Mons. Dell’Oro: La Virgen de Fátima en Karagandá, tierra de los lagers soviéticos

Por el centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima, las Iglesias de Rusia, Kazajistán y de los otros países de Asia central se encuentran en la ciudad que otrora fue centro de los gulag. El ícono de la Virgen ha viajado por el territorio, involucrando a las familias católicas, pero también a ortodoxos y musulmanes. El Centenario, un estímulo “a la conversión para la vida”. La consagración de Rusia y de Asia central a María. 


Karagandá (Asianews)- Para la iglesia kazaja las celebraciones por el centenario de las apariciones de la Virgen a los pastorcillos de Fátima son “jornadas de intenso trabajo” y de devoción a María, marcadas por el signo de la convivencia y de la renovación. Un día esperado por toda la comunidad cristiana con calor y entusiasmo. Lo dice a AsiaNews, Mons. Adelio Dell´Oro, obispo de la diócesis de Karagandá.

La diócesis de Karagandá organizó una serie de conferencias, encuentros y ceremonias en la Catedral de Nuestra Señora de Fátima, en la ciudad de Karagandá. Los encuentros se iniciaron el 9 de mayo y culminarán con la misa matutina del 13 de mayo.

Para la ocasión, las Iglesias católicas de Asia central y de Rusia se reunieron en un momento de encuentro que se repite cada año después de Pascua y que este año se hizo coincidir con las celebraciones por la Virgen de Fátima.

En los eventos participan todos los sacerdotes y hermanas católicos de Asia central y Rusia y no sólo ellos: mañana intervendrá con discurso suyo un obispo ortodoxo, llevando el testimonio de la devoción ortodoxa por la Virgen. Además, en el día de hoy 70 laicos participarán en el Congreso mariano sobre los hechos de Fátima. Mons. Paolo Pezzi, arzobispo de Moscú, hablará de la devoción a María como método para vivir la fe: “Porque como María, también nosotros somos instrumentos para que el Señor se haga carne”.

En el programa también está previsto un concierto de órgano en el cual se interpretará música de un compositor sienés (de Siena) , Cesare Mancini y una visita a la fosa común en el cual están sepultados 20.000 caídos de la Segunda guerra mundial.

El momento más esperado es la celebración del 13 de mayo por la mañana, presidida por el Card. Joseph Cordes, enviado especial del Papa: “Para la Iglesia, es un modo de demostrar la cercanía a nuestra comunidad”. En la ocasión, las Iglesias de Rusia y de Asia central renovarán su consagración a la Virgen. Para la Iglesia rusa, la consagración a la Virgen tiene un valor importante, porque fue un pedido de la Virgen misma a los pastorcitos de Fátima, cuando allí comunicó que si Rusia comunista era alejada de la fe, esto tendría consecuencias en el mundo entero.

La comunidad vive la experiencia con mucho entusiasmo: “El ícono de la Virgen de Fátima viajó por las parroquias, donde se quedaba por 10-15 días. Era también llevada a las casas de las familias durante los momentos de oración y cuando se recitaba el rosario. Despertó el sentido de las apariciones. De muchas parroquias tuvimos bellísimos testimonios. En Almaty, una señora anciana, en cama desde hacía mucho tiempo, se levantó cuando llegó el ícono. En Astaná, en cambio, se reunieron para rezar juntos católicos, ortodoxos e incluso musulmanes”.

“La pregunta ahora es qué nos pide Dios, si estamos aquí para los ‘nuestros’ o para todos. Es un momento ‘crítico’ en un sentido positivo, un verdadero desafío para demostrar una experiencia de fe fascinante”

En los pensamientos del prelado, están los jóvenes de Kazajistán: “El desafío es conquistar a los jóvenes, también ellos están aplastados por la globalización, y son presa de la manía por el dinero y la carrera. Yo llegué aquí por primera vez en 1997, en aquel tiempo estaba en Caritas. Entonces la Universidad estaba llena de jóvenes que tenían una pregunta muy viva sobre el sentido de la vida, que ahora está sepultada bajo las cenizas”.

La diócesis de Karagandá es dos veces más grande que Italia y el número de fieles es difícil de precisar,  como ocurre en el resto de Kazajistán. “Las estadísticas están hechas sobre una base nacional, por los tanto lo kazajos son considerados musulmanes, los alemanes católicos y protestantes, los polacos, católicos y  ortodoxos rusos, y por lo tanto los números son difíciles definir”. En la diócesis hay unas 20 parroquias, con unos 8.000 fieles que participan de modo activo. “Es difícil decirlo, pero aquí puede suceder de todo, también puede que muera un abuelo ortodoxo y que se realicen los funerales en nuestra iglesia”.

El cristianismo en Kazajistán se desarrolló con entusiasmo después de la caída de la Unión Soviética: “Antes, hace 25 años, la fe era comunicada a través de la persecución. Desde que cayó la Unión Soviética, hubo más libertad para profesar la fe, que llevó a un momento de gran entusiasmo para todos, no sólo para los cristianos. Llegaron sacerdotes polacos y alemanes, que han reunido a los católicos y cristianos y fueron construidas nuevas iglesias. En los últimos 20 años muchos volvieron a sus países de origen, sobre todo debido a la política polaca de repatriación”. “Muchos alemanes, polacos y ucranianos habían llegado a Kazajistán debido a las deportaciones estalinianas. Karagandá era el centro más importantes de los lagers.. “Nuestras comunidades- continúa el obispo- disminuyen. Además, según me parece, durante el período soviético los laicos participaban más porque, debido a la falta de sacerdotes se sentían más responsables”.

Justamente por esto, concluye Mons. Dell´Oro, “yo espero que (esta celebración) sea un estímulo de conversión para mi vida y para hacer más presente a Dios a través de mí. Como dice la Virgen: “Mi corazón vencerá”.