Mons. Kikuchi: En Tokio, en la mezcla de diversas culturas quiero llevar la unidad y la
de Tarcisio Isao Kikuchi

El nuevo arzobispo de Tokio explica la huella que quiere recorrer en esta su nueva responsabilidad. Será pastor de 90 mil fieles en una ciudad con más de 9 millones de habitantes. La puesta en juego su experiencia misionera en Ghana. 


Tokio (AsiaNews)- En la ciudad de Tokio, llena de “diversidades” y de “una mezcla de culturas”, llevar la unidad. Y en la comunidad cristiana, “una minoría, si comparada con la población” japonesa, llevar el espíritu de la misión. Son las huellas sobre las cuales Mons Tarcisio Isao Yama Kikuchi quiere caminar como arzobispo de Tokio. Nombradao hace dos días por el Papa Francisco, Mons. Kikuchi decidió compartir con AsiaNews, las perspectivas de su ministerio.

Mons. Kikuchi, de 59 años, nació en la prefectura de Iwate (diócesis de Sendai) y es miembro de la Sociedad del Verbo Divino desde 1985. Fue ordenado sacerdote un año después, completando sus estudios en Australia. Por algunos años, desde 1986 a 1992, fue misionero en la diócesis de Acra y de Koforidua (Ghana). Formador, consejero provincial y superior provincial para su instituto en Japón, en 1998 fue miembro de Caritas Japón, del cual fue luego director ejecutivo. En abril de 2004 fue nombrado obispo de Niigata. El 25 de octubre fue nombrado arzobispo de Tokio, una ciudad con más de 9,2 millones de personas. En Japón con más de 127 millones de habitantes, los católicos son unos 500 mil. Hay muchos que provienen de Asia, América Latina y África, que van a Japón por trabajo o como emigrantes. A continuación lo que Mons. Kikuchi escribió a AsiaNews.

Querido p. Bernardo,

Le envío algunos de los puntos que quiero compartir con vosotros sobre mi nombramiento como arzobispo de Tokio.

Ante todo lo más importante, es que estoy agradecido al S. Padre por su confianza en mí en el nombrarme para la cátedra de Tokio. Haré m i tarea lo mejor posible para ser un pastor fiel y  bueno para la Iglesia de Tokio.

Tokio es la capital de Japón y la más grande diócesis por número de fieles entre las 16 diócesis japonesas. En los últimos 13 años, fui obispo de 7 mil católicos y ahora seré responsable de más de 90 mil fieles. Es este un desafío muy importante para mí.

La mayor parte de las congregaciones religiosas en Japón, masculinas y femeninas, tienen sus oficinas centrales aquí en Tokio. Hay numerosas instituciones, como universidades, escuelas secundarias, hospitales y obras sociales fundadas por estas órdenes religiosas. Residen en Tokio personas de todas las partes de Japón y no sólo de Japón, sino de todo el mundo. Hay una mezcla de cultura y de realidades entre la gente.

Naturalmente, una de las características de Tokio es la diversidad. Mi lema episcopal fue y continuará siendo “Unidad en la diversidad”. La diversidad aquí ya existe, la cuestión es si jamás se llegó a la unidad.

Si bien la Iglesia católica de Tokio sea la más grande comunidad japonesa, ella es siempre una minoría si comparada con la población. Por esto, la comunidad eclesial debe ser una comunidad que evangeliza, una comunidad que es testigo del valor del Evangelio con su existencia. Para que esto suceda, yo creo que la comunidad  eclesial debe estar unida, mientras mantenga su específica diversidad. Alcanzar la unidad en la diversidad es mi prioridad en Tokio.

Jamás viví en Tokio, tampoco trabajé aquí, así que no conozco a nadie, ni a un cura. Necesito un poco de tiempo para observar y comprender la realidad de la arquidiócesis, pero lo haré lo mejor posible. El arzobispo Okada es todavía muy activo y fuerte. Él desea me ayudará y asistirá para conocer la diócesis. Lo que poseo no son títulos académicos, pero sí mi experiencia de misión en Ghana como joven sacerdote misionero. Por esto espero ser capaz de hacer aumentar el espíritu misionero entre mis fieles en la diócesis.

Quisiera pedir a todos vosotros que recen por mí, para que sea capaz de realizar mi deber como arzobispo de Tokio.