Mons. Kikuchi recibido en Tokio entre festejos 'internacionales'

Presentes 3 obispos de Ghana, donde él fue misionero. Laicos de Corea, Filipinas, Vietnam. La presencia de tantos jóvenes por un “obispo joven” que recibe el testimonio de una Iglesia llena de desafíos.


Tokio (AsiaNews)- Una celebración de respiración internacional y de gran significado. Es así que Mons. Isao Yama Kikuchi, nuevo arzobispo de Tokio, tomó posesión de la diócesis. La misa se celebró la mañana de 16 de diciembre en la catedral de la ciudad, con la presencia de todo el episcopado japonés, el nuncio en Japón, el Card. Andrew Yeom Soo-jung, arzobispo de Seúl y laicos de varias nacionalidades. Estaban presentes también 3 obispos de Ghana, donde el nuevo arzobispo fue misionero por años. Lo narra a AsiaNews el p. Lembo, párroco de Fushu (Tokio) y superior regional del PIME en Japón.

Mons. Kikuchi, de 59 años, nació en la prefectura de Iwate. Fue nombrado arzobispo de Tokio en octubre y es también responsable de Caritas Japón.

“Había tantos laicos provenientes de varias diócesis y tantos jóvenes”, cuenta emocionado el misionero. “Muchos jóvenes lo habíamos conocido como también nosotros, porque es una experiencia importante, se trata de un arzobispo joven que nos guiará, esperemos, para los próximos veinte años”.

La misa fue celebrada en varias lenguas, mientras los obispos de Ghana han homenajeado a Mons. Kikuchi con un saludo de la tradición africana, con cantos. Estaba presente el embajador de Ghana, mientras que el presidente envió un mensaje de saludo. “Algo que no esperaría ver en Japón”.

Lo que emocionó al sacerdote fueron también “las palabras del mismo arzobispo centralizadas sobre el primado de la Palabra de Dios y del alcanzar a las personas que más necesitan de este anuncio en esta sociedad de hoy”. En su saludo, Mons. Kikuchi presentó su lema, “diversidad en la unidad” o sea crear la unidad de las diversidades presentes en la cultura japonesa gracias a la Palabra de Dios.

El obispo emérito dejó por lo tanto el “testimonio” a Mons Kikuchi, confiándole la Iglesia de Tokio, que presenta muchos desafíos, aquellas “que vienen desde adentro, por vía de tantas tradiciones-la Iglesia de Nagasaki, como aquí de la tradición de Tokio-y naturalmente los desafíos de la sociedad”.

En la ceremonia han participado también muchas personas de Corea, Filipinas, Vietnam. “Una celebración muy bella, de gran significado, concluye el p. Lembo.