Todos los partidos de acuerdo que sirve una nueva ley electoral, pero cada uno quiere la suyo
de Pierre Balanian

A lo largo de la vida relativamente breve del Líbano contemporáneo, la ley electoral fue remodelada varias veces. Todos unánimes en rechazar la ley de 1960 y aún más aquellas del 2000 y del 2005, pero en realidad cada confesión quiere una ley electoral a su propia medida y esto resulta imposible.


Beirut (AsiaNews)- Con el acercarse de las próximas elecciones parlamentarias en Líbano vuelve a la actualidad la cuestión de tener que adoptar una nueva ley electoral, sobre la necesidad de la cual son todos unánimes. La Constitución, de hecho, en el Art. 42 pone el término de 60 días para elegir un Parlamento, término que iría desde la mitad de abril hasta la mitad de junio.

Nadie quiere el vacío de poder al cual ayer, 6 de marzo, el presidente del parlamento, Nabih Berri quiso aludir diciendo: “Temo que se llegará a fines de abril sin haber adoptado una nueva ley electoral”. La ley electoral está ya en el centro de todos los debates y encuentros entre las fuerzas políticas y varios jefes religiosos del país. Un debate que el ciudadano común se le hace difícil comprender en todas sus facetas contentándose a menudo en apoyar una forma u otra según cuánto expresado por los líderes por simpatía y afiliación. Lo que se entiende del debate es que urge decidir si ir adelante con la ley de 60 (que muchos piensan se trate del 60% mientras que en realidad el 60 no es nada más que la ley adoptada en 1960) o si en cambio aplicar el proporcional.

A lo largo de la vida relativamente breve del Líbano contemporáneo, la ley electoral fue remodelada varias veces, hecha y vuelta a hacer a su propia medida según las fuerzas y las influencias en el terreno. La manipulación sucedía fundamentalmente a través de la división de las circunscripciones. La Constitución de 1926 no previó ningún mecanismo para las elecciones legislativas, ni especificó el número de diputados. Todo fue definido con las leyes sucesivas, así que los electores eran invitados a elegir sus representantes o a nivel de Caza (distrito) o a veces en circunscripciones más ensanchadas.

Las seis provincias en Líbano son administrativamente divididas en 25 Caza (distritos) con la sola provincia de Beirut que no tiene distritos.

Al finalizar la guerra civil de 1990, cuando el actual presidente de la República libanesa, el general Michel Aoun estaba en el exilio en Francia-donde los había precedido su predecesor Amin Gemmayel- y los cristianos habían quedado sin líder a excepción del patriarca maronita, los países árabes con a la cabeza Arabia saudita impusieron un acuerdo de reconciliación nacional, conocido como el acuerdo de Taef. De este acuerdo nacía la ley electoral de 1992 que elevaba el número de diputados de 99 a 128. La división de las circunscripciones según esta ley de 1992 resultaron fenomenales en el satisfacer a todos o a ninguno: la provincia de la Bekaa era dividida en tres, el Monte Líbano en seis y las provincias del Sur del país y de Nabatiye reagrupadas en una sola circunscripción. Esta ley desfavorecía a los cristianos y los llevó a boicotear el voto.

Eran los años de la Pax siria. En 1999 el Parlamento vara una nueva ley electoral para las elecciones del 2000, una ley hoy conocida como la ley de Ghazi Kenan, el de hecho gobernador sirio del Líbano, que divide el país en 14 circunscripciones. A esta ley se opusieron 17 diputados entre los cuales estuvo Rafic Hariri. Esta ley divide Beirut (en tres circunscripciones) y el Norte del Líbano (en dos) en modo escandaloso, una ley de desigualdad y división con la finalidad de disolver el electorado cristiano en medio de amplias mayorías de electores musulmanes. Una ley hecha a medida por favorecer a las fuerzas aliadas de Siria que hizo nacer al Parlamento muchos grupos, pero ninguna mayoría (así el partido mayoritario de Hariri por ejemplo contaba sobre solos 26 diputados). Esta ley criticada fuertemente por los líderes de Siria, con una sola modificación: las dos circunscripciones del sur y de Nabatiye fueron separadas.

En 2005, la oposición con Hezbollah, Amal, el partido de Aoun y de los armenios, tienen la mayoría, con 72 diputados sobre 128. La cosa cierta es que desde 1992 todas las elecciones han marginalizado a los cristianos. Para tener una idea de cómo las divisiones de las circunscripciones pueden crear desequilibrios a nivel confesional basta pensar que si la ley de 1960 fuese aplicada hoy los musulmanes lograrán elegir 88 diputados y los cristianos 42, mientras que si se aplica la ley del 2000 y del 2005 los musulmanes obtendrían 105 escaños y los cristianos 23. Así, el parlamento actual que se auto renovó el mandato sin elecciones, representa realmente el 41% de los libaneses.

En el momento actual todos son unánimes 8sobre todo el partido de Aoun y los falangistas y con ellos también los chiíes de Hezbollah) en el rechazar la ley de 1960 y aún más las del 200 y del 2005. “Sólo la ley proporcional con el entero país como una sola circunscripción podría efectivamente garantizar la ecua representación de todos los libaneses, de todas las confesiones y etnias”, dijo también en su último discurso el líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah. Est propuesta avanzada por el general Aoun y sostenida ampliamente por el patriarcado maronita y por los chiíes de Hezbollah encuentra la oposición del druso Walid Jumblatt y por el chií de Amal Nabih berri al cual se habían unido también a los grupos sunitas. Todavía en curso desde las últimas semanas, perecería que los sunitas hayan aceptado la proporcional a condición que Hariri permanezca como Premier sean cual sean los resultados. La ley a base proporcional es una “solución a la libanesa” en cuanto conjuga la proporcional con el sistema confesional. El elector debe elegir una lista o un nombre de una lista, la complejidad está en el balotaje de los votos que sucede en dos etapas, ante todo definir el número mínimo de votos para obtener un escaño y en base a esto dividir el total de los votos con el número de escaños se obtiene así la cuota electoral, luego en la segunda etapa se dividen los votos con las cuotas electorales para definir los escaños ganados por cada lista. Los candidatos en la primera etapa son clasificados según los votos obtenidos, la distribución sucede por orden hasta garantizar todos los escaños destinados a cada confesión.

Se ha hablado también de la así llamada “ley ortodoxa” (así llamada porque quien firmó fue el diputado cristiano ortodoxo Elie Ferzli) que prevé la división de los escaños en número igual entre cristianos y musulmanes. Los cristianos todos reagrupados votarían por candidatos cristianos, mientras que los musulmanes tendrían su 50% de los escaños divididos entre las tres confesiones chiíes, sunitas y drusos y cada confesión votará a sus candidatos. Esta propuesta puesta en discusión parece rechazada porque es causa de divisiones.

Mientras tanto entre las varias propuestas presentadas por la comisión nacional encargada de la reforma electoral hay un proyecto que prevé un sistema electoral mixto entre el escrutinio mayoritario y el escrutinio proporcional, con una cuota rosada del 30%. La propuesta de ley de hecho prevé de recorrer a la elección de un cierto número de diputados que serían elegidos en base proporcional a nivel de provincias.

Los partidos y las Iglesias cristianas insisten en bajar la edad del derecho al voto de 21 a 18 años y en el permitir el voto también a los libaneses de la diáspora (en su mayoría de confesión cristiana).

En realidad cada confesión quiere una ley electoral a su propia medida y esto resulta imposible.

Jibran Basil, yerno del general Aoun y jefe del partido Tayyar al-Hur (La corriente libre) que representa a la mayoría de los cristianos en Líbano (maronitas, melquitas y armenios) el 5 de marzo declaró en el curso de una celebración realizada en Tannurin que “no hay otra prioridad más importante que una ley electoral”, amenazando que nada podrá avanzar en el país sin la aprobación de tal ley. En ausencia de tal ley, sostuvo que se arriesga el vacío de poder y que el presidente de la República no firmará ninguna ley que se relaciones con la del 60 “porque respeta la voluntad popular”. La ley de 1960 dijo “está muerta y sepultada” y nadie entiende “hacerla resurgir”. Jibran además agregó. “nosotros estamos listos para adoptar una reforma completa que tenga también que ver con la ceración de un Senado y la adopción del sistema laico, sin embargo, a la sombra del “atrincherarse” confesional, nosotros no aceptamos la iniquidad, como no aceptamos que los cristianos sean completamente marginados respecto al rol que les toca dentro del sistema, un rol indivisible y que  debe ser integral, para que sean socios completos y a todos sus efectos. Sólo así el Líbano encontrará su esplendor y su misión tendrá el propio sentido”.