Lahore, la abogada de los cristianos ‘blasfemos’ denuncia irregularidades en la investigación
de Kamran Chaudhry

Aneeqa Maria participó en la huelga de hambre convocada por el Movimiento por la tolerancia. Sajid Masih “tiene fracturas en todo el cuerpo y los enfermeros del hospital esperan que muera”. “En Pakistán, un perro muerto y un cristiano muerto son iguales”.


Lahore (AsiaNews) – En la investigación sobre los dos primos cristianos del Punjab acusados de blasfemia, “hay varias irregularidades”. Es lo que denuncia Aneeqa Maria, la abogada de Patras y Sajid Masih. El primer joven, de 17 años, fue arrestado, acusado de insultar al islam; el segundo, su primo, de 24 años, se encuentra internado en un hospital de Lahore tras haberse arrojado desde el cuarto piso de la comisaría, para tratar de huir de los abusos de la policía durante el interrogatorio.

El 9 de marzo pasado, la mujer, activista de The Voice Society, participó en la huelga de hambre convocada por Rwadari Tehreek, el Movimiento por la tolerancia, frente a la Asamblea provincial. En cuanto a las condiciones de salud de Sajid, María hace saber que “casi todos los huesos de su cuerpo están rotos. Los funcionarios de la FIA [Federal Investigation Agency que está a cargo del caso -ndr], careciendo de toda vergüenza y piedad, le extrajeron una declaración por la fuerza, incluso después de que él sobrevivió, a pesar de su insistencia en poder acceder a un letrado. Ni siquiera se le mostró una copia de esa declaración. Algunos enfermeros del hospital incluso están rezando para que muera el “churha” (miembro de una casta inferior)”.  

La abogada cristiana denuncia que “los miembros del comité de la FIA tomaron las huellas digitales del sospechoso de blasfemia que había sido detenido. El Ministro del Interior Ahsan Iqbal, que ha ordenado la apertura del caso, no tuvo tiempo para reunirse con nosotros. Todo esto es muy preocupante. Las familias pobres no pueden luchar contra agencias federales poderosas”. La mujer prosigue contando que “desde que sucedió la tragedia, todos hemos estado alzando la voz, pero las autoridades no nos escuchan. Ante nuestros reclamos se nos responde con falsas promesas de investigaciones”. “En este país –afirma, en conclusión- un perro muerto y un cristiano muerto son iguales”.