Papa en Myanmar: católicos y budistas promuevan juntos la dignidad de cada ser humano

Francisco fue a uno de los templos budistas más venerados de Asia sudoriental. “Un camino basado en la compasión y en el amor” es la respuesta a las heridas provocadas por conflictos, pobreza y opresión. “La justicia auténtica y la paz duradera pueden ser alcanzadas sólo cuando son garantizadas para todos”.


Rangún (AsiaNews)- En un mundo que debe reencontrar el modo de abrirse a lo trascendente, católicos y budistas ofrecen esperanza si, hablando “con una sola voz”, afirman “los valores perennes de la justicia, de la paz y de la dignidad fundamental de todo ser humano”, Lo volvió a afirmar hoy el Papa Francisco en el encuentro con el budismo de Myanmar, en la personas del venerable Bhaddanta Kumarabhivamsa, presidente del Comité estatal “Sangha”.

El encuentro se desarrolló en el Kaba Aye Center (en la foto), uno de templos budistas más venerados de Asia sudoriental y contó con la presencia del ministro para los Asuntos religiosos y la cultura, Thura U Aung Ko.

En un país budista al 90% (los cristianos en su totalidad son el 4% de la población y sólo 700 mil son católicos), Francisco definió el encuentro como ”una importante ocasión para renovar y reforzar los ligámenes de amistad y respeto entre budistas y católicos”. “Ayudemos -agregó- a budistas, católicos y a todas las personas a luchar por una mayor armonía en sus comunidades”.

“En todas las épocas -agregó- la humanidad ha experimentado injusticias, momentos de conflicto y desigualdades entre las personas. En nuestro tiempo, estas dificultades parecen ser particularmente graves. Las heridas causadas por los conflictos, la pobreza y la opresión persisten, y crean nuevas divisiones, aunque la sociedad haya alcanzado un gran progreso tecnológico y las personas en el mundo sean cada vez más conscientes de que comparten la misma naturaleza humana y el mismo destino. Frente a estos desafíos, jamás debemos resignarnos. Sobre las bases de nuestras respectivas tradiciones espirituales, sabemos que existe un camino que nos permite avanzar, que lleva a la curación, a la mutua comprensión y al respeto. Un camino basado en la compasión y en el amor”.

El Papa sostuvo que a  través de las enseñanzas de Buda, y el testimonio elocuente de muchos monjes y monjas, "la gente de esta tierra ha sido formada en los valores de la paciencia, de la tolerancia y del respeto por la vida, así como en una espiritualidad atenta y profundamente respetuosa de nuestro medio ambiente. Como sabemos, estos valores son esenciales para un desarrollo integral de la sociedad, a partir de la familia, que es la unidad más pequeña pero más esencial, para luego extenderse a la red de relaciones que nos ponen en estrecha conexión, relaciones enraizadas en la cultura, en la pertenencia étnica y nacional, pero en definitiva enraizadas en la pertenencia a la misma naturaleza humana. En una auténtica cultura del encuentro, estos valores fortalecen a nuestras comunidades y las ayudan para que puedan iluminar al conjunto de la sociedad con esa luz tan necesaria a la entera sociedad.

El gran desafío de nuestros días es el de ayudar a las personas a que se abran a la trascendencia. A que sean capaces de mirar en su interior y de conocerse a sí mismas de manera que puedan reconocer la interconexión recíproca con los demás. Darse cuenta de que no podemos permanecer aislados los unos de los otros. Si debemos estar unidos, como es nuestro propósito, es necesario superar todas las formas de incomprensión, de intolerancia, de prejuicio y de odio. ¿Cómo podemos hacerlo? Las palabras de Buda nos ofrecen a todos una guía: «Conquista al hombre airado mediante el amor; conquista al hombre de mala voluntad mediante la bondad; conquista al avaro mediante la generosidad; conquista al mentiroso mediante la verdad» (Dhammapada, XVII, 223). Son sentimientos parecidos a los que se expresan en la oración atribuida a san Francisco de Asís: «Señor, hazme instrumento de tu paz. Que donde hay odio, yo ponga el amor. Que donde hay ofensa, yo ponga el perdón […]. Que donde hay tinieblas, yo ponga la luz. Que donde hay tristeza, yo ponga la alegría». Que esta Sabiduría siga animando todos los esfuerzos que se realizan para promover la paciencia y la comprensión, y para curar las heridas de los conflictos que a lo largo de los años han dividido a personas de distintas culturas, etnias y convicciones religiosas. Estos esfuerzos no son sólo prerrogativas de los líderes religiosos, ni competencia exclusiva del Estado. Al contrario, la sociedad en su conjunto, todos aquellos que viven en la comunidad, son los que deben compartir la tarea de superar el conflicto y la injusticia. Sin embargo, los líderes civiles y religiosos tienen la responsabilidad propia de garantizar que cada voz sea escuchada, de forma que se puedan comprender con claridad y confrontar en un espíritu de imparcialidad y de recíproca solidaridad". "La verdadera justicia - dijo más tarde - y la paz duradera sólo puede lograrse cuando están garantizados para todos".

Al expresar su agradecimiento por el proceso de paz en curso en la  Panglong Peace Conference Francesco espera que "quienes guían este esfuerzo puedan seguir promoviendo una mayor participación de todos los que viven en Myanmar. Esto ayudará al compromiso de avanzar en la paz, la seguridad y una prosperidad que incluya a todos”.

"Ciertamente, para que estos esfuerzos produzcan frutos duraderos, se necesitará una mayor cooperación entre los líderes religiosos. A este respecto, deseo que sepáis que la Iglesia Católica es un interlocutor disponible". y son indispensables" los encuentros sobre la paz como el de abril, cuando la Iglesia albergó a jefes de varias comunidades religiosas, junto con embajadores y representantes de agencias no gubernamentales. .

"Queridos amigos - concluyó - que los budistas y los católicos caminemos juntos a lo largo de este sendero de curación, y trabajemos hombro con hombro por el bien de cada uno de los habitantes de esta tierra."