Papa: Cristo murió gritando su amor por cada uno de nosotros, por los jóvenes y los ancianos, santos y pecadores

En la celebración del Domingo de las Ramos, que coincide con la celebración de la 33° Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Francisco hace notar “la alegría suscitada por Jesús” en los jóvenes y el “fastidio” y la “irritación” que ésta provoca en muchos, hasta manipular a las multitudes y hacerles gritar “¡Crucifícalo!”. Hay muchos modos para hacer que los jóvenes estén silenciosos e invisibles. Muchos modos de anestesiarlos y adormecerlos para que no hagan ‘ruido’, para que no hagan preguntas y no se cuestionen a sí mismos”. Entregado el documento de la Reunión pre-sinodal en preparación del Sínodo de los jóvenes.


Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “Cristo murió gritando su amor por cada uno de nosotros; por jóvenes y mayores, santos y pecadores: lo dijo el Papa Francisco, en la homilía que él pronunció hoy en la misa de la celebración del Domingo de Ramos, delante a unas 40 mil personas, entre las cuales había muchísimos jóvenes. De hecho hoy se celebra a nivel diocesano la 33° Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), sobre el Tema: “No temas María, porque has encontrado gracia delante de Dios (Jn 1,30).

En la procesión de Ramos, que inició junto al obelisco de la plaza, se entrevén a diversos representantes de la Reunión pre-sinodal, que se realizó en los días pasados. Hay indios, coreanos, africanos que agitan los ramos de olivo y de palma.

En la homilía que sigue la larga narración de la Pasión del Señor de Jesús según Marcos, Francisco pone en relación “la alegría suscitada por Jesús” que entra en Jerusalén y el “fastidio y la irritación” que ella provoca en muchos.

 “Jesús entra en la ciudad rodeado por su gente, circundado por cantos y gritos ruidosos… Es el grito de hombres y mujeres que lo han seguido porque han experimentado su compasión delante de su dolor y de su miseria…”.

Pero esta alegría de hosannas resulta incómoda y se vuelve absurda y escandalosa para aquellos que se consideran justos y ‘fieles’ a la ley y a los preceptos rituales…¡Cómo es difícil poder compartir esta alegría para aquellos que confían sólo en sus propias fuerzas y se sienten superiores a los otros”.

De esta oposición nace otro grito, el “¡Crucifícalo!”.

 "No es un grito espontáneo, sino el grito armado, producido, que se forma con el desprestigio, la calumnia, cuando se levanta falso testimonio. Es la voz de quien manipula la realidad y crea un relato a su conveniencia y no tiene problema en «manchar» a otros para acomodarse. El grito del que no tiene problema en buscar los medios para hacerse más fuerte y silenciar las voces disonantes. Es el grito que nace de «trucar» la realidad y pintarla de manera tal que termina desfigurando el rostro de Jesús y lo convierte en un «malhechor». Es la voz del que quiere defender la propia posición desacreditando especialmente a quien no puede defenderse. Es el grito fabricado por la «tramoya» de la autosuficiencia, el orgullo y la soberbia que afirma sin problemas: «Crucifícalo, crucifícalo».Y así se termina silenciando la fiesta del pueblo, derribando la esperanza, matando los sueños, suprimiendo la alegría; así se termina blindando el corazón, enfriando la caridad."

Dirigiéndose justamente a los jóvenes, el pontífice dijo: “Queridos jóvenes, la alegría que Jesús suscita en vosotros e para algunos de vosotros motivo de fastidio ye irritación, porque un joven alegre es difícil de manipular…

Hacer callar a los jóvenes es una tentación que siempre ha existido. Los mismos fariseos increpan a Jesús y le piden que los calme y silencie. Hay muchas formas de silenciar y de volver invisibles a los jóvenes. Muchas formas de anestesiarlos y adormecerlos para que no hagan «ruido», para que no se pregunten y cuestionen. Hay muchas formas de tranquilizarlos para que no se involucren y sus sueños pierdan vuelo y se vuelvan ensoñaciones rastreras, pequeñas, tristes."

El Papa concluyó la homilía con un pedido a los jóvenes: “En este Domingo de ramos, festejando la Jornada Mundial de la Juventud, nos hace bien escuchar la respuesta de Jesús a los fariseos de ayer y de todos los tiempos: «Si ellos callan, gritarán las piedras» (Lc 19,40). Queridos jóvenes: Está en ustedes la decisión de gritar, está en ustedes decidirse por el Hosanna del domingo para no caer en el «crucifícalo» del viernes... Y está en ustedes no quedarse callados. Si los demás callan, si nosotros los mayores y los dirigentes callamos, si el mundo calla y pierde alegría, les pregunto: ¿Ustedes gritarán? Por favor, decídanse antes de que griten las piedras.”

Después de la celebración, algunos jóvenes han consignado al Papa las conclusiones de la Reunión pre-sinodal que se realizó en estos días. Por todos habló un joven de Panamá, sede de la próxima JMJ en 2019.

La Reunión es para preparar la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los obispos, programada para octubre de este año, 2018, sobre el tema. “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.

Introduciendo el Ángelus, antes de la bendición final, Francisco agradeció a todos los participantes y volvió sobre la JMJ: La Jornada Mundial de la Juventud de hoy -dijo- que se desarrolla a nivel diocesano es una etapa importante en el camino hacia el Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes del próximo mes de octubre, como también en el recorrido de preparación de la Jornada internacional, que se desarrollará en Panamá en enero de 2019. En este itinerario nos acompañan el ejemplo y la intercesión de María, la joven de Nazaret que Dios eligió como Madre de su Hijo. Ella camina con nosotros y guía a las nuevas generaciones en su peregrinar de fe y de fraternidad.

Que María nos ayude a todos a vivir bien la Semana Santa. Que de ella aprendamos el silencio interior, la mirada del corazón, la fe amorosa para seguir a Jesús en el camino de la cruz, que conduce a la alegre Resurrección”.

El Papa, luego, agradeció al Card. Baldisseri y a la Secretaría del Sínodo por el trabajo realizado en toda la semana y luego recitó el Ángelus con todos los fieles.