mejor y ellos saldrán beneficiados. Modi ha lanzado una aplicación para efectuar un sondeo que muestre la opinión que las personas tienen de él, en tanto algunos relevamientos ya muestran un creciente resentimiento contra la iniciativa.

No es ningún misterio el motivo por el cual ha sido emprendida. Hace varios meses, los dos periódicos más importantes de Gujarat reportaron la noticia de la desmonetización. Muchos consideran que puede tratarse de un modo de debilitar a los partidos de la oposición en las próximas elecciones en Uttar Pradesh, y sobre todo en Punjab.  La idea es reducir la capacidad de la oposición para llevar adelante una campaña electoral. Existen informes que muestran que el BJP tenía pocos bienes inmuebles poco antes de la desmonetización. El objetivo de esta decisión pareciera ser el de querer resolver el problema de las “deudas malas” contraídas por las empresas con financiamiento público, acordadas con los gigantes de las corporaciones a través de los bancos y a través de los enormes depósitos.

En el 2014 la campaña de Modi por el poder fue construida en torno a la promesa de Acche Din [“días buenos”, ndr] y de recuperar el dinero negro de los bancos al otro lado del océano, y depositarlo bajo la forma de 1,5 millones de rupias [casi 21.000 euros] en cada cuenta privada. En los últimos dos años, el escenario social ha empeorado de manera drástica. Durante este período, el precio de los productos ha alcanzado niveles altísimos. El del tur dal  [grano común, guandú o frijol de palo, ndt] se ha incrementado repentinamente pasando de 60 a 150 rupias por kilo. A pesar de la drástica caída del petróleo crudo en el mercado internacional, que pasó de 119 a 30 dólares el barril, en la India el precio del petróleo ha bajado de 67 a 60 rupias. Grandes sociedades, como Mallya [con intereses que van desde la industria química, pasando por la farmacéutica y llegando incluso al mercado aéreo –ndr] se han alegrado de quedar a salvo de ingentes deudas. Ahora todo esto ha salido a la superficie, junto a la no realización de arrogantes promesas como la de la rupia que se  vuelve más fuerte en relación al dólar. La crisis agraria está agravándose. Con la desmonetización, la producción de sectores no organizados está al borde la más absoluta parálisis. Ahora parece ser que Modi, que es blanco de las burlas de la oposición y de los críticos a raíz de sus arrogantes promesas, quisiera reivindicar que de esta manera han sido efectuados grandes esfuerzos en esta dirección. Como si esto fuera poco, una gran área de dinero no calculado permanece intocable. Hay un impulso hacia una economía “cashless”  [economía sin efectivo, es decir, “bancarizada”, ndt] para la cual un gran número de personas no estaba preparada de antemano.

En los últimos dos años y medio, las franjas extremistas del grupo RSS – el lago ideológico en el cual pesca Modi- se han vuelto más audaces y han arrojado al dominio público algunos no-cuestionamientos, identidades vinculadas al individuo. Estos problemas emotivos, cuyo rango se extiende desde la disputa en torno al Templo de Ram-Mezquita de Babri han sido conectadas a otras cuestiones como las vacas sagradas, la [prohibición de la] carne de ternera, el pseudo-nacionalismo de Bharat Mata ki Jai, la abolición de la autonomía de los institutos educativos, la creación de un creciente clima de intolerancia, que ha llevado a numerosos escritores de suceso y activistas sociales a devolver importantes premios a su carrera. Las cuestiones que son mucho más profundas, como el alivio de la pobreza, el empleo, la desnutrición y la salud, referidas a la crisis agraria, han sido sepultadas bajo el peso del pseudo-nacionalismo. Este híper nacionalismo también ha empeorado el estado de cosas en Cachemira y las relaciones con los países vecinos, particularmente con Pakistán y Nepal.   

Parece ser que esta es una iniciativa que beneficiará al mundo de las corporaciones y generará enormes sufrimientos en la población media. La propaganda de “esto nos convendrá” fue creada con gran suceso. Pero esta propaganda engañosa, ¿vencerá sobre la realidad, aunque sea a largo plazo?