Beijing, el secretario del Partido se preocupa por los migrantes, pero la expulsión no se detiene

Cai Qi, amigo de Xi Jinping, hace una visita a la ciudad de Chaoyang. En tanto, continúa la campaña orientada a expulsar a la “población más baja” y destruir las zonas donde habitan. Otro incendio en una fábrica dejó cinco muertos y ocho heridos. Se teme que la campaña de “limpieza” también se implemente en Shanghái, Guangzhou y Shenzhen.


Beijing (AsiaNews/Agencias) – Quizás para frenar la avalancha de críticas que llueven sobre su persona, el secretario del Partido comunista de la capital, Cai Qi, ha visitado la ciudad de Chaoyang y ha hablado con algunos trabajadores migrantes (foto 2).

Hace semanas que en la ciudad se lleva adelante la expulsión de decenas de miles de migrantes, y la destrucción de sus viviendas, negocios y pequeñas fábricas derruidas. De un momento a otro, miles de individuos y familias se han hallado sin trabajo y sin techo, en medio del duro clima invernal en el norte de China (foto 1). El motivo aducido por las autoridades es un intento de salvaguardar la imagen de la “ciudad-capital” y reducir el exceso de población, partiendo de la “población más baja” (diduan renkou).

Cai, un estrecho amigo del presidente Xi Jinping, hace dos días visitó la SF Express, un centro de embarque cuyos empleados son, en su mayor parte, migrantes que han venido a buscar trabajo en la ciudad. Él se ha interesado en su salario y ha recomendado a los empresarios que se preocupen por el bienestar de sus operarios. Cai también se reunió con algunos migrantes del Sichuan, reivindicando para ellos “el debido respeto y la gratitud” por el trabajo que desarrollan.  

En efecto, la mano de obra a bajo costo constituida por migrantes ha sido hasta ahora uno de los pilares de la enorme riqueza del país. Pero ahora, la “limpieza” de la “población más baja” parece estar orientada a subestimarlos. En muchos medios de comunicación se burlan del “sueño chino” de Xi Jinping, que está hecho a medida de los ricos, pero no para pobres.

La expulsión y la destrucción de las viviendas fue llevada a cabo con mucha violencia y sin preaviso. A diversas ONG se les ha sido prohibido ofrecer hospitalidad o emplear a estas personas, y además se les ha prohibido guardar sus equipajes y pertenencias.  

Cuatro días atrás, cientos de expulsados se reunieron en Feijia, a unos 20 km al norte de la capital, para criticar esta política de “limpieza” que prohíbe los vendedores ambulantes, barrenderos, operarios de tareas generales, todas personas que han venido del campo para hallar un trabajo. Para la mayor parte de ellos, el único horizonte que vislumbran es el retorno a la pobreza del campo.

Al menos un tercio de la población de Beijing –de aproximadamente 7 millones- está constituida por migrantes. Al no tener certificado de residencia (hukou) ellos no tienen derecho a servicios de asistencia, a la escolaridad para los hijos ni a viviendas populares.

Debido al altísimo costo de la vivienda, no hay otro camino para ellos que el alquiler de apartamentos en edificios precarios, situados en la periferia de la ciudad. Un incendio en uno de estos edificios, en Daxing, que dejó 19 muertos, desencadenó la campaña de “limpieza”. Ayer se produjo otro incendio, esta vez en una fábrica situada en la ciudad de Chaoyang, que dejó un saldo de cinco muertos y ocho heridos.

Varios expertos afirman que ya pueden verse señales de que está la voluntad de llevar a cabo una “limpieza de la población más baja” en otras metrópolis chinas, como Shanghái, Guangzhou y Shenzhen.