Papa: convertirse es alejarse del mal y aprender a hacer el bien, no con palabras sino con “cosas concretas”

“En el camino de la vida, de la vida cristiana se aprende todos los días. Se debe aprender todos los días a hacer algo, a ser mejores del día antes”. “Es un camino de alejarse y de aprender”. Él, el Señor, dice tres cosas concretas pero hay tantas: buscad la justicia, socorred al oprimido, hagan justicia al huérfano, defended la causa de la viuda…pero, cosas concretas”.


Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Convertirse y alejarse del mal y aprender a hacer el bien. Es un camino que hay que hacer no con palabras sino en “cosas concretas” y dejándose guiar por el Señor. Lo dijo hoy el Papa Francisco durante la misa celebrada esta mañana en la casa Santa Marta, comentando las palabras del profeta Isaías descritas en la Primera Lectura de hoy. Alejarse del mal y aprender a hacer el bien, que representa el corazón de la exhortación e profética, y que son las etapas de este recorrido.  “Cada uno de nosotros, cada díahace algo malo”. En efecto la Biblia dice que “el más santo peca siete veces al día”..

El problema, subrayó el Papa, está en “no habituarse a vivir en las cosas malas” y alejarse de lo que “envenena el alma”, la empequeñece. Y, por tanto, hay que aprender a hacer el bien: "No es fácil hacer el bien: debemos aprenderlo. Siempre. Y Él nos enseña. Pero: Aprendan. Como los niños. En el camino de la vida, de la vida cristiana se aprende todos los días. Se debe aprender todos los días a hacer algo, a ser mejores que el día anterior. Aprender. Alejarse del mal y aprender a hacer el bien: ésta es la regla de la conversión. Porque convertirse no es ir a lo de una hada para que nos convierta con la varita mágica: ¡No! Es un camino. Es un camino por el que hay que apartarse y aprender".

 “Él, el Señor, aquí dice tres cosas concretas, pero hay muchas otras: buscad la justicia, socorred al oprimido, haced justicia al huérfano, defended la causa de la viuda. Son cosas concretas. Se aprende a hacer el bien con cosas concretas, no con palabras. Con hechos. Por eso Jesús en el Evangelio que hemos escuchado reprueba a esta clase de dirigentes del pueblo de Israel, porque ‘dicen y no hacen’, no conocen lo concreto. Y si no hay concreción, no puede haber conversión”.

En la Primera Lectura el Señor también hace una invitación: “Vamos, vengan y discutamos”. “Vamos”: una bella palabra – dijo Francisco – una palabra que Jesús dirigió a los paralíticos, a la hija de Jairo, así como al hijo de la viuda de Naín. Y Dios nos da una mano para “elevarnos”. Y es humilde, se abaja tanto hasta decir: “Vengan, discutamos”. Dios nos ayuda: “El caminar juntos para ayudarnos, para explicarnos las cosas, para llevarnos de la mano”. El Señor es capaz de “hacer este milagro”, es decir, “cambiarnos”, no de un día para el otro, sino en el camino. "Invitación a la conversión, aléjense del mal, aprendan a hacer el bien… 'Vamos, levántate, ven a mí, discutamos y vayamos adelante. Pero tengo tantos pecados… Pero, no te preocupes: si tus pecados fueran como la escarlata, se volverían blancos como la nieve'. Y éste es el camino de la conversión cuaresmal. Sencillo. Es un Padre que habla, es un Padre que nos quiere, nos ama. Y nos acompaña en este camino de conversión. Sólo pide de nosotros que seamos humildes. Jesús dice a los dirigentes: “El que se ensalce, será humillado y el que se humille será ensalzado”.

“El camino de la conversión cuaresmal”, concluyó Francisco, “es alejarse del mal, aprender a hacer el bien, levantarse e ir con Él”. Entonces “todos nuestros pecados serán perdonados”.