San Charbel, canonizado hace 40 años, un santo para todo el Líbano
de Fady Noun

El aniversario se celebró ayer en su pueblo natal. Su canonización fue un momento de conmoción para un Líbano que salía de la guerra. San Charbel es un signo de unidad. Sus milagros no tienen "límites geográficos ni fronteras religiosas".

 


Beirut (AsiaNews) - El Líbano, el convento de Annaya y el pueblo de Bkaa-Kafra (en el norte del Líbano) celebraron ayer el 40 aniversario de la canonización, celebrada el 9 de octubre de 1977, de San Charbel Makhlouf (8 mayo 1828 - 24 diciembre 1898).

Fue un momento conmovedor para el Líbano, que salía de dos años de violencia estallados el 13 de abril de 1975. Una guerra destinada a reemprenderse y a llevar al Líbano al fondo del abismo, la cual se estima habría causado la muerte del 6% de la población activa, llevando de 700.000 a 3 millones de libaneses (provisional o definitivamente) a otros cielos. Líbano rozó y luego se precipitó en un desastre económico irreversible, acumulando una deuda de US$ 70 mil millones. Durante la misa de canonización de San Charbel, el Papa Pablo VI había definido la canonización de San Charbel como una "buena noticia" para "toda la Iglesia, de Oriente a Occidente".

Incluso al día de hoy, San Charbel, que continúa la experiencia fundadora de San Marón, sigue siendo para los libaneses un signo de unidad. Según el Pbro. Louis Matar, economista del convento de Annaya, las curaciones que se producen por su intercesión no conocen "límites geográficos ni fronteras religiosas". "Todos los que le invocan recogen los frutos de su santidad, ya sea en forma de curación o como consuelo en el sufrimiento... El Señor no le niega nada, porque nada le negó San Charbel al Señor, y nada es imposible para Dios."

El padre Matar señala que casi el 10% de los casos de curación registrados en Annaya desde julio de 2017 se trata de personas que no son cristianas. También afirma haber recibido, hace unas semanas, la visita de Hassan Ali Fakih, un chiíta libanés originario de Roub Talatine (Marjayoun), un residente de Hay el-Sellom a quien el santo le había recuperado milagrosamente de un nervio pellizcado en su talón izquierdo, debido a una soldadura incorrecta del hueso.

En este 40 aniversario de la canonización de Charbel, las "cicatrices profundas" que ésta ha grabado en el rostro del Líbano todavía no han desaparecido del todo, pero con las curaciones y la consolación que brinda el ermitaño de Annaya, él hace todo lo posible para ayudar a los hombres a despertar al "Dios-con-ellos" que "arrancará cada lágrima de sus ojos" el día que "ya no habrá más muerte" (Apocalipsis 21).