Los coloquios de paz de la ONU sobre Siria, obstaculizados por los decretos sauditas

El representante del gobierno sirio al Jaafari se posiciona contra Riad y contra cuantos operan en su nombre para expulsar a Assad. El último round de encuentros (Ginebra 8) concluyó sin que se obtuviese nada. El frente de los grupos de oposición, liderado por los sauditas, no tiene una verdadera representatividad en el territorio. Hay esperanzas de que a partir del frente ruso-iraní-turco de Sochi y Astaná pueda darse un nuevo plan de paz.  


Ginebra (AsiaNews) - “Los empleadores de Arabia Saudita y cuantos trabajan para Arabia Saudita no quieren que se llegue a una solución política en Siria”. Es lo que ha afirmado días atrás Bashar al Jaafari, embajador de la República árabe siria en la ONU y responsable de la delegación de Damasco en los coloquios de la ONU en Ginebra, en una entrevista concedida a la emisora televisiva pan-árabe Al Myadeen. En el durísimo acto de acusación, el representante sirio, conocido por su lenguaje directo, ha querido responder a la representante de los EEUU ante las Naciones Unidas, que se había puesto a la defensa de los “rebeldes armados islámicos moderados en Siria”. Dirigiéndose a la delegada estadounidense, Al Jaafari ha replicado que “el precio de una mujer de la misma edad que muchas de vosotras aquí presentes, está fijado en 40 dólares, en el mercado de esclavos”, gestionado por los llamados rebeldes moderados “en Siria”.

A pesar de las numerosas críticas contenidas en la entrevista, Al Jaafari ha querido subrayar que, sin embargo, el octavo round de encuentros de la ONU en Ginebra (Suiza) “ha sido útil”. Resulta difícil entender por qué y en qué sentido, siendo que son vistos como el enésimo fracaso: el mediador Staffan de Mistura ha mantenido coloquios por separado, y no ha podido poner a las dos partes en torno a una misma mesa de negociaciones.

¿El motivo? Las pre-condiciones puestas por la delegación conformada por los grupos de oposición, creada por Riad (que ha eliminado personalidades surgidas en el pasado), que ha levantado la apuesta pidiendo como precondición, en la vigilia, “la dimisión del  presidente [Bashar al] Assad”.

La delegación siria en un primer momento rechazó su participación, negándose a sentarse y discutir con personas que tienen intenciones de “hacernos retroceder” con reivindicaciones superadas por la geopolítica y por la geo-estrategia. Por otro lado, en el último período, el gobierno sirio ha reconquistado la soberanía y el control de más del 80% del territorio, y ha derrotado a Daesh [acrónimo árabe para el Estado islámico, ndr]. Quien convenció a la delegación siria de participar fue el mismísimo de Mistura, quien prometió que el alejamiento del presidente sirio estaría “fuera de discusión”  y que “no habría reuniones de las dos delegaciones en torno a una misma mesa”.

Bashar Al Jaafari, que llegó a Ginebra proveniente de Nueva York, ha definido como injustificable el hecho de que el mediador de Mistura haya aceptado semejante propuesta, que retrotraía las discusiones años atrás, sin siquiera haber objetado algo al respecto.  Es más, él “ha elogiado” tres veces seguidas el “accionar de Arabia Saudita”, que ha “desembocado en esta monstruosidad que es el comunicado de la oposición”, fruto del encuentro de Riad 2. Según Al Jaafari, el enviado especial de la ONU, en lugar de elogiar a los sauditas, debería haber dicho que “estaban poniendo en riesgo los coloquios de paz en Ginebra”. Estos son los motivos que dan lugar a la durísima toma de posición del representante sirio, que ha considerado inadmisible el comunicado pidiendo “el retiro” del mismo antes de volver a la mesa de negociaciones”, y de proseguir “seriamente, a futuro, en el proceso de Ginebra”.

Luego está la cuestión de la delegación de los opositores conocidos como “los de Riad”, para distinguirlos de aquellos de El Cairo, de Estambul y otros, compuesta por muchas personas que viven en hoteles de lujo, sin representatividad interna alguna, y ajenos a la realidad de los hechos en el territorio. Ellos están muy lejos de representar a “todas las facciones de la oposición”, como se lee en la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU. El mismo emisario Staffan de Mistura habría llegado a admitirlo, reconociendo ante el responsable de la delegación de Siria que “la delegación no era auténticamente representativa”, para luego agregar “pero esto es lo que tenemos”. Ante estas palabras, el embajador  al Jaafari ha replicado: “En la diplomacia no existen los hechos consumados, y Siria no es un país al cual se le pueda decir ‘lo tomas o lo dejas’”.

A partir de la entrevista brindada por al Jaafari salen a la luz disensos con de Mistura, que “no se ha atenido a su rol de mediador”, queriendo imponer la discusión de un texto de principios fundamentales, el cual “no había sido enviado previamente, para ser sometido a la consulta del gobierno sirio”. El texto, en sus principios, recuerda muy de cerca el polémico comunicado de Riad 2, y modifica el contenido de los documentos anteriores, como es el caso de la nota emitida al concluirse el Ginebra 7, en el cual se habla del “mantenimiento del ejército siro”. En el nuevo texto, se afirma, en cambio, el propósito de “crear un ejército sirio” ex novo, por citar un solo ejemplo de la diferencia sutil pero al mismo tiempo sustancial que existe entre los dos textos.  

Al Jaafari ha proseguido afirmando que de Mistura “quería discutir sobre la segunda y la tercera fase incluso antes de haber discutido la primera”, cuando nosotros “hemos tratado con él solamente acerca de la forma sin siquiera entrar en cuestiones que hacen a la sustancia”. El representante del gobierno sirio no ha escatimado críticas a la comunidad internacional, cuyas intenciones, dice él, “no son honestas”. Él ha citado, a modo de ejemplo, el silencio internacional por cuanto “ningún país occidental ha condenado la acción llevada a cabo hace algunos días, cuando Daesh quemó vivo a un piloto sirio que era mantenido como rehén”. Cuando le tocó una suerte similar “al piloto jordano”, prosiguió al Jaafari, “en el mundo devino un escándalo. ¿Qué diferencia hay?” se preguntó, “¿entre un piloto jordano y uno sirio, ambos asesinados con el mismo método y por el mismo verdugo? ¿Por qué, cuando se trata de un sirio, la misma noticia es recibida con silencio e indiferencia?

La delegación siria regresó a Damasco para el fin de semana, a fin de poner al tanto al presidente Assad y al gobierno acerca de la marcha de los coloquios –de hecho, empantanados- y de la imposibilidad de proseguir “hasta que no sea retirada la propuesta de Riad 2”. Ésta es la “mina que Arabia Saudita quiere hacer estallar en los coloquios de Ginebra”, como subrayó el embajador Bashar Al Jaafari. Las miradas ahora se dirigen a Sochi o Astaná, donde la mediación ruso-iraní-turca parece corresponderse mucho más con la realidad, e incluso podría salvar las negociaciones de Ginebra de caer en un impasse, dando un impulso decisivo para hacer que éstas sigan adelante. (PB - DS)