El obispo de Marawi regresa a la catedral devastada por la violencia

“Fue desgarrador”. Mons. Dela Peña guía una oración en torno al altar de la iglesia que fuera desacralizada por los terroristas. Es fundamental la reconciliación entre cristianos y musulmanes. La Iglesia católica brinda ayuda a la población azotada por el conflicto, a través de un programa de asistencia. 


Marawi (AsiaNews/CBCPNews) – Mons. Edwin dela Peña, obispo de Marawi (isla de Mindanao), ayer fue a rezar a la catedral de St. Mary por primera vez desde mayo de 2017, cuando un grupo terrorista vinculado al Estado islámico (EI) se apoderó de la ciudad, dando inicio a un asedio que se extendería por cinco meses.

Los militantes de los grupos terroristas Maute y Abu Sayyaf atacaron la catedral en las primeras horas de los enfrentamientos que terminaron devastando la cabecera de la provincia meridional de Lanao del Sur. El edificio, que fue liberado el 28 de agosto pasado tras la intervención de las Fuerzas armadas filipinas, quedó gravemente dañado por la desacralización perpetrada por los terroristas, que incluso publicaron un video de su accionar. Durante el ataque, los militantes islamistas raptaron a algunos fieles y al vicario general de la iglesia, el Pbro. Teresito “Chito” Suganob, que fue mantenido como rehén durante cuatro meses.

El obispo declaró que ha sido una jornada “muy emocionante” para él, que recíen antes de ayer, y tras algunos intentos fallidos, pudo visitar las ruinas del centro de la ciudad y la catedral. “Ha sido desgarrador –cuenta Mons. Dela Peña-. Tanto recuerdos. Nosotros la construimos. Ahora, todo está destruido, hasta los árboles que plantamos fueron barridos por los proyectiles y morteros”.

Junto a algunos funcionarios de Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS) y de la Orden de Malta, el obispo de Marawi se dirigió al epicentro de los enfrentamientos entre las fuerzas de gobierno y los terroristas. Llegado cierto punto, él pidió a la delegación reunirse rodeando el altar, tomados de la mano, y luego guió un momento de reflexión y oración.

En Marawi, los combatientes causaron la muerte de cuando menos 1,131 personas, 919 de ellas militantes y unos 165, soldados y policías. La “ciudad islámica de las Filipinas”, que en otra época alojaba a cerca de 200.000 personas, ha quedado completamente arrasada por los bombardeos de las fuerzas aéreas.

Mons. Dela Peña, que ha puesto en marcha un programa llamado “Duyog Marawi”, orientado a la reconstrucción del lugar, a la sanación y a la promoción de la paz en la ciudad destruida por el conflicto, reafirma que, por el momento, la prioridad es mejorar las relaciones inter-religiosas y brindar alivio a los residentes traumatizados. La reconstrucción de la catedral es importante, pero es fundamental forjar la paz, lazos más fuertes y la reconciliación entre cristianos y musulmanes.

“Me siento confiado en que las personas nos ayudarán a reconstruirla. Sin embargo, mi prioridad no es el edificio, sino las necesidades de la comunidad”, afirma el obispo. Para colaborar con el programa lanzado por la prelatura, se cuenta con sacerdotes, religiosas y laicos que trabajan para Caritas, pero la mayor parte de los voluntarios son jóvenes musulmanes de Marawi. En los últimos tres meses, estos voluntarios han llegado a las comunidades golpeadas por la guerra y a los desplazados internos, para brindarles asistencia y consuelo.