La Rusia de Putin se dirige hacia Asia
de Vladimir Rozanskij

Siempre más evidente el “cambio asiático” en la política y en la economía. Entre tantos sucesos, el jaque de la exclusión de Rusia de los Juegos olímpicos invernales de Pyeongchang. Pero Corea del Sur prometió “nuevos puntos de cooperación” y un recibimiento caluroso a los atletas de Moscú.


Moscú (AsiaNews)- El año 2017 regaló a la política rusa en Asia un desarrollo tranquilo y productivo, al contrario de las fronteras occidentales de la Federación. Creció el rol de Moscú en el proceso de regularización de la cuestión nuclear en Corea del Norte; la organización de cooperación con Shanghai se enriqueció con la adhesión de India y Pakistán. Creció continuamente el intercambio comercial con los socios principales de Rusia en la región (China, Japón y Corea del Sur). Avanzan en modo positivo las tratativas para la firma de un acuerdo en lo que recuerda una zona de libre comercio entre Rusia y China y también entre China y la unión económica euroasiática.

El púnico verdadero no suceso es la exclusión del equipo nacional rusa de las Olimpíadas invernales en Corea del Sur con la propia bandera, pero en cambio el presidente coreano Moon Jae-in anunció la intención de crear “nuevos puentes de cooperación” con Moscú. Durante la conferencia de prensa del 14 de diciembre, el presidente Vladimir Putin nombró 9 veces a China, 13 veces a Corea del Norte y ni siquiera una vez a ninguno de los países de la Unión Europea. Como recuerda Mikhail Korostikov, analista del periódico Kommersant,  que Europa en los discursos de presidente ruso generalmente es mencionada casi siempre como una entidad abstracta (la “civilización europea”), o en cambio como un lugar donde llegan a través de Rusia los trenes con varios productos comerciales.

Si este “cambio asiático” de Rusia discuten los expertos y los adeptos a los trabajos ya desde hace algunos años y en las tomas de posición de Putin aparece ya realizada, tanto como para definir su ideología política una nueva forma de “eurasismo”, recordando el movimiento de inicios del 900 que traducía la idea de Eurasia los contenidos de la gran cuestión eslavófila del 800. El año 2018 se lo espera para una aserie de verificaciones y de respuestas a la posible integración político-económica de los grandes países asiáticos, en los cuales la concurrencia entre China e India debería encontrar un satisfecho equilibrio, quizás gracias a la mediación rusa.

También frente a la amenaza global de la escalada nuclear en Corea del Norte, Rusia está adquiriendo un cierto rol de mediación, visto que el continuo empeoramiento de las relaciones entre Pyongyang y Beijing, sobre todo en la confrontación entre Corea y EEUU. En Moscú en los últimos meses se encontraron los representantes de las dos partes en conflicto y si bien las tratativas no han dado por ahora ningún resultado, la diplomacia rusa aparece la única en grado de movilizar de algún modo las barreras que impiden cualquier paso hacia la paz.

Menos positivas son las señales económicas en relación con Japón, que comparte en parte las desconfianzas europeas y americanas en relación con el régimen putiniano y de sus elecciones en política internacional, pero también de su sistema jurídico interno. Mucho más satisfactorias la relaciones con la china de Xi Jinping, el primer referente político-ideológico del mismo Putin. En mayo el presidente ruso había participado en la cumbre de Beijing llamada: “Una cintura (One Belt, One Road)”, o de la “nueva vía de la seda” y en el curso del año ambos líderes se encontraron tres veces, en junio Putin consignó al líder chino la orden de San Andrés Protóclito “por los grandes méritos en el reforzar de la amistad entre los pueblos de Rusia y China”. Ambos países están concluyendo dos importantísimos acuerdos comerciales, entre Moscú y entre Beijing y la Unión Euroasiática. En ellos, por ejemplo, será suprimida la obligación de residencia para las grandes compañías tecnológicas; la conclusión técnica de estos acuerdos está prevista para el 4 de enero de 2018, dejando luego seis meses ulteriores de verificaciones políticas antes de la firma. A continuación, serán invitados a unirse también a todos los países interesados, ya sea los otros socios interesados, ya sean los otros socios euroasiáticos de Rusia, ya sean los pa´pises de Asia Sudoriental (Vietnam ya anunció su propia adhesión).

También el cambio de la guardia en Corea del Sur se reveló un evento muy positivo para Rusia, visteas las evidentes simpatías de Moon Jae-in en sus confrontaciones. Los “nuevos puentes” por él anunciados se refieren la esfera energética, eléctrica, agrícola y los otros grandes sectores de la economía, respondiendo de este modo a los programas de los “ocho puntos” del japonés Shinzo Abe. Así del Parlamento coreano llegaron aseguraciones para todos los atletas rusos que participarán en las Olimpíadas sin la propia bandera, garantizando la más calurosa hospitalidad por parte de los habitantes de Pyeongchang, pronto hasta a vestirse con los típicos vestidos rusos y a alentar a sus atletas con la bandera tricolor.