Hermana de Orissa: Cristo me lleva a salvar a las mujeres del tráfico de seres humanos
de Santosh Digal

Sor Manjula Bars pertenece a la congregación de las Siervas de María. El distrito de Sundargargh es un lugar habitual para el tráfico de seres humanos. Las tribales seducidas con la promesa de trabajo; en realidad son vendidas como esposas o para el mercado del sexo. “El desafío más grande es crear una red de colaboración con el gobierno, la Iglesia y sociedad”.


Rourkela (AsiaNews) – “El amor de Cristo me alienta a salvar a las mujeres tribales del tráfico de seres humanos”. Lo dice a AsiaNews, sor Manjula Bars, de las Siervas de María, que trabaja para mejorar la condición de las mujeres en Orissa, en India oriental. La hermana explica que en el Estado indio “está convirtiéndose en una amenaza” el fenómeno del tráfico de mujeres, seducidas con la promesa de buenos trabajos, pero que en realidad son vendidas por poco dinero. Por esto la diócesis de Rourkela, dentro de la cual trabaja, “desde hace al menos dos años decidió enfrentar como prioridad el problema de las mujeres tribales, salvándolas y devolviéndoles la libertad”.

Sor Bars explica que las mujeres tribales (indígenas o aborígenes) son a menudo “engañadas por los cárteles de traficantes de seres humanos que las llevan a las ciudades de toda India con la promesa de trabajos simples o empleos fáciles. En cambio algunas de estas muchachas y mujeres tribales son vendidas como esposas a los pobres campesinos, otras terminan alimentando el mercado del sexo”.

El distrito de Sundargargh, que comprende la diócesis de Rourkela, “desde hace algunos decenios se convirtió en un lugar habitual para el mercado de seres humanos. Centenares de mujeres son vendidas en las ciudades y esto crea grandes peligros para las víctimas, sus familias y la  sociedad entera”.

La situación llevó a la diócesis a buscar modalidades para ayudar a las mujeres. Junto a su grupo y a funcionarios de la policía, la misionera salva a las muchachas antes de que ellas sean llevadas a otras ciudades. Luego se les da apoyo psicológico y formación vocacional, a través de lo cual se logra conocer de cerca la vida de cada una de ellas, dándoles una fuerte motivación para vivir una vida y una existencia digna en la sociedad. “Nuestro desafío más grande -continúa- es crear una red con las otras oficinas del gobierno, los grupos de la sociedad civil, los órganos de la Iglesia, los católicos y todas las personas de buena voluntad”. El objetivo de dicha colaboración “es generar una mayor conciencia sobre el tráfico de seres humanos y proponer iniciativas para erradicarlo del todo”. Según la hermana “es nuestra vocación religiosa apostólica que nos alienta a colaborar para construir un mundo de justicia y amor, como respuesta a las necesidades de la Iglesia y de la sociedad. Nuestras prioridades son los pobres, los oprimidos y los marginados”.