Islas Andamán: las Misioneras de la Caridad visitan a familias, a enfermos y moribundos
de Santosh Digal

Las hermanas de la Madre Teresa llegaron a la capital, Port Blair, en 1994. En el archipiélago trabajan cuatro misioneras. Brindan asistencia a enfermos y moribundos en los momentos de necesidad; sostienen a los pobres financiando el estudio de sus hijos. 


Port Blair (AsiaNews) – Ayudar a las familias en dificultades y visitarlas todos los días; llevar una palabra de consuelo a los enfermos y moribundos y asistirlos en sus momentos de necesidad; sostener a los pobres pagando la cuota escolar de sus hijos. Es la obra de cuatro Misioneras de la Caridad (congregación fundada por Santa Teresa de Calcuta) en las islas Andamán. Una de ellas, sor Rose Ann, de 50 años, cuenta a AsiaNews en qué consiste el compromiso desarrollado cada día a favor de la población local. En particular, la monja subraya que ella y sus co-hermanas no sólo ofrecen sostén material sino también espiritual, porque aquello que cuenta es “experimentar el amor de Dios”.   

Las hermanas de la Madre Teresa llegaron al archipiélago indio en 1994, desembarcando en Port Blair. Hoy han creado dos comunidades, la de la capital y otra en Diglipur. Sor Rose Ann cuenta: “Visitamos a las familias todos los días. Ayudamos a los católicos en las oraciones. Les hacemos comprender la importancia de la Santa Eucaristía y del sacramento de la Reconciliación. Ponemos especial atención en las familias con dificultades y en sus vecinos. Los ayudamos a perdonar y  a recibir el perdón, porque de este modo pueden experimentar el amor de Dios”.  

En Diglipur las hermanas llevan adelante una casa para enfermos y moribundos. “Este año –continúa- recibimos a un hombre que estaba obligado a permanecer en la cama. Con la gracia del Señor y los cuidados amorosos, él se curó y ha vuelto a caminar. Y volvió feliz a su casa”. En este momento, el centro acoge a 10 hombres y cuatro mujeres. “También hospedamos a dos progenitores que se han quedado sin su pareja, con sus seis hijos. Los estamos ayudando a construir una casa. Les damos sostén material y pagamos la educación de los niños”.

Las misioneras también poseen una clínica móvil, “para poder atender a los enfermos que se encuentran en pueblos más distantes. Ellos vienen a vernos por las medicinas, confían mucho en la atención que brindamos”.

Las hermanas visitan también a 13 comunidades cristianas “de base”. “Aquí hemos desarrollado una novena de oración y hemos preparado a las personas para la reconciliación”. En otras tres comunidades católicas, las hermanas organizan centros “en los cuales alentamos a los fieles a una verdadera devoción del corazón de Jesús y a rezar el Rosario en familia. Rezamos con ellos la coronilla de la Divina misericordia, escuchamos sus problemas y los sostenemos desde el punto de vista material en todo momento.   Enseñamos el catecismo en los pueblos”. “Por último, visitamos los hospitales –concluye sor Rose Ann –, hablamos con los pacientes y rezamos con ellos por una pronta recuperación. Los ayudamos a aceptar el sufrimiento como un don de Dios”.