En Karnataka, cristiano pentecostal es acusado de conversiones forzadas
de Nirmala Carvalho

Dorairaju tiene 63 años y viven en el pueblo  de Kollamogru-Kalmakaru. Un grupo de aproximadamente 20 personas lo rodeó y revisó. El cristiano ya había sido incriminado en el pasado. Quizás esté bajo la mira de los hindúes por ser él mismo un converso. 


Bombay (AsiaNews) – Un cristiano pentecostal del Karnataka fue entregado a la policía con la acusación de estar llevando a cabo conversiones forzadas. El 26 de agosto pasado, Dorairaju, un hombre de 63 años, fue rodeado por una veintena de residentes del pueblo de Kollamogru-Kalmakaru. El grupo de hindúes primero lo revisó y luego lo “acompañó” a la comisaría local. Los agentes recibieron la denuncia de los acusadores,  enviaron a todos de vuelta a sus casas, incluido el cristiano. Hoy, Dorairaju deberá presentarse otra vez en la Jefatura de la policía para defenderse de la acusación de haber intentado convertir a otras personas prometiendo dinero a cambio. Al conversar con AsiaNews, Sajan K George, presidente del Global Council of Indian Christians (Gcic), afirma: “El cristiano acostumbra visitar las casas del pueblo para llevar la Buena Noticia, pero jamás ha ofrecido dinero”.

En el pasado, el hombre ya había sido incriminado por conversiones forzadas. Es muy probable que la desconfianza que se muestra hacia él se deba al hecho de que él mismo es un converso. Dorairaju visita regularmente las casas de su pueblo, donde viven varios dalit, y ofrece oraciones por ellos. Sus visitas ya habían desencadenado una ola de sospechas por parte de los hindúes.  

Tras haber revisado su bolso, en el cual han encontrado material religioso, el grupo lo arrastró hasta los agentes. “Los habitantes de pueblo –reporta Sajan K George – se dedicaron a prestar declaración contra él durante una hora, acusándolo de haber intentado doblegar [a la población] prometiendo dinero a cambio. Pero todo esto es falso. Dorairaju jamás ha intentado corromper a alguien. Sólo quería compartir las enseñanzas del Evangelio, y esto no es criminal ni ilegal. Las personas le abrían las puertas de sus casas, por lo cual no ha habido ninguna violación de domicilio, y mucho menos se ha metido en una casa valiéndose de engaños”. “Toda esta situación –concluye- es realmente triste para el cristiano pentecostal vulnerable, que ha sido tomado y arrastrado por una mayoría sólo por visitar casas”.