La nueva ley electoral (proporcional) elemento de estabilidad para el país de los cedros
de Fady Noun

Eliminado el sistema mayoritario, en vigor desde 1960, para garantizar una mayor representatividad. Para mañana está previsto el voto final del Parlamento. Las elecciones se realizarán en mayo de 2018. Satisfacción del presidente Aoun y del Premier Hariri. Pero quedan algunos elementos críticos. Falta por ejemplo reducir la edad para poder votar y las cuotas rosadas. Postergada al 2022 la adopción de escaños para la diáspora. 


Beirut (AsiaNews)- El acuerdo sobre la nueva ley electoral introducido en la vida política libanesa, unido a la elección del presidente de la República el 31 de octubre pasado después de dos años de sede vacante, representa un elemento de estabilidad ulterior en el actual cuadro geopolítico de la región.

Hay que considerarlo como un progreso la introducción de una ley basada en el sistema proporcional, respecto al mayoritario que data del 1960 y tiene sus raíces en el siglo pasado. Es también verdad, que mientras tanto, sucedió una guerra (1975-1990) que la bloqueó por más de 20 años el desarrollo de regulares elecciones: de 1972 a 1992, primer voto después de los Acuerdos de Taif, el acuerdo negociado en 1989 en la ciudad saudita bajo la égida de la Liga árabe para terminar con la guerra civil. Sin contar el impasse institucional que hizo necesario postergarlo hasta hoy de un mandato parlamentario iniciado en 2009 (y que habría debido permanecer en el cargo por cuatro años).

Adoptada por el Consejo de ministros, la nueva ley será votada mañana por el Parlamento a sólo tres días de la finalización del mandato de la actual asamblea. Esto significa el clima de tensión y espera que se ha vivido en espera de su elaboración y el orgullo de un jefe de Estado, el cual había “prometido” que una nueva ley electoral  “habría visto la luz al final”. Sin embargo, la naturaleza de la ley y sus imperativos prácticos, entre los cuales la adopción de una tarjeta electoral magnética que hace posible votar electrónicamente, haciendo necesario una extensión “técnica” y no más política, de una duración de 11 meses, del mandato de la Cámara actual (que se disolverá el 20 de mayo de 2018). Las próximas elecciones en Líbano están programadas para el primer domingo de mayo próximo (6 de mayo de 2018).

La nueva ley permite seguramente el ingreso al Parlamento de nuevas figuras que, en el pasado, estaban condenadas a ser excluidas del sistema mayoritario. Como primer comentario, todos o casi todos están relativamente satisfechos, primero entre todos el jefe de Estado y el Premier. Ellos hablan de “proeza económica”, sabiendo bien, que se estaba en la búsqueda de una nueva ley electoral desde 2009. Por el contrario, los descontentos parecen en cambio resignados. Es también cierto que el sistema proporcional no tiene sólo ventajas. Eso puede de hecho, provocar una dispersión de votos, que haría al Parlamento inmanejable. Sin embargo, los confines de los colegios electorales deberían corregir esta tendencia. En la práctica, el Líbano fue dividido en 15 colegios electorales relativamente homogéneos con la aparición, dónde era posible, de mayorías electorales  homogéneas a nivel comunitario: cristianos (en el respeto de la variable de las denominaciones diversas entre los cuales católicos, ortodoxos y protestantes), musulmanes chiíes y drusos.

El su conjunto, la novedad introducida por este sistema- para los cristianos- es la elección de un número más grande de diputados en el contexto de mayorías electorales cristianas. “No existe todavía (la ley) ideal, pero ciertamente es un notable progreso” subrayan el jefe del CPL (Movimiento patriótico libre) Gebran Bassil y el vice-presidente de FI (Fuerzas libanesas) Georges Adwan, que ambos han negociado la nueva ley electoral junto a la Corriente del futuro sunnita y tándem-chií- Hezbollah-Amal. Es una vuelta a nivel del “vivir juntos”, en cambio protestan los proponentes de un Líbano tradicional que temen una regresión hacia una “federación de comunidades” en la cual el sentimiento de pertenencia comunitario es más fuerte de la pertenencia a la patria.

Queda el hecho que es el esencial, a los ojos del presidente de la República y de Samir Geagea el aumento cerca de 50 (en lugar de los 36 representantes precedentes, sobre un total de 64, o sea la mitad de un Parlamento de 128 miembros en el cual los musulmanes y cristianos son representados en igual medida) del número de los diputados representativos de las mayorías electorales cristianas.

Como ya recordado, el sistema no presenta sólo ventajas. El voto a base proporcional, con listas bloqueadas, penaliza a los candidatos independientes y a los grupos menores. Este es el nudo crítico de la nueva ley. De este modo, una lista abierta debe contener un número de candidatos iguales o superior al 40% del número de escaños para asignar, para ser elegible. Esto podría alentar a los candidatos independientes y a los representantes y a los representantes de la sociedad civil, que han hecho acto de presencia en las últimas elecciones municipales, a unir sus esfuerzos para corregir la hegemonía de las listas representativas de las fuerzas tradicionales. Este podría ser el caso, en particular, para el partido de Kataëb y para independientes como Boutros Harb (diputado de Batroun), por lo que se refiere a los opositores chiíes al tándem Hezbollah-Amal (sobre todos Ibrahim Chamseddine, hijo del ex imán Mohammad Mehdi Chamseddine, por mucho tiempo presidente del Consejo superior chií) y para los rivales del CPL, entre los cuales sobresale el ex ministro de Justicia, Achraf Rifi, que trata de superar por derecha a Saad Hariri.

Dicho esto, es inútil negar la evidencia: el proyecto de ley, que resulta ser el fruto de un compromiso, refleja la relación de fuerza actual que tiende a favor de Hezbollah. Según el experto Tanios Chehwane, la formación de cuatro circunscripciones de mayoría chií hace difícil a los otros candidatos romper el actual alineamiento, también con el sistema proporcional, sabiendo que el partido radical chií defendía este sistema ya desde su inicio, junto al principio de un Líbano a “circunscripción única”, una perspectiva totalmente inaceptable para las comunidades cristianas. El diputado de Kataëb Nadim Gemayel quiso protestar lo mismo contra la ley, afirmando que Hezbollah al final “logró su finalidad”. Al contrario, si la representatividad de Hezbollah no corre el riesgo ciertamente ser minada, salvo sorpresas, esto no será ciertamente el caso de los otros partidos, entre los cuales la Corriente del futuro y el Partido progresista socialista de Walid Jumblatt. Y lo mismo vale para la Corriente patriótica libre, que verán casi por cierto disminuir el número de sus diputados.

Signo de la vieja mentalidad, la nueva ley electoral rechazó el principio de la reducción a 18 años de edad de voto, si bien el país sea siempre más joven a nivel demográfico, así como la introducción de las así llamadas cuotas rosadas. Sobre este último punto, en particular, la iniciativa está dejada manos de las corrientes y de los partidos presentes. Si bien manteniendo el principio, la nueva ley electoral mientras tanto hizo postergar al año 2022 la elección de seis diputados en representación de la diáspora en el mundo, una realidad de gran mayoría cristiana.

La postergación de 11 meses previsto para el desarrollo de las elecciones, al final, fue objeto de críticas del presidente Aoun, pero va al encuentro de las exigencias de la Corriente del futuro, que trabaja para volver a encontrar un base lectoral volátil, sensible a los conflictos regionales y el intento del extremismo de Hezbollah.