Mirpur, la parroquia de María Reina de los Apóstoles ‘oasis de paz para los niños’
de Anna Chiara Filice

La iglesia nace en 1994 por obra del p. Gianantonio Baio del PIME. Hoy el párroco es el p. Quirico Martinelli. Hay campos de juegos para niños y algunos instrumentos para jugar. En la escuela santa Teresa estudian 495 alumnos: “un ejemplo concreto de armonía interreligiosa”. De nuestro enviado. 


Daca (AsiaNews)- En Daca, en el barrio de Mirpur-2, existe un verdadera “oasis de paz para los niños”. Se trata de la parroquia de María Reina de los Apóstoles, fundada y dirigida por los misioneros del PIME (Pontificio Instituto Misiones Extranjeras). En la parte opuesta está la escuela santa Teresa, donde estudian 495 jóvenes, en su mayoría musulmanes. Ambos lugares representan un ejemplo concreto de testimonio misionero y de armonía religiosa, donde niños de fe diversa estudian y juegan juntos, aprendiendo a amarse y respetarse como hermanos y hermanas.

La parroquia nace por obra del p. Gianantonio Baio, en ese tiempo rector de la PIME House de la capital, que en 1994 compra un terreno y lo destina a la iglesia. La escuela en cambio nació hace 10 años por iniciativa del p. Gianpaolo Gualzetti. El barrio de Mirpur-2 es un laberinto de callejuelas polvorientas, medio asfaltadas, con puestos llenos de especies, varios tipos de comidas e instrumentos varios a ambos lados de la calle.  

En medio de toda esta confusión, la misión católica, donde el griterío de vendedores, bocinas de los autos y de los rickshaw es un sonido lejano. AsiaNews la visita junto al p. Quirico Martinelli, el párroco, que le gusta hacernos ver enseguida el pequeño jardín que está al lado de la parroquia. Aquí un subibaja y una mecedora son los juegos para los niños. Todo alrededor, más allá de los muros que protegen la propiedad con alambre de púas, está cerca de edificios de 10 pisos. El p. Quirico narra: “En un barrio como este no es común tener un jardín para que jueguen los niños. Muchos me sugirieron que vendiese el terreno. Una vez un señor me dijo: ‘Padre, ¿por qué no le vende? ¡Podría ganar mucho dinero! Yo le respondí. Y luego ¿dónde juegan los niños? Y él no entendía, me miraba con una mirada perdida, maravillado que los niños tuviesen derecho a jugar”.

Dentro de la iglesia, donde los clásicos bancos de madera para los fieles substituidos por alfombras y esteras, es todo un trabajo de decoraciones. El misionero refiere: “Estamos preparando el altar para el Adviento. En la parte anterior, hemos colocado cuatro velas recortadas en poliestireno (que corresponden a cada uno de los domingos de Adviento), al cual le agregamos cada domingo una vela encendida, simbolizando el tiempo que pasa”.

Detrás de la parroquia hay una construcción de tres pisos que hospeda un hostal para los jóvenes, “que podríamos definir como aspirantes seminaristas del PIME. En total son 12 y se preparan en un camino vocacional”. Además del hostal, la estructura sirve como “asilo para enfermos especiales que vienen de Daca para curarse de disturbios graves y someterse a operaciones riesgosas que no se realizan en otros lugares del país no se realizan”.

La escuela de santa Teresa es un edificio de cinco pisos. El p. Martinelli explica que “los primeros tres están destinados a la escuela, donde estudian los niños de la pre-elemental (jardín de infantes) En el cuarto piso viven las religiosas Luigine de Alba, que dirigen la estructura. En cambio, el último piso es utilizado como hostal para jóvenes trabajadoras que vienen a Daca en busca de un empleo, pero al inicio no saben dónde ir a vivir. Aquí encuentran lugar seguro en su primer tiempo, luego van a otros lados”. Eva Uzinia Barman, de 22 años, es una de ellas. Viene de la diócesis de Dinajpur (norte de Bangladés) y su padre es catequista en el pueblo. “Un día quisiera ser religiosa”, dice a AsiaNews. “Todo está bien, pero debes antes terminar los estudios”, le responde el p. Quirico. “Será de mí lo que Dios quiera”, afirma la joven.

La estructura hospeda también un centro de recuperación para discapacitados. El misionero reporta que “cada día llegan unos 20 de toda la ciudad. Los animadores se ocupan de ellos, haciéndolos dibujar, escribir y jugar. Luego de dibujarlos los colgamos en la pizarra, en la planta baja del edificio”.

Dando vueltas por las aulas nos encontramos con los docentes: 16 mujeres y un hombre. Cuentan que “hoy (3 de diciembre) es un día importante para los niños, porque han terminado sus exámenes de fin de año. Todos están esperando los resultados”. Sor Sonali Dofanar, la directora refiere que en instituto están inscriptos 495 alumnos, de los cuales 315 son musulmanes, 75 hindúes y el resto cristianos. Las maestras agregan que “las clases son mixtas”. Varones y mujeres de varias confesiones estudian juntos. Solamente se separan para las clases de religión, durante las cuales cada uno aprende las nociones de su propia fe”. “También los padres se respetan y colaboran con las instituciones escolásticas. Este es un verdadero ejemplo de armonía interreligiosa”.

Mientras estamos por irnos, algunos niños vienen hacia nosotros y se arrodillan delante del sacerdote. Luego se tocan los pies y se llevan las manos a la cabeza. “En modo simbólico, ellos llevan a sus cabezas el polvo depositado sobre mis zapatos. Para ellos es una bendición”, explica. Una de las niñas se separa del p. Quirico y repite el mismo gesto delante de la enviada de AsiaNews. “En este momento creen que tú también les traerás fortuna”, aclara el misionero.