En Lanzhou, un obispo oficial conmemora a su predecesor, subterráneo. Con ciertas dificultades (Video)
de Baifa Yuqiao

En la misa por el difunto Mons. Yang Libo, hubo 10 sacerdotes que no participaron. Ellos, junto a  miles de fieles, acusan al obispo actual, ordenado en la comunidad subterránea, de haber procurado el reconocimiento del gobierno sin hacer partícipe de ello a su comunidad. Las autoridades violentaron la lápida de la tumba de Mons. Yang, sobre la cual se habían grabado los períodos que él pasó en prisión a causa de la fe (casi 30 años). La difícil reconciliación.   


Lanzhou (AsiaNews) – Mons. José Han Zhihai de Lanzhou, junto a 20 sacerdotes y algunos cientos de fieles, conmemoraron al obispo predecesor, Mons. Felipe Yang Libo, subterráneo, es decir, no reconocido por el gobierno. En cambio,  Mons. Han, quien antes era obispo subterráneo, tomó posesión de su diócesis oficialmente en el pasado mes de noviembre.  

La ceremonia de conmemoración del obispo difunto tuvo lugar el 17 de febrero, en el segundo día del nuevo año chino. Sin embargo, el evento sacó a la luz la división que rige en la comunidad, a causa del reconocimiento gubernamental de Mons. Han.

La diócesis de Lanzhou tiene aproximadamente 30.000 fieles. En la ceremonia, algunos cientos participaron en la misa celebrada en la iglesia de Songshu Zhuang (Wuwei, Gansu), donde el difunto obispo fue sepultado. Pero hubo cuando menos 10 sacerdotes que no quisieron participar en la misma. Ellos, junto a algunos miles de fieles, no aprueban el modo en que Mons. Han obtuvo el reconocimiento del gobierno. Además, están irritados por el hecho de que el obispo, inmediatamente después de su reconocimiento, llevó a un grupo de monjas y sacerdotes en peregrinación rumbo a Jinggangshan (Jiangxi), ciudad que es considerada cuna de la revolución comunista, y punto inicial de la Larga Marcha de Mao Zedong.

Acusan a Mons. Han de haberse sometido al control de la Asociación Patriótica, y esto, desde hace varios años, sin que sus fieles y sacerdotes estuvieran al tanto de ello, mientras continuaba jugando el rol de “obispo subterráneo” hasta su reconocimiento oficial, en noviembre pasado.  

Los 10 sacerdotes contrarios a su adhesión a la Asociación patriótica han prometido que asistirán al próximo retiro espiritual, y que tampoco participarán en la misa del Santo Crisma del Jueves Santo.  

María, una laica católica que ha participado en la misa en memoria del obispo difunto, cuenta que con la ceremonia, “Mons. Han quería reparar la relación con sus fieles, que piensan que él ha abandonado la línea de fidelidad a los principios de la Iglesia que mantenía Mons. Yang, y ha tratado de eliminar la gran labor de su sucesor”.  

“Para esta ceremonia, él debe haber pedido permiso previo al gobierno. De otra manera, ¿cómo habría podido, un obispo oficial como él, conmemorar a un obispo subterráneo? Mucho más aún, considerando que Mons. Yang era conocido por ser un verdadero defensor de la fe. El gobierno ha mostrado toda su enemistad hacia el difunto obispo al eliminar de la lápida de la tumba cuanto estaba escrito acerca de los sufrimientos padecidos por él durante la Revolución Cultural, y que estuvo en prisión a causa de su fe”.  

Los fieles esperaban que, antes de la conmemoración,  Mons. Han restaurase la lápida para que ésta luciera tal como estaba antes, pero esto no sucedió.

En las semanas que siguieron a su instalación, Mons. Han fue criticado duramente por un gran número de fieles y en los medios sociales, y para defenderse, él incluso escribió dos cartas abiertas.

“La instalación fue el detonante del descontento en relación a su persona –continúa María- , que ya existía desde hace tiempo. Hay quienes piensan que él está utilizando la ocasión de la conmemoración para mostrar que él es el sucesor legítimo de Mons. Yang”.

“Pero no es fácil eliminar esta impresión negativa que se tiene sobre él. La gente mayor de 40 años ha sido plasmada por la enseñanza y por el ejemplo de Mons. Yang. Y aún si fuese justo entrar en la Asociación Patriótica, ¿acaso esto significa que haya que echar por la borda los 30 años de prisión de Mons. Yang?”.

En su homilía, Mons. Han se defendió, subrayando que no es necesario que todos los fieles estén al tanto de todos los asuntos de la Iglesia.

“Esto significa –comenta María- que las cuestiones importantes de la diócesis seguirán adelante sin transparencia: como ocurrió con la peregrinación ‘revolucionaria’ a Jinggangshan, de la cual no se supo nada hasta el mismo momento en que pasó”.

“Él también subrayó el desarrollo de la diócesis de Lanzhou e invocó la intercesión de Mons. Yang, pero no dijo ni una sola palabra sobre la obra del difunto obispo. Todo este éxito en la evangelización, ¿es obra de Mons. Han, o de las buenas bases colocadas por el difunto arzobispo?”

El obispo que acaba de ser reconocido también sacó a la luz la necesidad de cooperar con el Partido comunista para el desarrollo de la diócesis de Lanzhou.

Otro fiel comenta: ‘Es muy difícil la reconciliación entre oficiales y subterráneos, incluso desde el punto de vista de la historia, dado que el Partido ha hecho todo lo que estaba a su alcance para eliminar y sofocar a una de las partes”.

Desde 1878, Songshu Zhuang ha sido el centro de la misión de los religiosos del Corazón Inmaculado de María y de la Sociedad del Verbo divino. También fue la primera base de la diócesis de Lanzhou.

Mons. Felipe Yang Libo (o Libai) nació en una familia católica y fue ordenado sacerdote en 1949, cuando el Partido comunista chino tomó el poder. Su primer arresto a causa de la fe se produjo en 1952. Luego fue liberado en 1979, cuando, estando Deng Xiaoping en el poder, las actividades religiosas tuvieron un breve respiro. En 1981 fue consagrado como obispo de Lanzhou de manera secreta, sin la aprobación del gobierno.  

En 1983 fue arrestado y llevado a prisión por cuatro años. En 1989, en una tremenda persecución contra las comunidades subterráneas, Mons. Yang fue arrestado junto a casi todos los obispos subterráneos. En 1990, fue condenado a tres años de trabajos forzados. En 1992 fue liberado por buena conducta, y dedicó todas sus energías a la reconstrucción de la diócesis y a la educación de sacerdotes y religiosas.

Murió en Wuwei el 15 de febrero de 1998. Mons. Han fue ordenado sucesor en el año 2003, sin el reconocimiento del gobierno, situación que ahora ha cambiado, desde noviembre pasado.