Mons. Ortega: El sufrimiento de los cristianos en Irak es un don para nosotros. Tiempo de reconstruir

Los cristianos no han renunciado a la fe “ni siquiera para fingir”, dejando todo a sus espaldas. Ahora viven en medio de la precariedad, pero no hay rencor en su corazón. Rezan por sus perseguidores y están agradecidos por todo lo que ha pasado porque “ha sido la ocasión para redescubrir aquello que es más importante, que es la fe”. En la Llanura de Nínive, no bastan las victorias militares. Los cristianos deben regresar porque son “la presencia de Cristo”. 


Roma (AsiaNews) – “El testimonio de fe de estos cristianos estupendos es un tesoro para nosotros”. Con estas palabras, Mons. Alberto Ortega Martín, nuncio apostólico en Jordania e Irak, comenta la experiencia de los cristianos iraquíes. Un “sí a Dios” que les ha “costado todo”, y que la Iglesia es llamada a sostener. La ocasión de su testimonio fue el rezo del Santo Rosario por los cristianos perseguidos, organizado por el comité Nazarat, anoche, en la Iglesia Santa Maria delle Fornaci.

Desde que se inició el milenio, la cantidad de cristianos presentes en Irak se ha reducido de manera drástica, pasando de ser un millón y medio a 300.000. Una “grave pérdida, no solamente para la Iglesia, sino para la sociedad, porque los cristianos pueden desarrollar, y de hecho desarrollan, un rol fundamental en la vida del país”.

En el 2014, con la llegada del Estado islámico, ellos fueron obligados a elegir entre convertirse y  pagar una tasa o irse para huir de la muerte: “Han dejado todo para no renegar de la fe. No sé de nadie que haya renunciado a la fe, ni siquiera fingiendo hacerlo”, cuenta Mons. Ortega. “De la noche a la mañana, tomaron unas pocas cosas y partieron”. Pero incluso lo poco que llevaron consigo se perdió en la huida, pues fue confiscado por militantes del ISIS en la salida de la ciudad.

Actualmente, muchos de estos cristianos viven en el Kurdistán, en su mayor parte, en casa que son alquiladas con la ayuda de la Iglesia universal y en un campo de refugiados “digno” que hospeda a unas 4.000 personas. Las viviendas están pensadas para que allí viva una familia, pero son compartidas por dos o tres, dependiendo de cuántos niños tengan éstas: “[Viven en una] habitación pequeña, con los colchones dispuestos a un lado, que por la noche se colocan sobre el suelo para dormir, un armario de plástico con tres cosas, una pequeña televisión, y siempre tienen  la imagen de Jesús, de la Virgen, o un altar”.

A pesar de las dificultades, ellos no se quejan, porque “han perdido todo, pero no así la fe”.

“Es conmovedor el hecho de que estas personas no tengan rencor en el corazón”, continuó Mons. Ortega- “Son capaces de perdonar a aquellos que los expulsaron, que les hicieron mal. Incluso hasta rezan por aquellos que los persiguieron, para que se conviertan, para que el Señor reine en sus corazones”.

Una fe, según el prelado, que ha renacido en las dificultades: algunos de ellos, que no eran muy practicantes, incluso declaran estar agradecidos por todo lo ocurrido, porque “ha sido una ocasión para redescubrir aquellos que es más importante, que es la fe”.

“El Señor permite estas cosas para un bien más grande. Su testimonio de fe, para nosotros, en Occidente, ha sido un regalo”.

En los pensamientos del  prelado también está el futuro de Mosul, donde está desarrollándose una batalla para la liberación de la ciudad: “No basta con la victoria militar, es necesario actuar desde el punto de vista político, económico, y, sobre todo, desde el punto de vista de la educación. Es necesario introducir una nueva mentalidad de diálogo, de colaboración”.  

Algunos cristianos están regresando a sus pueblos, pero se topan con la desilusión de hallar las casad destruidas y quemadas “sin ningún motivo”, sino “hacer el mal”. “Se debe reconstruir, por ende, necesitamos la ayuda de toda la Iglesia, de las Naciones Unidas, de la comunidad internacional. En algunas provincias, por ejemplo en Teleskuf , donde el ISIS estuvo por poco tiempo, las casas no fueron dañadas y ya hay 500 familias que han regresado”. En Karamles algunos grupos estarán regresando hacia fin de mes.

Un regreso que necesita ser sostenido no sólo con la oración, sino también con la ayuda concreta de campañas como “Adopta un cristiano de Mosul”, lanzada por AsiaNews, pero sobre todo, con el apoyo de “nuestro sí al Señor”, porque “ellos, para decir Sí al Señor, han perdido todo”. Para el prelado, es digno de destacar que ante la pregunta “¿qué esperáis de los cristianos de Occidente?”, ellos responden “que vivan la fe”.

Los cristianos deben regresar porque su misión es ser “la presencia de Cristo, un bien para todos”.

En un comentario exclusivo para AsiaNews, Mons. Ortega contó que los jóvenes iraquíes tienen “una mentalidad más unitaria, han sido criados con muchos valores: la fe, la familia, los jóvenes viven la fe, se buscan para estar juntos en las parroquias. Cuando se puede, hacen actividades para ellos”. Él recordó a Miriam, la niña que en una filmación rodada dos años atrás dijo que quería perdonar a todos: “La vi durante un encuentro de catequesis para la comunión, que se da los días viernes, había unos 400 niños. Me daba tanta esperanza pensar “pero mirá” seguramente habrá tantos niños así. A esta la conocí por la filmación, pero ¿cuántos más habrá?. Hay que estar atentos a ellos, cuidarlos, para que puedan cultivar ese tesoro que tienen”.