Pascua, la comunidad católica de Palembang festeja el bautismo de 48 catecúmenos
de Emiliana Saptaningsih

Ser católicos en Indonesia es un desafío. Yulianus Suroso: “Al inicio muchos catecúmenos son aislados de las familias a causa de su elección”. La felicidad de los nuevos cristianos al final de un largo recorrido. Yohana Rista Sijabat: “Desde cuando recibí el bautismo estoy superada por la alegría. Es un sueño que se realiza”.


Palembang (AsiaNews) – La comunidad de la parroquia del Sagrado Corazón en Palembang, South Sumatra tiene 48 nuevos cristianos. El pasado 15 de abril, de hecho, en ocasión de las celebraciones del Sábado Santo, 48 personas han recibido el bautismo durante la misa matinal. Otras cinco fueron bautizadas durante la Vigilia de Pascua, mientras que dos catecúmenos se hicieron cristianos durante la función dominical en la parroquia de S. Pío X en Tanggamus, Lampung.

Cada año, en la mayor parte de las parroquias de la diócesis de Lampung y Palembang, se desarrollan con regularidad bautismos de adultos. La mayor parte de ellos son celebrados fuera de la Semana Santa y del Domingo de Pascua. Los catecúmenos consideran el bautismo como algo de muy significativo para sus vidas, desde el momento que ellos enfrentan diversos desafíos para convertirse en católicos en Indonesia, país donde la mayoría es musulmana.

Yohana Rista Sijabat (32), neo-bautizada de Palembang, declaró a AsiaNews: “Desde cuando recibí el bautismo estoy sobrepasada por la alegría. Ir a la iglesia y participar de la misa con toda mi familia es un sueño que se realiza. Mi marido y su familia me han alentado a acercarme a la Iglesia. El testimonio de ellos de la fe en la vida cotidiana me ayudó mucho en abrazar el cristianismo”.

Yulianus Suroso, catequista de la parroquia del Sagrado Corazón, narra a AsiaNews que los catecúmenos se preparan al bautismo con diversas actividades que permiten a ellos conocer y desarrollar la familiaridad con la fe católica. Ellos enfrentan un recorrido que antes los lleva a aprender los fundamentos de la doctrina y después las oraciones, luego se involucran en la vida comunitaria. La felicidad de ser cristianos es su recompensa después de un camino lleno de fatigas.

“Al inicio muchos catecúmenos son aislados en sus familias a causa de su elección de convertirse en cristianos. No obstante todo, el tiempo cura las heridas y los reúne en una familia donde conviven diversas confesiones”, afirma Suroso.

“Me siento apagada. Ahora espero poder vivir una vida mejor con Jesús. Quisiera que la Iglesia, a través del sacerdote y la comunidad parroquial, guíe mi fe y que yo pueda convertirme ahora en una buena católica-declara Yohana Sijabat- No veo la hora iniciar mi nueva vida en la fe y espero que la Iglesia continuará abrazándome y a ocuparse de cuidar mi fe”.