Contra los abortos selectivos de las niñas. ‘María se eleva como nuestra esperanza’
de Nirmala Carvalho

Hoy, fiesta de la Natividad de María, la Iglesia católica celebra la Jornada de la niña. Aún muy difundida la práctica de la determinación del sexo, que mata a miles de fetos femeninos cada año. María “nos muestra cómo vivir los misterios  cristianos”. El comentario del p. Anthony Charahgat, director del semanal de la arquidiócesis de Mumbai.


Mumbai (AsiaNews)- En el día de la Natividad de María, la Iglesia católica en India celebra hoy la Jornada nacional de la niña. Según el censo de 2011, el número de niñas nacidas, cada 100 varones es de 918. Esto significa que también hoy están en vigor las prácticas de selección del feto y de los abortos selectivos. El problema de los infanticidios femeninos es una vieja cuestión en India, que deriva del prejuicio radicado contra las mujeres. Dado que para las niñas es más difícil encontrarles trabajo o ser consideradas a la par de los hombres, amplias fajas de la sociedad india consideran que sea mejor no darles la vida.

Con la llegada de los ultrasonidos, de los test para determinar el sexo del que va a nacer y de exámenes como la amniocentesis, decenas de miles de fetos femeninos jamás nacieron. Para frenar el abuso de estos test clínicos, en 1994 el gobierno promulgó el Pre- conception and Pre-Natal Diagnostic Technologies Act (Pc&Pndt), que prevé una serie de penas a quién es encontrado en flagrancia de delito, ya sea un médico como un padreo madre.

En esta Jornada, el p. Anthony Charahgat, director de “The Examiner”, semanario de la arquidiócesis de Mumbai, subraya que María, la Madre de Jesús es la “patrona de las niñas y protectora de todas las violencias realizadas contra ellas”. Según el sacerdote, María se eleva como nuestra esperanza” en la continua lucha entre el bien y el mal; es el “arquetipo de las mujeres modernas en su legítimo deseo de ser más intensamente involucradas en la misión de la Iglesia y en la curación de las heridas de la sociedad”. A continuación su comentario (traducción a cargo de AsiaNews).

Después del Concilio vaticano II, la tendencia de la Mariología cambió: (Se pasó) del honrar los privilegios y el esplendor de María para su mismo bien a un énfasis sobre María como una de nosotros. Nosotros estamos llamados a contemplar los ministerios del Evangelio de su vida en relación con los misterios de nuestra vida y a imitar su perfecta respuesta de fe a través de una auténtica espiritualidad mariana que revela a nosotros el misterio de María del Monte (la basílica mariana en Mumbai, Ndr).

Mientras el Concilio no lleva con fuerza a continuar a exaltar a María que “supera todas las otras creaturas en el cielo y en la tierra” LG 54) y a rezarle (porque) “con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones que nos aseguran nuestra salvación eterna” (LG 62), el Concilio nos pide también prestar atención en particular en María como un personaje de la Iglesia. Es a menudo más fácil honrar a María en cambio que investigar su misterio, exaltar a María en vez de hacer nuestra vida como la suya: una respuesta total de fe en Dios.

Una ayuda en esta dirección lo da la Lumen Gentium, donde María es representada en términos bíblicos. Las escrituras son nuestra fuente más pura de conocimiento sobre María. María misma estaba inmersa en las aguas vivientes del Antiguo Testamento. Estas aguas continúan sosteniendo la vida en nuestros tiempos. La Lumen Gentium es muy explícita en el decir que el Antiguo Testamento se “debe entender a la luz de la ulterior y plena revelación” (LG 55). La luz de la plena revelación se verifica cuando el Nuevo Testamento es leído a la luz de del Antiguo Testamento y el Viejo a la luz del Nuevo. Los estudiosos de las escrituras los llaman el “sensus plenior”. En todas las épocas los intérpretes de las Escrituras han considerado al “sensus plenior” como un válido inspirador de la escritura deseada por Dios.

Nosotros no podemos ni siquiera aferrar a María en la escritura, dado que es un océano tan vasto. Thomas Merton escribió que hasta que “no encontremos a María viviente en las Escrituras y hasta cuando no la encontremos también escondida en las Escrituras, en cualquier lado y en cualquier promesa que contenga a su Hijo, jamás podremos conocer plenamente la vida que hay en las Escrituras”.

Para perseguir la verdadera imagen de María, está bien iniciar con la profecía del Génesis 3:15, que toda la Tradición aplicó a María, la Madre de nuestro Salvador: “Yo pondré enemistad entre tú y la mujer, entre tu estirpe y su estirpe: ésta te aplastará la cabeza y tú le estará debajo de su talón”. Este pasaje refleja la batalla que continúa a tener lugar entre el bien y el mal, en la cual María se eleva como nuestra esperanza.

Si se mura la historia del pueblo hebreo, encontramos una larga lista de mujeres que son consideradas “tipos” como María. Pensemos en Miriam, que protegió al neonato Moisés, que al final liberó a Israel de la opresión egipcia. Pensemos en las heroínas como Débora y Judit, que han salvado a su pueblo de la ruina- “tipos” de María en su colaboración espiritual con la obra redentora de Cristo.

Mirando a María de este modo, podemos considerarla como el arquetipo de las mujeres modernas en su legítimo deseo de ser intensamente involucradas en la misión de la Iglesia y en la curación de las heridas de la sociedad. Las mujeres de hoy pueden mirar a María como a una que escuchó en plenitud y con responsabilidad la Palabra de Dios y obró en base a ella.

Como modelo para cada cristiano, ella muestra cómo vivir los misterios cristianos mientras contemplamos las Escrituras. Ella nos explica como descubrir los mismos misterios en nuestra propia vida y cómo responder en total fe a los problemas y a los desafíos que encontramos en nuestro tiempo.